Sergio Cortés: “Lo saludé a Michael, y no me salían las palabras”

Sergio Cortés: “Lo saludé a Michael, y no me salían las palabras”

Por Daniela Aguinsky
Era la época en la que la serie Fama copaba la televisión y Sergio Cortés usaba una larga melena enrulada, ropa negra y cadenas. Como a tantas celebridades, al llamativo adolescente “lo descubrieron” mientras caminaba por las calles de Barcelona volviendo del colegio secundario. Su descubridor no era un cazatalentos, pero sí un periodista, que al ver el parecido físico del joven con Michael Jackson, encontró su próxima nota.
El hombre le ofreció a Sergio, de 16 años, caracterizarse como el Michael de ese momento, el de Bad, y contar un poco de su vida. El resultado llamó la atención de unos suizos, encargados de la promoción del perfume del Rey del Pop, que lo contrataron para hacer presencia en eventos.
“Me parecía un buen trabajo, y encima me regalaban perfume”, reflexiona casi tres décadas después, en Buenos Aires, mientras se caracteriza con un delineador frente al espejo.
El parecido físico es sorprendente, y el español se lo debe todo a la genética. Dice no haber pasado por el quirófano, y que con un poco de maquillaje le basta. Sergio presenta esta noche en el Gran Rex un tributo a Jackson, con localidades agotadas, y repetirá el viernes en Salta y el sábado en Tucumán. Con su grupo de bailarines italianos, al que se sumaron algunos locales, Cortés homenajeará a su ídolo con un repertorio que va desde los hits de Off the Wall hasta algunos inéditos que se conocieron luego de su muerte, en 2009.
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Cortés atribuye el parecido de su voz a la del creador de Thriller a “ las casualidades de la vida”, aunque no sea eso lo único que el español tiene en común con su imitado. Al igual que Jackson, Cortés es noctámbulo y tiene problemas para dormir. Es séptimo hijo (aunque de un total de ocho, en vez de nueve), y bromea diciendo que le falta una Janet Jackson como la más joven del clan. Su madre, cantante andaluza de sevillanas, comenzó como cantante de iglesia, al igual que la religiosa madre de Michael, Katherine. Además, él mismo dice que si viéramos su departamento de Barcelona, donde vive con su pequeñita yorkshire Zafi, nos sorprendería la cantidad de peluches y juguetes coleccionables (de Big Jim y Masters del universo) que posee en sus habitaciones. “Hay muchas cosas que tenemos en común. Soy muy extraño, no soy de pareja. De más chico sí lo era, pero me cerré. Me gusta dar el cariño en la amistad”, dice, a sus 45.
Por eso, no es extraño que haya sido comparado con Jackson desde pequeño. “Recuerdo que mis hermanos mayores escuchaban de todo, incluso al Michael que daba sus primeros pasos en la música. Mi madre me decía que yo le recordaba a Michael. En la época de Thriller, en la escuela, las chicas de clase me decían que me parecía. Era mi ídolo y me gustaba”, dice. Tiempos en los que descubría ya el canto y el baile, junto a sus hermanos, con los que imitaban a los Jackson 5, al Ballet Zoom de España y a Luis Aguilé.
Anécdotas le sobran. En su primer año de iniciado en el mundo del espectáculo le llegó la propuesta de ir a Nueva York. Se presentó en el Central Park, y estuvo tres días encerrado en un hotel sin poder salir por la cantidad de gente que se amontonó en la puerta. La similitud era tanta, que llamó la atención del verdadero Jackson, quien lo contrató para distraer a la gente cuando se casó con Lisa Marie Presley en 1994. Luego, en 1997, volvió a contratarlo para que saludara desde el balcón de un hotel. Fue entonces cuando se cruzó con la estrella, por única vez. “Cuando lo saludé a Michael, no me salían las palabras. Estaba muy feliz”, recuerda. Y enseguida se entristece al recordar el shock que le produjo la muerte del cantante.
Fueron tres años de silencio. Se cortó el pelo, tiró todo su vestuario y se dedicó a hacer dibujos animados para Disney y otras productoras, actividad que había adoptado durante los años en los que Jackson era criticado y enjuiciado por abuso de menores. Pero el tiempo pasó, y Cortés decidió volver a calzarse los zapatos del “moonwalk”. ¿Hasta cuándo? Hasta que le dé la voz… y el parecido.
CLARIN