09 Nov A Curry no lo asustan los récords ni el ridículo
Por Facundo De Palma
La frase “del ridículo no se vuelve”, atribuída a Domingo Faustino Sarmiento, no está en la órbita de Stephen Curry. Si hay algo que le genere menos temor al base de Golden State Warriors es, precisamente, el prurito del “qué dirán”. Y en su planeta, mandan el desprejuicio y una confianza que atormenta. El viernes no sólo había fallado sus diez intentos de triples en la derrota contra Los Angeles Lakers (un equipo mediocre en esta temporada), sino que la consecuencia de esa noche negra había sido el final de una racha voraz de 157 partidos consecutivos marcando al menos un tiro de tres puntos.
Tres días más tarde, al reencontrarse con su gente en el Oracle Arena de Oakland, apeló al ridículo aunque para sus rivales: desató un vendaval de tiros a pie firme, saliendo de una cortina, de siete metros y medio, de ocho metros y medio, después de patear la pelota (literal) y con fintas que hicieron derivaron en cuatro vuelos de los defensores que, desesperados, trataban de bloquear sus lanzamientos.
Curry, el 7 de noviembre de 2016, se apropió del récord de triples convertidos en la NBA, con 13. En realidad, se lo quitó a sí mismo para ser el rey del triple sin tener que compartirlo ya, como le sucedió en la marca de 12 conversiones que tenía junto con Kobe Bryant y Donyell Marshall.
El viernes había vuelto a ser un terrestre que se podía permitir no anotar un triple después de 721 días, ya que aquella racha de 157 juegos con al menos una conversión de larga distancia se había iniciado el 13 de noviembre de 2014. Cualquier mortal hubiera sido más prudente en su siguiente aparición. La rentrée de Curry fue bestial, demoledora, para no dejar dudas. Fue en el triunfo 116-106 de los Warriors contra New Orleans Pelicans (de los peores en la liga), encuentro en el que Steph aportó 46 puntos (3 de 9 en tiros 2 y 13 de 17 en tiros de 3), cinco rebotes y cinco asistencias en 35 minutos.
Curry nació en Akron, Ohio, la misma ciudad que LeBron James, cuando su padre Dell jugaba para los Cleveland Cavaliers. Precisamente que su papá fuera basquetbolista profesional fue un puntal en su crecimiento. Y hay registros de videos de un pequeño Stephen, con apenas 12 años, sacando a pasear a su propio viejo en un picado con otros chiquilines.
Para probar que lo suyo era el desparpajo, en su época de universitario en el Davidson College (en Carolina del Norte, el mismo estado en el que se graduó como estrella de la NCAA un tal Michael Jordan), además de encender redes con sus lanzamientos se permitió, con un grupo de amigos, protagonizar un programa con muchas bromas y música de rap. Fue en su último año de college; se llamaba The Davidson Show (nada original, por cierto), y allí este mestizo, lejos de mostrarse tímido, era uno de los principales bromistas.
Lo co-protagonizó con otros amigos universitarios, compañeros de equipo, que lejos estuvieron de seguir el aura de la estrella. Una de sus últimas intervenciones como youtuber fue en 2009: coincidió con el momento en el que se declaró elegible para el draft de la NBA, y para ello Curry envió un email a todo el colegio para que vieran el lanzamiento. Tuvo cerca de 500 mil visitas en esos días (en la actualidad ronda las 970 mil). ¿Cómo era la performance musical de Steph y sus amigos? Deplorable, por cierto.
Pero ese costado atrevido se traspola a la cancha. Y tiene la ayuda de un coach como Steve Kerr que, como buen tirador que fue en su época de jugador, colabora con el desarrollo de Curry para hacerlo más temible aún. De hecho, desde este año incorporó una nueva rutina de entrenamiento en la que el base se queda después de hora y siempre está forzado a lanzar sus tiros con dos defensas (asistentes de Kerr) encima. El trabajo no se termina hasta que el base convierte 21 lanzamientos.
En la actual temporada, Steph comparte cartel con otra mega estrella con chapa de MVP: Kevin Durant. El ex Oklahoma City Thunder, de hecho, KD acumuló, en los primeros siete partidos de los Warriors, mejor promedio goleador que Curry (28,9 contra 26,4). Pero la primera noche estelar de la pareja en el año fue para el base.
Además de los récords ya mencionados (los 13 triples y los 157 partidos seguidos anotando al menos uno), también ostenta las plusmarcas individuales en la NBA de mayor cantidad de triples encestados en una temporada (402, en la 15/16) y los puntos marcados en un tiempo suplementario (17). Dueño de tiros increíbles en distancias imposibles para un jugador normal, es un base con pocas asistencias (6,8) y un defecto que bien explica su principal virtud: su eficacia en tiros de tiros de entre 7,6 y 8,8 metros (la línea de triples en la NBA está a 7,24 metros) es del 49%; y en lanzamientos de entre 4,5 y 7,3 metros, dentro de la zona de dos puntos, baja a 42%. Es decir: más lejos, mejor.
CLARIN