Último intento de encontrar los restos de Lorca en Granada

Último intento de encontrar los restos de Lorca en Granada

Por Martín Rodríguez Yebra
El pasado es un montículo de tierra que se acumula al pie de un cerro olvidado. La pala mecánica excava en una fosa de 20 x 10 y, a su manera tosca, prepara un viaje en el tiempo. Apenas termine de remover unos 2000 metros cúbicos de tierra reaparecerá tal cual era hace 80 años el campo donde murió fusilado el poeta Federico García Lorca, en los inicios de la Guerra Civil española. Los arqueólogos e historiadores que conducen los trabajos creen que están ante el último y definitivo intento de encontrar los restos del autor de Bodas de sangre. “Todos los indicios nos llevan a concluir que el cuerpo está aquí”, sostiene el arqueólogo Javier Navarro, jefe del equipo. En dos semanas de búsqueda han alimentado sus sospechas, cuando las señales de georradar mostraron anomalías del terreno compatibles con las fosas ocultas que ansían descubrir. El problema es que primero tienen que volver el tiempo atrás.
Lorca, un maestro republicano, y dos banderilleros anarquistas fueron fusilados en la madrugada del 18 de agosto de 1936 en un campo de tiro al pie del Peñón del Colorado, sobre la ruta que une los pueblos de Víznar y Alfacar, a 15 kilómetros de Granada. La tesis más extendida sostiene que los enterraron ahí mismo, sin dejar rastros.
El terreno era un plano inclinado que seguía la pendiente natural del barranco, pero en 1998 el intendente de Alfacar decidió construir ahí una cancha de fútbol. Se echaron toneladas de tierra para nivelarlo. Al enterarse, la hermana del poeta, Isabel García Lorca, denunció en una carta pública “la afrenta” que eso significaba para la memoria de Federico. La obra se paró, pero la geografía ya se había transformado.
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Navarro no se resigna. Junto con el historiador Miguel Caballero dirigen el equipo de 25 expertos que decidió encarar la tercera búsqueda de Lorca, sin apoyo de administraciones públicas y con fondos que juntan por crowfounding. La familia del poeta se opone de manera tajante al proyecto. Sí cuentan con el aval de la familia de Dióscoro Galindo, el maestro secuestrado y asesinado aquella misma madrugada del 36. Caballero parte de la hipótesis de que la tragedia de Lorca responde a una rencilla familiar y no a un castigo del bando fascista por su defensa de la República o por su homosexualidad, como siempre se pensó.
La reconstrucción del camino de Lorca hacia su destino habla de una vereda que subía desde la ruta entre Viznar y Alfacar. Por ahí entró al campo de tiro. Sus verdugos -entre los que estaba un pariente lejano de él, Antonio Benavides- lo ubicaron de espaldas a un olivo y dispararon. Después de las primeras excavaciones surgió la semana pasada lo que parece una línea de tierra bien compacta: los arqueólogos creen que puede ser la senda desaparecida que el poeta recorrió hasta el lugar de su muerte. Un agujero de varios metros de profundidad se abre ahora a cada costado. “El desafío era determinar de la manera más fiel posible cómo era este campo en 1936”, explica José Luis Peña, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Zaragoza. Se usaron fotos de la época y GPS de precisión para encajar las referencias que existían (los olivos, el camino) y establecer los límites. A partir de eso, ya al pie del cerro, iniciaron una “radiografía” de los distintos estratos del terreno. Unas estacas unidas por cinta plástica marcan hoy el espacio debajo del cual podrían estar los restos de Lorca. En las zonas donde ya está lista la excavación trabajan voluntarios con picos y palas en busca de anomalías en las capas de tierra. Aunque todavía queda trabajo para la retroexcavadora, el georradar encontró alteraciones que podrían ser compatibles con una fosa.
La tesis del equipo liderado por Navarro es que los cuerpos de Lorca, Galindo y los anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas fueron arrojados ahí mismo en unos pozos de agua abandonados y después los cubrieron de tierra. El lunes se detectó la existencia de un cauce antiguo del que emanaba agua en otras épocas geológicas y que puede explicar que se hubieran excavado pozos.
En 2014 y 2015, con menos precisiones, la búsqueda fracasó. Excavaron a un puñado de metros de distancia, confundidos -creen- por el movimiento de algunos elementos originales del terreno que servían de referencia. “Queremos revisar todo el terreno, para que ya no queden más dudas”, dice Navarro. Luchan contra la falta de apoyo oficial, reflejo de la incomodidad que todavía despierta en España la memoria de la Guerra Civil. Y tampoco los ayuda el boicot de los García Lorca, que piden “dejar descansar en paz a los muertos”.
Navarro responde: “Aquí hubo una pista de motocross, quisieron hacer un campo de fútbol. No parece la mejor forma de descansar en paz”.
LA NACION