01 Oct Cómo crear un superhéroe
Por Cristina Macjus
uando llegaba el momento de irse a la cama, el niño Marv reescribía mentalmente los cómics que había leído durante el día, inventando nuevos argumentos y superpoderes. De grande, Wolfman se convirtió en un escritor que ha trabajado en las editoriales de cómics más importantes y se ha dado sus buenos gustos, por ejemplo, participar en la reinvención de Lex Luthor,el enemigo de Superman, en la versión que lo convirtió en un hombre de negocios: “Desde chico me molestaba que a Luthor, que se suponía que era un gran villano, se lo presentara siempre igual: en cada episodio aparecía en prisión, se escapaba, conseguía un robot gigante o algo por el estilo, y al final Superman lo enfrentaba y lo vencía. Y yo no dejaba de pensar que Luthor tenía que ser más interesante que eso. Por un tiempo breve DC Comics lo puso en un supertraje y yo no estuve para nada de acuerdo. La razón es que es obvio que Superman siempre va a ser más fuerte que Luthor. El poder de este villano es su cerebro, no su puño. Así que mi idea fue transformarlo en un hombre de negocios tan brillante que mientras cometiera sus crímenes Superman no pudiera probar que estaba haciendo algo ilegal. Ése es el Luthor que se me ocurrió en los años 80, que presenté y que finalmente eligieron”.
Este año Wolfman cumple 45 años trabajando en la industria del cómic. Lo ha hecho en editoriales como Marvel y DC Comics, en historietas como Batman , El Hombre Araña , Los Cuatro Fantásticos y muchas otras. Algunos de los personajes que salieron de su pluma son Blade, el cazador de vampiros; Bullseye, el enemigo de Daredevil; y la Gata Negra, para El Hombre Araña .
-¿Cómo llegaste a la industria del cómic?
-Cuando tenía 13 o 14 años había algo llamado fanzines , revistas para fans, no sé si todavía hay cosas así. Empecé a dibujar y a escribir por mi cuenta. Entre esa edad y los 17 colaboré con ellas a menudo. Lo que pasó fue que justo en esa época el negocio del cómic empezaba a cambiar. Mandé los fanzines a distintos editores y a algunos les gustó lo que veían y me pidieron que escribiera para ellos.
-¿Recordás cuál fue tu primer trabajo pago?
-Fue para una revista llamada Castillo de Frankestein , que era de un editor independiente. Era un hombre muy extraño, parecía una pequeña rana con ojos gigantes y sólo nos citaba en restaurantes. No tengo idea de dónde estaba su oficina o de si tenía una. Pero nos dio la oportunidad de empezar a mí y al compañero con el que había hecho ese cómic.
-¿Te llevó tiempo entrar en las grandes editoriales?
-Sí. Al comienzo escribía una historia de manera profesional cada tanto. Por ahí la vendía, por ahí no. Iba a la escuela de arte en ese momento. Me llevó cuatro o cinco años lograr que mi trabajo estuviera lo suficientemente bueno como para que me contrataran tiempo completo.
-¿En qué pensás primero en el momento de escribir? ¿En la trama o en los personajes?
-Generalmente los personajes me inspiran más. Me gusta llegar a historias basadas en los personajes. Pero a veces un argumento se te aparece y es realmente un buen concepto, entonces lo que yo hago es tomar esa idea y usarla para uno de los personajes.
-¿Qué tiene que tener un buen personaje?
-Tiene que ser un individuo, no importa si es una buena o mala persona. Tiene que creer en lo que hace. O si la idea de la historia es que no cree en lo que hace, entonces tenés que hacer importante su descreimiento. Tenés que encontrar la forma de que eso que hace se transforme en lo más importante que pueda hacer. Así, paso a paso, lo mantenés en la historia.
-¿Lo creás teniendo en cuenta que puede llegar a existir por muchas ediciones?
-Sí. Antes de echar a andar a un personaje hago muchas notas sobre él. Tiene que tener muchas áreas abiertas que más tarde podré explorar. Si es un personaje que continuará, debés crearte en tu cabeza uno que tenga tanto pasado o que tenga tantas cosas que lo motiven como para que siempre puedas encontrar algo interesante. Como sucede con la gente de verdad. Escribí los Teen Titans por 16 años, fueron más de 250 historias. Y acabo de terminar con George Pérez una novela gráfica sobre los Titans que será publicada en septiembre, toda original, y encontramos nuevas cosas para decir acerca de estos personajes sobre los que ya escribí tantas historias. Tenés que asegurarte de que las nuevas cosas que descubras le calzan completamente a ese personaje porque si no, el lector instintivamente va a notar que algo está mal. Si construís el personaje correctamente y seguís jugando, él creará una vida por sí mismo.
-Muchos cómics históricos son relanzados para modernizarlos.
-Yo creo en el reebooting . Los cómics no son como ningún otro medio. Incluso el mejor programa de televisión puede durar diez o doce años. Pero los cómics pueden durar cuarenta o cincuenta años. Si tratás de contar la misma historia con exactamente los mismos personajes, te vas a quedar sin ideas. Cada tanto necesitás pensar los personajes para los lectores de hoy. Yo leí las primeros historietas de superhéroes y me parecieron tontas, pero estaban escritas para un público muy distinto, que nunca había leído sobre superhéroes. Para el momento en que yo crecí, teníamos televisión y veíamos muchas historias, por eso los cómics de mi generación fueron más sofisticados que los anteriores. Un chico que crece en el siglo XXI ha visto todo lo que nosotros hemos visto y más cosas nuevas. Los chicos de hoy tienen una serie de problemas muy diferentes y están interesados en cosas distintas de los de mi generación. Renovando los personajes los mantenés frescos, siempre moviéndose hacia delante. Yo creo que cada generación es diferente y cada tanto tenés que parar de hacer lo que hacés y pensarlo para los lectores de hoy.
-¿Cómo fue el proceso que lo llevó a la construcción de Blade, el cazador de vampiros?
-Se me apareció en un segundo, literalmente. No estaba buscando un personaje, simplemente apareció y supe todo sobre él: qué apariencia tenía, cómo hablaba, cómo estaba vestido, toda su historia, cómo se había convertido en el personaje que es. Esto sólo me pasó dos veces a lo largo de mi carrera. La otra ocasión fue con Deathstroke en los Teen Titans . No sé de dónde vino Blade. Probablemente mi cerebro estaba trabajando mientras yo no pensaba en eso. Creo que mucho de lo que hacemos como escritores es subconsciente, a veces los conceptos más extraños aparecen justo en el momento en que los necesito. Me parece que al saber que iba a tener que hacer esa historia, mi cabeza estaba trabajando y, no bien tuve que escribirla, la idea estuvo allí. Desearía que me pasara más seguido. Supe que Blade era bueno desde el minuto en que apareció. Y no puedo decir lo mismo con respecto a otros personajes, en general no sé cómo los voy a hacer funcionar, no sé cómo van a ser recibidos.
-¿Te gustaron las películas que se hicieron con Blade?
-La primera me gustó mucho. La segunda creo que no es una historia fuerte sobre Blade sino una muy buena película de vampiros. Y la tercera fue lo más alejado de lo que yo hice, pero fue divertida.
-¿Cómo se lleva el cómic con las nuevas tecnologías?
-Los cómics necesitan desesperadamente que las historietas digitales funcionen. Muchas ciudades en Estados Unidos no tienen un negocio dónde comprarlos. Creo que la idea de que los cómics estén en tu iPad o en tu computadora es muy importante porque así podés lograr que lleguen a vos. El cómic es un gran medio, es texto y arte. Podemos contar cualquier tipo de historia. Y una de las cosas hermosas que ha pasado, desde que yo empecé a leer historietas, es que hoy las hay para todos los tipos de edad y para cualquier interés. Hace poco en San Diego hubo una convención del género que otorgó premios importantes. Ninguno de los libros premiados se parecía a los que yo había leído de chico. Eran diferentes tipos de historias, muy personales, no necesariamente de acción y aventuras. Quizás no vendan la misma cantidad que vendieron los X- Men, pero están allí afuera y si las buscás, quizás on line , encontrarás historias que te sorprendan. Yo no escribo ese tipo de historias. Pero había una docena de títulos que querría ver cuando vuelva. Y no los conozco porque el local de mi ciudad no los vende.
LA NACION