30 Nov Drogas: proponen empezar la prevención con programas en los jardines de infantes
Por Daniel Gallo
El sostenido crecimiento del comercio mundial de drogas ilegales llevó a los organismos internacionales a llegar a un equilibrio entre el esfuerzo dirigido a la reducción de la oferta y de la demanda. Durante décadas, el peso del sistema se sustentó sólo en reducir el comercio con tácticas sobre la producción, la logística y la venta de estupefacientes. Hoy, el mundo busca quitar consumidores a ese mercado con igual fuerza que la empleada en la lucha directa contra el narcotráfico. Incluso los Estados Unidos adaptaron su estrategia al enfoque de la ONU y apuestan también a una visión enfocada desde la salud pública,
“La prevención del problema de las drogas debe empezar con programas dirigidos a niños de 5 años. También con apoyos a sus familias. La edad de inicio en el consumo baja y en consecuencia hay que trabajar antes en esa tarea, que es un proceso a largo plazo”, dijo Luis Arreaga, subsecretario adjunto de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos del Departamento de Estado norteamericano.
“El enfoque que hoy tienen los Estados Unidos es el mismo que definieron las Naciones Unidas. Las drogas deben ser consideradas un problema de salud pública y se tiene que garantizar al consumidor el acceso a tratamientos de recuperación”, indicó Arreaga en un encuentro con LA NACION en el Palacio San Martín, durante su participación en la II Conferencia Internacional de Acceso a la Asistencia Jurídica en los Sistemas de Justicia Penal.
Arreaga destacó que es intensa la relación con las autoridades argentinas y aseguró que especialistas norteamericanos colaboran aquí con la identificación de los componentes del paco. “Trabajamos muy bien con la Argentina y es muy importante continuar esa labor en los aspectos de reducción de la demanda”, dijo el representante del Departamento de Estado, quien tuvo reuniones en la Sedronar.
El funcionario norteamericano explicó también la reforma realizada en su sistema judicial para evitar el encarcelamiento por delitos menos importantes en la cadena del narcotráfico. “Hace diez años que tenemos en claro que se debe realizar un abordaje integral del problema de las drogas. Hay que equilibrar las variables de prevención y rehabilitación con los componentes policial y judicial. En los Estados Unidos avanzamos, por iniciativa del presidente (Barack) Obama, en un cambio de enfoque judicial, buscando alternativas para las ofensas menores en casos de drogas.”
Y agregó: “Antes se sentenciaban fuerte incluso ofensas menores. Pretendemos lograr un mejor equilibrio. No tiene sentido tener poblaciones carcelarias enormes por temas insignificantes. Entonces se crearon juzgados especiales de drogas. Cuando se comete un delito considerado menor, el juez tiene opciones antes de enviar a la persona a una prisión. Puede, por ejemplo, decidirse una rehabilitación en el consumo de drogas, con plazos fijos que la persona debe cumplir, y en caso de alcanzarse la meta establecida por el juez se da por cumplida la sentencia. En los Estados Unidos ya funcionan unos 3000 juzgados con esas características”.
Desde el paso inicial dado por Colorado, en 2014, otros estados aceptaron el uso recreativo de la marihuana. A Oregon, Washington y Alaska se sumaron este mes California, Massachusetts, Maine y Nevada. El gobierno de los Estados Unidos mantiene en observación la experiencia en esos distritos.
“Sobre los estados que legalizaron la marihuana, el gobierno federal se reservó la posibilidad de intervenir en caso de que se encuentren significativas variantes en una serie de puntos que están en análisis. Hay algunas preguntas ante esa situación novedosa. Por ejemplo, ¿qué sucede con el dinero generado por ese mercado? ¿Llega como antes a las pandillas? ¿Están detrás de ese nuevo comercio testaferros de narcotraficantes? ¿El mercado legal provocó cambios en el comercio ilegal? Hay que estudiar cómo evolucionan esas situaciones”, comentó Arreaga.
“También se observa qué pasa ahora con el uso de la marihuana por parte de menores, si su consumo bajó, creció o está igual que antes. Se hace foco además en qué ocurre en los estados vecinos y se pusieron en observación otras señales, como qué sucede en las salas de emergencias, qué relación tienen los accidentes de tránsito con el consumo de marihuana, y la forma en que se relaciona esta legalización con la violencia y el uso de armas”, indicó.
En los Estados Unidos el mercado ilegal de drogas ocasiona 40.000 muertes al año por sobredosis, un volumen de fatalidades superior al causado por los accidentes del tránsito. Los resultados de esas experiencias de sus estados permisivos al consumo de cannabis son esperados por especialistas de todo el mundo. Arreaga estima que no hay que acelerar las evaluaciones: “Al tratarse de la primera vez que esto se pone en análisis, se busca tener la base de datos más completa para que esa información pueda apoyar decisiones políticas. Pero sí hay que saber que la legalización de la marihuana no es la panacea”.
LA NACION