El lado glorioso de Internet según el cineasta menos pensado: Werner Herzog

El lado glorioso de Internet según el cineasta menos pensado: Werner Herzog

Por Marc Spitz
A los 73 años y con una carrera de casi 50 en su haber, el cineasta alemán Werner Herzog ha logrado alternar con gracia entre ficciones insólitas y extravagantes como Aguirre, la ira de Dios y Fitzcarraldo, y documentales incisivos y poéticos como La cueva de los sueños olvidados eInto the Inferno. Ahora, Herzog ha puesto el ojo en Internet, o como él lo llama, “la cosa”.
Con un título que es casi un spoiler, Lo and Behold, ensueños de un mundo conectado, que se estrenó ayer, sigue el rastro del ascenso de Internet desde sus desconcertantes inicios en los campus universitarios de California hacia fines de la década del 60 y ofrece hipótesis sobre su futuro y sus posibilidades de boca de los expertos, algunos de ellos temerosos y otros esperanzados. Herzog, quien dice usar de tanto en tanto Google Maps pero jamás las redes sociales, nos cuenta cómo es su relación con la tecnología, las similitudes entre las cavernas paleolíticas e Internet, y por qué prefiere no tener celular. A continuación, lo más jugoso de esa charla.
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-Tomando en cuenta algunas de las locaciones de sus películas anteriores, como la selva peruana o las cavernas del sur de Francia, me preguntaba si para usted el mundo virtual era un lugar indómito más a explorar.
-Soy una persona curiosa. Ésa es la clave de todo. Las cuevas paleolíticas del sur de Francia son también un mundo virtual, así que en realidad tiene que ver mucho con la percepción de cada uno. Internet es un fenómeno nuevo, pero es un fenómeno de tipo muy humano. Percibimos y examinamos el mundo a través de verdaderas aplicaciones, por la Web, y cuando percibimos la selva, lo que yo veo es un campo de sueños.
-Pero por algo el mundo de la Web picó su curiosidad…
-Claro, porque es una cosa totalmente nueva y abrumadoramente efectiva. Y digo “cosa” porque lo cierto es que no podemos definirla con mucha claridad. Y lo más significativo es que nadie la vio venir. Ni los pioneros de Internet la vieron venir. Ni los escritores de ciencia ficción la vieron venir. Todo llegó como una enorme sorpresa.
-Sé que usted no usa celular y que a veces consulta Google. ¿Es una especiede neófito en esto?
-No soy un completo neófito. Empecé a usar Internet muy al principio, sobre todo los mails. Pero no uso celular porque no quiero estar conectado todo el tiempo. Cuando veo a mi círculo de amigos, casi todos se quejan y dicen sentirse esclavos del celular. Exageran, pero es cierto que en parte son adictos. Así que decidí que no necesito estar todo el tiempo conectado.
-¿Y qué pasa con los adictos? ¿Deberíamos conmovernos por los adictos a Internet que aparecen entrevistados en su película?
-Son personas que se ocupan profesionalmente de la adicción a Internet y que aseguran que es tan grave como la adicción a la heroína.
-¿Lo preocupa el poder de la Web?
-Tenemos que ser conscientes de que Internet es muy vulnerable, ya sea a los ciberataques o a los desastres naturales, como las fulguraciones solares, que pueden cortar todas las comunicaciones entre sistemas terrestres. Hay que ser cuidadosos, porque no sólo nuestras comunicaciones se verían afectadas. También nuestra red eléctrica. Nuestro suministro de agua. Para mí, toda esa idea de dejar de usar dinero en efectivo es superflua. Cuando se corta la electricidad, no se puede comprar ni una hamburguesa en un local de comida rápida. Por más que uno tenga un billete de cien dólares, no pueden darte el vuelto. Más vale tener encima billetes de baja denominación o monedas.
-En la película hay un momento muy conmovedor en el que alguien dice que la Web fue diseñada para una comunidad en la que las personas confiaban entre ellas y que era impensable la idea de un ciberataque.
-O el correo basura y cosas como ésa. Internet tiene su costado glorioso. Tal como lo muestro en la película, millones de personas participaron de un video juego para descifrar la complicada química de una enzima. Las supercomputadoras más poderosas del mundo no habían podido resolverlo, pero la comunidad de videogamers puso manos a la obra para desentrañarlo y ahora ese resultado es de enorme importancia en las investigaciones contra el cáncer y el SIDA.
-¿Será la excepción a la regla?
-No, ésa es la regla. Creo que el costado oscuro es la excepción.
-¿Y el lado oscuro podría ser que Internet empiece a “soñarse a sí misma”? Ésa es la pregunta que les hace a muchos de los entrevistados en la película. ¿Usted qué piensa?
-Yo la llamo mi “pregunta von Clausewitz”. Carl von Clausewitz fue un teórico de la guerra de la época de Napoleón que dijo esta célebre frase: “A veces, la guerra se sueña a sí misma”. Siempre me pareció una observación muy profunda. Se la formulé en forma de pregunta a muchas personas y nadie me dio una respuesta concreta. A veces, una pregunta profunda es mejor que una respuesta directa. Creo que deberíamos empezar a elaborar preguntas profundas sobre lo que estamos haciendo con Internet y lo que Internet está haciendo con nosotros. Hoy por hoy, nadie tiene idea.
-En la película, entrevista al fundador de SpaceX, Elon Musk, y se lo ve entusiasmado con la perspectiva de poder viajar a Marte usted mismo.
-Pero con una cámara. Si tengo la oportunidad y me dejan ir con una cámara, me encantaría.
-¿Para hacer un documental?
-No. Tal vez desde allá vaya mandando poesía en paisajes.
LA NACION