Los secretos de la gente con todo el tiempo del mundo

Los secretos de la gente con todo el tiempo del mundo

Por Laura Vanderkam
K. J. Dell’Antonia tiene muchas cosas en danza en su vida. Como columnista y editora de la sección Bienestar de la Familia del diario The New York Times maneja otros colaboradores y contenido casi contante. Tiene cuatro hijos que juegan al hockey sobre hielo. Esto involucra mucho viaje los fines de semana, tiempo en canchas de hielo y tiempo en las playas de estacionamiento de esas canchas. “He hecho más entrevistas de fuentes desde playas de estacionamiento de canchas de hockey de las que pueda contar” dice.
Pero Dell’Antonia se niega a responder a preguntas sobre cómo anda su vida con la palabra “ocupada” Se niega a sentirse ocupada. “No voy a dejar que esa sea la manera que vemos nuestra vida” le dice a Fast Company. Le gusta sentirse tranquila y que donde está ahora es donde tiene que estar.
Esta no es una actitud común entre gente como Dell’Antonia. Cada año Gallup interroga a estadounidenses sobre el stress por el tiempo. Cosa nada sorprendente, la gente con empleos es más proclive a decir que le falta tiempo para cosas que quiere hacer (61%) versus los jubilados y otros que no están trabajando (32%). Del mismo modo, la gente que tiene hijos en la casa siente más stress por el tiempo (61%) que la gente sin chicos (42%).
Pero cuatro de cada 10 personas que trabajan o que tiene chicos, dicen que tienen suficiente tiempo para las cosas que quieren hacer. Estas son sus estrategias para sentir que tienen todo el tiempo del mundo.
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SEA CLARO RESPECTO DE QUÉ ES LO QUE LE IMPORTA
Damon Brown lanzó dos startups en el año que fue el principal encargado de atender a su hijo en la primera infancia. “El primer paso es comprender que todo lo que hay que hacer se hará” dice Brown, que es autor de la serie de libros The Bite-Sized Entrepreneur. “Nos metemos en problemas cuando hacemos que todo en la vida sea prioridad”.
Todos los días se pregunta qué tres cosas quiere hacer para avanzar hacia sus metas. Precisar sus prioridades le permite concentrarse, lo que lo ayuda a completar esas tres prioridades relativamente rápido. “También me ayuda a calmarme y ver todo lo hecho fuera de eso como adorno de la torta. “De hecho habitualmente me calma lo suficiente como para dedicar un poco de tiempo también a las prioridades extra”.

NO LLENE EL TIEMPO
La gente a veces también le abre las puertas al stress por el tiempo, dice Jeff Kavanaugh, socio principal de la firma Infosys Consulting y profesor adjunto de la Universidad de Texas en Dallas, cuya carrera ha involucrado asesorar a muchos ejecutivos ocupados. “Tratan su tiempo como una invitación abierta a los compromisos -explica- atraídos por su deseo de agradar a la gente o el temor de perderse algo y le restan importancia al límite de su capacidad hasta que los compromisos -y el stress- se acumulan”.
Hay que aprender a abrazar una paradoja: el tiempo es precioso y abundante. Para tener el tiempo que necesita para las cosas que quiere hacer, tiene que ser implacable respecto de no llenar el tiempo de cosas que no le interesan.
Abbie Dukenckel abraza esta filosofía. Tiene dos empleos de tiempo parcial y es la principal encargada de su hija de 2 años. Pero se siente relajada respecto del tiempo en parte porque disfruta del tiempo libre que tiene. La mayoría de las noches “entre las 9 y la medianoche habitualmente hago lo que quiero”. Mucha gente llena este tiempo con las redes sociales. No es el caso de Duenckel. “Prefiero tener este tiempo para relaciones cara a cara o charlas telefónicas” dice. También se da largos baños.
Si quiere sentir que tiene todo el tiempo del mundo, pruebe no encender la TV, el teléfono o la computadora alguna noche. Vea lo lento que pasa el tiempo si simplemente sale a mirar las estrellas.

NO CORRA
Dell’Antonia dice que solía llegar tarde frecuentemente, lo que significaba que siempre andaba a las corridas. Superó esa costumbre aprendiendo a contar hacia atrás desde la hora en que tenía que estar en alguna parte, estimando con precisión cuanto llevaría cada paso. (Consejo: meterse ene l auto con cuatro chicos lleva más de 15 segundos). También aprendió a “no tratar de encajar esa última cosa, el ‘síndrome de sólo voy a vaciar el lavavajilla antes de salir'”, dice. “Me encanta saber que tenemos tiempo de detenernos para cargar nafta. Me encanta mirar el reloj en el auto y no calcular desesperadamente si tenemos tiempo de llegar en seis minutos y si el reloj quizás está adelantado un minuto”, se entusiasma Dell’Antonia. “Te da una gran sensación de calma”.

ESTÉ DONDE ESTÁ
Jeff Heath dirige Matrix Applied Technologies, que fabrica y vende equipo que se instala en grandes tanques de almacenado de petróleo y petroquímicos. Esta línea de trabajo lo obliga a viajar frecuentemente desde su hogar en Tulsa hasta una instalación industrial cerca de Seúl y una oficina regional cerca de Sydney. Pasó 90 de las primeras 270 noches de este año en viaje.
Mantiene su productividad y su matrimonio con una estrategia simple. “Suena remanido, pero realmente trato de estar concentrado en lo que estoy haciendo” dice. “En mi vida laboral, el trabajo es como el liquido y se expande para ocupar todo el espacio disponible si lo permito. Siempre hay más para hacer de lo que se puede”. Y por tanto, dice “tuve que tomar la decisión consciente de “no trabajar”, lo que es difícil para un obsesivo del trabajo. Pero, como mínimo, ha mejorado mi vida”.
Heath controla su tiempo hora por hora para poder rendir cuentas. Cuando está de viaje sus registros muestran que puede llegar a trabajar 70 horas por semana, pero cuando está en casa el trabajo puede llevarle 30 horas, ya que se concentra en su familia.

TRATE DE DISFRUTARLO
Podemos elegir cómo pensamos en nuestro tiempo. Si hablamos de lo enloquecidos y ocupados que nos sentimos podemos reforzar la sensación de que el tiempo es escaso, ¿pero con qué objetivo? Dice Duenckel: “Todos están estresados. Todos están ocupados y no tiene sentido competir porque eso es tonto y no ganamos nada con ello”
En vez de quejarse del tiempo que gasta en manejar el auto a partidos de hockey, Dell’Antonia no sólo asume una visión amplia de las cosas (está agradecida por tener cuatro hijos activos y sanos), opta por apreciar los pequeños beneficios. “Esto trae muchas alegrías”, explica. “Pasar tiempo con otros padres cuya visión puede expandir la mía, largas charlas en el auto con los chicos, tiempo para escuchar comentarios en internet, la oportunidad de explorar nuevos pueblos pequeños cercanos al nuestro y, por supuesto, nuevas playas de estacionamiento. Elijo apreciar todo eso”.

DEJAR DE AFERRARSE
Algunos días simplemente no van a ser productivos. Y eso está bien. Una vida calma efectiva se construye al largo plazo. Brown se da “días mínimamente viables” cuando no se siente productivo. Basado en el concepto de “producto mínimo viable”, esto significa que sólo hace lo que tiene que suceder sí o sí. “Luego de un día mínimo estoy listo más que nunca para hacer cosas”, dice.
Dejar de aferrarse también significa reconocer que mucho de lo que causa stress por el tiempo no importa. Duenckel ha advertido que con una hija de 2 años “no tiene sentido estar levantando juguetes del suelo una y otra vez todo el día”. Mejor dejarlos allí y disfrutar el tiempo con su hija. Más en general en su vida entiende que “no puedo hacer todo. No se espera que haga todo y el mundo no depende de que yo haga todo”.
La cuestión de fondo es: si no se toma demasiado en serio, es fácil sentir que tiene todo el tiempo del mundo.
LA NACION