Día Mundial de la Diabetes, una epidemia que apunta directo al corazón

Día Mundial de la Diabetes, una epidemia que apunta directo al corazón

Por Víctor Ingrassia
“Cuando me diagnosticaron diabetes hace ocho años pensé lo peor, ya que es una enfermedad que no tiene cura. Me sentí muy mal y necesité mucha ayuda familiar y profesional”, comienza a relatar Alejandro Reyes, de 55 años que vive en Lanús.
“Empecé con varias dosis de insulina, pero aunque me esforzaba mucho con las inyecciones, tenía problemas para dármelas, por lo que el control de mi diabetes se tornaba frustrante y agotador, así que cuando me hablaron de la bomba de insulina, me alegré muchísimo y estuve dispuesto a probarla”, prosigue Alejandro.
Durante muchos años, Alejandro no supo que padecía diabetes. Sentía cansancio, sensación de malestar en el estómago y vómitos, mucha sed e infecciones en la piel que no se le curaban. Al final, decidió ir al médico, que en un exámen de glucemia le diagnosticó la enfermedad.
Al igual que Alejandro, millones de argentinos no saben que tienen diabetes, una enfermedad crónica que se origina porque el páncreas no sintetiza la cantidad de insulina que el cuerpo humano necesita, la elabora de una calidad inferior o no es capaz de utilizarla con eficacia.
La insulina es una hormona producida por el páncreas y su principal función es mantener los valores óptimos de glucosa en sangre. Permite que la glucosa entre en el organismo y sea transportada al interior de las células, en donde se transforma en energía para que funcionen los músculos y tejidos. También colabora a que las células almacenen la glucosa hasta que su utilización sea necesaria.
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En las personas con diabetes hay un exceso de glucosa en sangre (hiperglucemia) ya que no se distribuye de la forma adecuada. Los especialistas advierten que, si los pacientes no siguen el tratamiento adecuado los tejidos pueden acabar dañados y se pueden producir complicaciones muy graves en el organismo.
“Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR – 2013), elaborada por el Ministerio de Salud, en la Argentina el 9,8% de los mayores de 18 años presenta diabetes, en comparación del 8,4% del año 2005. Si consideramos la fuerte asociación que existe entre la obesidad y la diabetes tipo 2, en esta misma encuesta se observó que la obesidad pasó del 14,6% al 20%, en los mismos años. Números que no dejan de alarmar”, explicó el doctor Ricardo Rey, médico cardiólogo y vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).
Esta enfermedad, cuya incidencia es cada vez mayor y que además de poseer un importante componente genético, se encuentra íntimamente relacionada con la mala alimentación, la obesidad, la falta de actividad física y el sedentarismo.
“Una persona con diabetes que no se diagnostica o que no está debidamente tratada, con el tiempo tiene incrementado su riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, ataques cerebrovasculares, ceguera, insuficiencia renal y/o amputación de miembros inferiores”, indicó el especialista.

Diabetes y enfermedad cardiovascular
“La importancia que adquiere la enfermedad cardiovascular en los pacientes diabéticos es fundamental. Se sabe que dos tercios de las muertes en los diabéticos son de origen cardíaco, y que la diabetes tienen duplicado ese riesgo”, precisó Rey y destacó que por eso es muy importante diagnosticar la enfermedad a tiempo, ya que uno de cada dos cada 2 pacientes con diabetes no tiene diagnóstico.
El doctor Gabriel Waisman, jefe de Clínica Médica del Hospital Italiano de Buenos Aires fue concreto para alertar del riesgo cardíaco en personas con diabetes: “El diabético es un paciente con daños vasculares y arterias envejecidas”.
“El riesgo cardiovascular es la probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular en un período de tiempo que va de los 5 a 10 años. Esto incluye la posibilidad de contraer enfermedades arterioscleróticas como cardiopatía isquémica, enfermedad vasculocerebral y arteriopatía periférica”, indicó a LA NACION el doctor Waisman, que también es jefe del Departamento de Hipertension Arterial de la misma institución médica.
El experto explicó que la diabetes genera alteroesclerosis acelerada, dado que la edad arterial es más elevada, y el paciente con ello tiene menos expectativa de vida, lo que generará una enfermedad coronaria (infarto).Así, las estadísticas indican que el 75 % de los pacientes diabéticos se mueren por una enfermedad coronaria. Además tienen más presión diferencial (la distancia en la mínima y máxima), con arterias duras y menos flexibles.
“El envejecimiento arterial precoz es parte fundamental del daño vascular y cardíaco asociado a la diabetes. La rigidez de las arterias y el incremento de la presión arterial (más sistólica y menos distólica) producen sobrecarga del ventrículo izquierdo, hipertrofia cardíaca e isquemia miocárdica.
El futuro del tratamiento en el paciente diabético debe contemplar estrategias y fármacos que actúen sobre estas alteraciones”, estimó Waisman. En los últimos 20 años se ha logrado disminuir las complicaciones cardiovasculares en los pacientes diabéticos gracias a la disminución de varios factores de riesgo, como la hipertensión y el colesterol, además de un mejor control de la glucemia.
En relación con esto, en los últimos años se han desarrollado una serie de fármacos que son efectivos para mantener la glucemia (el azúcar en la sangre) dentro de valores normales, sin producir descensos muy importantes que puedan ser nocivos para los pacientes.
Entre estos se destacan los que se conocen técnicamente como inhibidores de DPP4, los análogos de GLP1 y los inhibidores de SGLT2. Por ejemplo, la aparición el año pasado de nuevas moléculas como la empagliflozina, que logró bajar un 38% la mortalidad al año y la internación en un 35% a los tres meses.

Cambios en el estilo de vida
“La diabetes es uno de los principales factores de riesgo cardiovasculares en el mundo, se transformó en pandemia gracias al avance de otros, tales como el sobrepeso, obesidad y sedentarismo. En el año 2012, fue la causante directa de un millón y medio de muertes en el mundo y se calcula que aumentarán en un 50% en los próximos 10 años”, afirmó el doctor Carlos Reguera, médico cardiólogo y jefe de Cardiología y Medicina Preventiva en el Instituto de Neurociencias Buenos Aires (Ineba).
No posee cura, pero sí ofrece la posibilidad de un tratamiento efectivo y eficaz, que ayuda al paciente a prevenir posibles complicaciones.
“La incidencia de diabetes a nivel mundial está en franco aumento y continuará esta tendencia a menos que adoptemos medidas preventivas. Una gran proporción de los casos son prevenibles. Medidas simples relacionadas con el cambio de estilo de vida han demostrado ser sumamente efectivas para prevenir o retrasar la aparición de la diabetes de tipo 2. El mantenimiento de un peso adecuado, la realización de actividad física en forma periódica y una dieta saludable pueden reducir el riesgo de padecerla”, indicó Reguera.
La médica endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía, explicó que desde hace pocos años se conoce que la flora intestinal se enferma por la mala alimentación, ya que se liberan moléculas hacia nuestra sangre llamadas lipopolisacáridos que alteran el receptor de la insulina.
Y agregó: “Cuando la grasa abdominal comienza a aumentar por el exceso de, especialmente de harinas y azucares, se eliminan como una verdadera glándula endocrina, sustancias denominadas citoquinas que afectan directamente el receptor a la insulina”.
“Por todo lo dicho, vemos al paciente en las diferentes etapas que lo conducen a la diabetes tipo 2 a lo largo de muchos años y podemos evitarlo si analizamos cada uno de los motivos de la insulinoresistencia. Uno por vez, porque si solo vemos una sola parte del problema, no vamos a revertirlo, y sabemos que la gran cantidad de pacientes que comienzan su camino hacia la diabetes, inevitablemente terminan en esta patología, con las complicaciones que son conocidas: retinopatía, nefropatía, coronariopatía”, aclaró la especialista.
Según estimaciones actuales, más de 400 millones de adultos en todo el mundo padecen diabetes, frente a los 108 millones de 1980. La prevalencia de diabetes a nivel mundial se ha casi duplicado desde ese año a hoy, pues ha pasado del 4,7% al 8,5% en la población adulta.
Aproximadamente la mitad de las muertes atribuibles al aumento sostenido de glucosa en sangre (hiperglucemia) tienen lugar antes de los 70 años de edad. Para el año 2030 la diabetes será la séptima causa de mortalidad, según los últimos estudios.

Los distintos tipos de diabetes
Diabetes de tipo 1: también llamada insulinodependiente, se inicia en la infancia o en jóvenes (10 % de los casos,) este tipo de diabetes se caracteriza por una producción deficiente o nula de insulina, por ende los pacientes requiere la administración diaria de esta hormona.
Diabetes de tipo 2: también llamada no insulinodependiente o del adulto. La mayoría de los casos mundiales están representados por este tipo de diabetes (90 % de los casos) y se debe en gran medida al sobrepeso, obesidad y sedentarismo, entre otros.
Diabetes gestacional: se caracteriza por las hiperglucemias que aparece durante el embarazo. Tanto las embarazadas, como sus hijos, tienen mayor riesgo de padecer diabetes en el futuro.

Los factores que predisponen a la diabetes
Ser mayor de 50 años,
Sedentarismo,
Tener sobrepeso u obesidad,
Contar con antecedentes familiares de diabetes (padre, madre, hermanos),
Hacer uso abusivo de medicamentos (Ej. Corticoides),
Mantener una dieta insana (Ej. rica en azúcares),
Sufrir de hipertensión y dislipémias,
Mujeres con diagnóstico de ovarios poliquísticos,
Mujeres cuyo niño al nacer pesó más de 4 kilos,
Enfermedades graves (Ej. Pancreatitis)
LA NACION