03 Nov Leonardo Boff: “El problema más grave sigue siendo la nefasta desigualdad social”
Por Florencia Tuchin
El teólogo y filósofo brasileño Leonardo Boff se encontró con militantes y organizaciones sociales, políticas, gremiales, comunitarias y de derechos humanos del Gran Buenos Aires para hablar sobre justicia social, política y el cuidado del medio ambiente. Es uno de los fundadores de la teología de la liberación y sus contribuciones fueron reconocidas por el Papa Francisco en la elaboración de la encíclica Laudato si’.
-¿Cuáles son los temas que más lo preocupan de la coyuntura actual de América latina?
-El reto es salvar la democracia. Si bien el sistema democrático en América latina es de baja intensidad, tenemos que impedir el retorno de formas autoritarias del ejercicio del poder como la criminalización de los movimientos sociales y la amenaza a los derechos humanos. El problema más grave sigue siendo la nefasta desigualdad social. Superar esto implica un nuevo tipo de Estado social y gran participación de las víctimas, que tienen que organizarse en movimientos de presión con prácticas de participación para disminuir la desigualdad.
-¿Qué percepción tiene con relación a las organizaciones sociales que visitó en esta oportunidad en la Argentina?
-Yo siento que hay mucha movilización para mantener políticas sociales que atañen a los más vulnerables. Se busca preservar la democracia contra intentos autoritarios del neoliberalismo, que crece en todo el continente y que aparece claramente en países como Brasil y también, en parte, en la Argentina. Percibí que hay una creciente conciencia ecológica y se buscan formas nuevas de producción y consumo. Hay una búsqueda seria de formas liberadoras en la educación popular.
-El 19,4% de los jóvenes de 15 a 24 años no consigue empleo y el 38,5% está en situación de pobreza. ¿Cómo se puede trabajar para cambiar esta situación?
-Ese desempleo es consecuencia de la voracidad del sistema imperante, que se rige por la acumulación cada vez más grande e individualista. Hay mucha indiferencia frente a esta lógica, que trae problemas para la naturaleza, la sociedad y especialmente para los más vulnerables. Tenemos que cambiar el sistema de producción y consumo.
-En la actualidad, se pusieron en boga términos como la sustentabilidad, la economía verde, la responsabilidad social empresaria. ¿Esto tiene un impacto verdadero o es sólo una moda?
-No es una moda, sino el intento de evitar consecuencias nefastas de nuestro modo de habitar la Tierra. La humanidad tiene que cuidarla, no dominarla. Hay que tener una relación de respeto a los límites de la naturaleza, sentirse parte de ella y velar para que pueda reproducirse. Solamente así se garantiza la sostenibilidad necesaria de los ecosistemas. El consumo debe ser de una sobriedad compartida.
-“En momentos de oscuridad como los actuales necesitamos un marco teórico mínimo que nos traiga luz y alguna esperanza.” Lo cito para preguntarle: ¿cuál cree que debería ser el nuevo marco teórico?
-Si queremos continuar sobre este planeta, tenemos que hacer una “conversión ecológica radical”. El paradigma de dominación hay que reemplazarlo por el paradigma de “cuidado de la casa común”, el principio de la justa medida y de la autolimitación, el principio de la sostenibilidad de cada ecosistema y de cada ser, el respeto de cara a todos los seres, el principio de la responsabilidad colectiva universal, el principio de la cooperación ilimitada, el principio de la compasión por todos los que sufren en la naturaleza y en la humanidad, el sentido espiritual del proceso humano que confiere una visión transcendente de vida y del destino de la Tierra y del universo.
-¿Cómo repercute Laudato si’ en América latina?
-Siento por todas partes un gran entusiasmo por la encíclica. Según Edgar Morín y otros reconocidos ecologistas, con su discurso de una ecología integral, el Papa Francisco se puso en la cima del pensamiento ecológico mundial. Para ponerlo en práctica, varias iglesias, en Brasil y Colombia, y el propio Celam están ofreciendo materiales para las comunidades, en un lenguaje popular, adecuado al nivel de conciencia de los grupos. Tenemos que diseñar estrategias para tener en cuenta las tres R: reducir, reusar y reciclar.
LA NACION