09 Nov El empresario impulsivo que desafió todos los pronósticos
Por Carolina Brunstein
Impulsivo, excesivo y con un ego desbordante, Donald Trump desafió todos los pronósticos y se impuso como un duro adversario de la muy preparada Hillary Clinton, a pesar de su absoluta inexperiencia política. Con discursos corrosivos que bailaron al son de las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses, el magnate republicano de 70 años se convirtió en la voz del cambio para millones de personas. Antes de lanzar su campaña en junio de 2015, el empresario era sobre todo conocido por su inmensa fortuna, sus hoteles de lujo, campos de golf y casinos que llevan su nombre, sus divorcios de revista y por ser el animador estrella del reality show “The Apprentice” (“El Aprendiz”).Todo eso lo hizo una cara conocida para los estadounidenses. Aunque nunca ocupó un cargo público, demostró ser un formidable animal político, el millonario héroe improbable de la clase trabajadora, prometiendo “devolver a Estados Unidos su grandeza”. Se atreve a decir de todo, sin filtros. Denuncia un sistema político “manipulado”, acusa a funcionarios de “corruptos” y en su opinión los medios “envenenan el espíritu de los estadounidenses”. Con una honestidad brutal y a veces pueril, ofrece soluciones simples a problemas complejos: para detener la inmigración clandestina quiere construir un muro en la frontera mexicana, que deberían pagar… los mexicanos. Habla de expulsar a los 11 millones de indocumentados, en su mayoría latinoamericanos. Y promete devolver empleos a Estados Unidos renegociando acuerdos comerciales internacionales.
En un presente marcado por el temor a atentados, propone prohibir la entrada al país de inmigrantes de naciones con “una historia probada de terrorismo”. Meses atrás recibió una lluvia de críticas luego de decir que rechazaría a todos los musulmanes extranjeros.
Arrogante, carismático, rudo y a veces simpático, maneja un ego que no reconoce fronteras. “Todo el mundo me ama”, repite con frecuencia. Con el jopo rubio que ya es una marca personal, sus trajes siempre impecables, su retórica afilada, fascina y horroriza a la vez. Y aunque se mostró incómodo en los tres debates presidenciales, sus seguidores quieren creer en él. Provocador, durante la campaña, insultó a mujeres, musulmanes, latinos y maltrató a los afroamericanos. No tuvo reparo en llamar “violadores y narcotraficantes” a los mexicanos. Aunque en el último tramo salió a pedirles el voto.
Trump ha fustigado continuamente a Hillary Clinton, a quien tildó de “corrupta”, y se ha enfrentado a los líderes republicanos que han mostrado diferencias con él tanto en estilo como en contenido. Pero lo cierto es que, si al comienzo de la campaña por las primarias republicanas pocos apostaban por él, en pocos meses despedazó a otros 16 candidatos.
Sus posturas inestables son coherentes con una trayectoria política errática: fue demócrata hasta 1987, luego republicano (1987-1999), miembro del partido de la Reforma (1999-2001), demócrata otra vez (2001-2009) y ahora nuevamente republicano. Aunque a lo largo de la campaña se enfrentó a líderes históricos del partido. Tanto, que muchos de ellos se negaron abiertamente a votarlo.
Las últimas semanas de campaña estuvieron marcadas por los escándalos: Trump tuvo que salir a pedir disculpas públicas después de que en octubre saliera a la luz un video de los años 90 en el que hacía comentarios vulgares y lascivos y alardeaba de meter mano a mujeres, que lo dejaban hacer “cualquier cosa” porque él era rico y poderoso. Cuando una decena de mujeres lo acusaron de abusos sexuales en el pasado, las tachó a todas de mentirosas. Y para defenderse, cuando los sondeos daban ventaja a Hillary, sacó ala luz las infidelidades de Bill Clinton.
Dueño del imperio inmobiliario que inició su padre, el lujo es parte central en su vida. Con su esposa Melania, una exmodelo eslovena de 46 años, y Barron, el hijo de ambos que tiene 10 años, vive en un penthouse triple en la cúspide la torre Trump en Manhattan –un verdadero mini Versalles– y se desplaza en un Boeing 757 privado, con su apellido estampado en letras gigantes, el mismo que usó para sus actos de campaña. Sus hijos mayores, Ivanka, Donald Jr, Eric y Tiffany, son sus principales pilares. Todos se han involucrado al máximo en la campaña de su padre.
Trump nació el 14 de junio de 1946 en el barrio neoyorquino de Queens. Era el cuarto de cinco hijos de una familia rica. Cuando tenía 13 años, sus padres, Frederick y Mary Trump, lo enviaron a una academia militar para que aprendiera disciplina, ya que era un chico difícil. Estudió en la Universidad de Fordham y en la prestigiosa escuela de negocios de Wharton de la Universidad de Pennsylvania.El padre de Trump, hijo de inmigrantes alemanes, se hizo millonario con sus negocios en la construcción.Donald asumió en 1974 la dirección del negocio familiar, lo rebautizó como Trump Organization y se dedicó a invertir en hoteles, casinos, campos de golf y departamentos de lujo.
Además, es un apasionado del espectáculo: le encanta la lucha libre y hasta 2015 fue copropietario de los concursos Miss Universo y Miss Estados Unidos.
Dice que nunca ha bebido, fumado ni usado drogas. Reconoce ser un obsesivo con los gérmenes, que prefiere no darle la mano a nadie. Será difícil para alguien que está por convertirse en presidente.
CLARIN