A fondo por Roma

A fondo por Roma

Por Gabriel Tomich
En 1968, Steve McQueen, un apasionado de la velocidad, inauguró las persecuciones espectaculares con autos en Bullitt; película en la que el propio McQueen (sin dobles) al comando de un Ford Mustang perseguía por las empinadas calles de San Francisco al Dodge Charger de los chicos malos. Pero esta es otra historia, que ya contaremos. Pasemos a una más reciente súper persecución: la de Spectre, el último film de la saga de James Bond, en la que el Aston Martin DB10 (¿qué otra marca podría usar el intrépido 007?) termina hundiéndose en las aguas del rio Tíber, tras ser perseguido por un auto no menos espectacular: el magnífico Jaguar C-X75 del villano de turno. La parte más impresionante de la cacería es la secuencia (real, sin efectos especiales) en la que ambos autos bajan a los golpes por los escalones de la Scalo de Pinedo hacia la banquina lateral del Tíber, tras pasar por la plaza de San Pedro, frente al Vaticano (también real y filmada unos días antes) a 110 mph (177 km/h).
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¿Cómo se filmó esta espectacular persecución? Por supuesto, se debieron cerrar seis calles de Roma en cada noche de rodaje entre las 22 y las 5 de la mañana (en marzo de 2015). Además, se utilizaron ocho Aston Martin DB10 y siete Jaguar C-X75. Para rodar todas las escenas se necesitaron 18 noches en tres semanas. Los productores de Bond no reparan en gastos, of course. Con el escenario preparado (incluyó una plataforma de luces de 12 m2) por los 300 integrantes del staff, faltaba James Bond en el DB10. Es allí donde apareció Mark Higgins, piloto de Rally, récordman en auto en el letal circuito de la Montaña de la Isla de Man y doble de riesgo capaz de tener bajo control un automóvil en las maniobras más inverosímiles. De hecho, ya fue el JB tras el volante en Quantum of Solace y Skyfall. La escena fue ensayada durante tres semanas en un aeródromo en desuso en las afueras de Roma. Pero “todo es diferente cuando las cámaras están listas”, afirma Higgins. El villano al comando del Jaguar C-X75 fue el ruso Martin Ivanov, conductor de riesgo de larga trayectoria en Hollywood. Así el DB10 y el C-X75 volaron brutalmente por los escalones de la Scalo de Pinedo, como puede verse en www. youtube.com/watch?v=EomsLChxTlE
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¿Pero todo es tan real? Los autos, no tanto. El Jaguar C-X75 es un concept car que se exhibió en París 2010 con cuatro motores eléctricos (uno por rueda), batería recargada mediante dos microturbinas de gas y chasis monocasco de carbono, pero el proyecto fue cancelado. Los siete ejemplares del film también son dobles de riesgo. Así, el chasis es tubular (ensamblado por Williams), y el motor, nada despreciable, es un Jaguar V8 5.0 con compresor de 542 CV combinado con una transmisión de competición Ricardo GT3 de 6 marchas y suspensiones de autos de Rally. Cuenta la leyenda que Sam Mendes (director de Spectre) y Barbara Broccoli (productora) visitaron Aston Martin donde vieron un prototipo medio escondido en el departamento de diseño. “Necesitamos diez de esos en seis meses”, dicen que dijo Mendes. AM les correspondió con la hermosa coupé DB10, quizá uno de los Aston más bellos de la historia, que usa el V8 4.7 de 430 CV del Vantage, caja manual de 6 marchas con tracción trasera, imprescindible para que los stunts drivers nos deleiten con sus espectaculares derrapes.
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LA NACION