26 Nov Los 6 mitos más comunes sobre hacer ejercicio
En el mundo del fitness es común toparse con consejos o recomendaciones que en la mayoría de los casos carecen de un fundamento científico, pero que terminan convirtiéndose en creencia popular y logran perdurar en el tiempo.
Sus principales receptores son aquellas personas que comienzan a hacer ejercicio y que descubren que no sólo se trata de ponerse unas zapatillas deportivas y salir a correr, si no que además están expuestos al bombardeo de opiniones de los expertos de turno.
Pero ¿cuáles son estos mitos que uno escucha en los vestuarios de un gimnasio o en una reunión de amigos? En BBC Mundo te los contamos.
1. Es necesario hacer mucho ejercicio para estar en forma
No tiene por qué, y hay que tomar en cuenta que cada persona es diferente. “Una persona goza de un estado de forma bueno cuando se somete a un chequeó médico y le sale todo bien, lleva una alimentación adecuada, psicológicamente es estable y hace una práctica deportiva regular a nivel recreativo y lo disfruta” le contó a BBC Mundo el profesor del centro de ciencia deportiva, entrenamiento y fitness Alto Rendimiento, Juan Francisco Marco.
Bajo esta definición lo más importante es el bienestar de la persona y no tanto lograr un cuerpo súper atlético y tonificado.
Pero incluso para lograr esto último tampoco se necesita de mucho ejercicio, si no de un programa de entrenamiento regular y específico.
A fin de cuentas ya se ha comprobado que con una rutina de ejercicios intervalos de alta intensidad es suficiente con unos pocos minutos al día, tres veces por semana.
2. Es mejor hacer ejercicio en la mañana
Aquí lo más relevante es el ritmo circadiano, que es lo que marca el funcionamiento de cada individuo y su capacidad de desempeñar diversas actividades en un momento del día.
Este ritmo biológico influye en la presión de la sangre, la temperatura corporal, el nivel de hormonas y la frecuencia cardiaca, elementos que determinan la predisposición del cuerpo para hacer ejercicio.
“Va en relación con las fases de luz y oscuridad, con las estaciones del año y con las características de cada persona. No se puede extrapolar de forma general ya que es individual”, comentó a BBC Mundo el doctor Luis Franco Banfonte, secretario general de la Federación Española de Medicina Deportiva, FEMEDE.
Es por eso que si bien para algunas persona lo mejor es practicar actividad física en la mañana, para otras lo es en la tarde o noche.
Eso sí, “a partir de las nueve o diez de la noche tampoco sería muy recomendable hacer ejercicio, sobre todo de alta intensidad, porque puede afectar al ritmo del sueño y retrasar la necesidad de dormir”, advirtió el doctor Franco Banfonte.
“Esto haría que al otro día se esté más cansado y fatigado”.
3. Las zapatillas deportivas más caras son las mejores
No es de extrañar que al tener en cuenta que el pie hace contacto con el suelo unas 500 veces por cada kilómetro recorrido, cada vez haya una mayor preocupación por encontrar su zapatilla deportiva ideal: la más rápida, la más resistente, la más eficiente y la que ayude a evitar lesiones.
Pero el precio poco o nada tiene que ver con esta preocupación.
Para Roger Kerry, uno de los más reconocidos fisioterapeutas de Reino Unido y quien ha trabajado con atletas estudiando sus lesiones por más de 20 años, lo que las personas tienen que observar es si las zapatillas “son cómodas, si te sostienen el talón, si hay espacio en la parte de adelante para que el pie se pueda expandir”.
“Pero lo que más importa es si son cómodas”, reiteró. A partir de allí, cada uno puede decidir cuánto cuesta esa comodidad.
4. Tenés que comer muchos carbohidratos (o muchas proteínas, o mucha fruta)
Lo primero es que no hay una dieta perfecta para hacer ejercicio.
La fórmula de 60% de carbohidratos, 20% de grasas y 20% de proteínas parece ser la más recomendada por los especialistas, pero estas cifras no se pueden tomar como algo absoluto.
Esa receta puede que sea la ideal para un individuo, pero para otro le puede convenir la de 40-30-30.
“En la parte de la nutrición se trata de buscar la receta milagrosa, el nutriente milagroso o el suplemento milagroso que nos haga mejorar el rendimiento, pero lo que necesita el deportista es conocerse mucho más para entender qué alimentos le funcionan mejor en cada momento y en cada situación”, le dijo a BBC Mundo Javier Guerrero, responsable de planificación nutricional de Instituto de Nutrición Deportiva, IND, en España.
Estas variables pueden también ser muy diferentes dependiendo de la cantidad de entrenamiento y el tipo de ejercicio que se realiza.
5. El sudor siempre es bueno para el ejercicio
Sudar forma parte de nuestra vida diaria, pero los niveles de sudoración varían dependiendo de cada persona.
Y no siempre que se suda significa que uno está haciendo el ejercicio de la manera correcta.
Tampoco quiere decir que estemos adelgazando, ya que “en términos prácticos, sólo se pierde agua”, explicó el doctor César Kalazich, especialista de Medicina Deportiva Clínica MEDS, en Chile.
“La sudoración no es un proceso que gaste suficiente energía para hacer perder peso consistente o adelgazar”.
Su función como mecanismo de termorregulación es muy importante, además que ayuda limpias impurezas en el cuerpo, pero hay que tener cuidado ya que el líquido que se pierde se deben reponer, o por lo menos una parte.
6. Es necesario estirar antes de hacer ejercicio
Es recomendable, pero no es crucial y depende de la intensidad con la que se vaya a hacer el ejercicio.
También hay que tomar en cuenta el tipo de estiramiento que se realiza, ya que hay algunos que son mejores para antes de que se realice la actividad física y otros para después.
“El estiramiento sí beneficia pero depende de qué momentos, qué intensidades y de qué tiempos”, dice Juan Francisco Marco, del centro Alto Rendimiento.
El profesor explica que para el calentamiento se recomiendan los estiramientos dinámicos, que implican mayor actividad muscular, mayor coordinación y mayor agilidad, mientras que para después son los estáticos, en el que hay apenas actividad muscular y articular, por lo que se reduce la tensión y se relaja más el músculo.
LA NACION