Terapias de pareja: dicen que “salvan” sólo a la mitad de los matrimonios

Terapias de pareja: dicen que “salvan” sólo a la mitad de los matrimonios

Por Gisel Sousa Dias
Uno no dice lo que le pasa porque cree que así va a evitar una pelea; el otro contesta que no es adivino. Uno dice que esperaba otra cosa para su vida, el otro se ofende cuando ve la decepción de su pareja. Uno pide que se ponga en su lugar, el otro está tan furioso que ya no recuerda cómo. Ninguno de los dos termina de entender cómo pasaron de ser una pareja saludable a una pareja que ya no logra entenderse. Y es ahí, muchas veces, que la terapia de pareja aparece como una opción para “salvar” la relación. Sin embargo, los terapeutas de familia consultados por Clarín cuentan que el objetivo no siempre es que la pareja siga. Y que después de un tratamiento, la mitad de las parejas logra reconstruir el vínculo y la otra mitad termina separándose.
Esta semana circuló la versión de que Pampita y Benjamín Vicuña empezarían una terapia de pareja y el tema volvió a las pistas. “Antes, hacer terapia de pareja era una idea más de las mujeres y tenían que convencer a los varones. Ahora, como ya es común que ellos vayan a terapia, son cada vez más los varones quienes proponen empezar”, cuenta la psicoterapeuta familiar Irene Loyácono.
“Después, diría que la mitad siguen juntos y la otra no, y eso depende de lo que les pase. El terapeuta puede ayudar a recomponer la relación cuando el problema es de comunicación o cuando hay dificultad para ponerse en el lugar del otro. También puede ayudar a traducir las cuestiones de género (lo que le está pasando a ella en su rol de mujer, por ejemplo), y a crear habilidades de negociación en lugar de confrontación”.
¿Cuándo no ayuda a seguir? “Cuando hay agravios de tanta magnitud y duración como para que no sea posible volver de ellos. Tampoco cuando la elección es muy ilusoria, por ejemplo, alguien que pretende que una mujer dedicada a su carrera sea una mujer ama de casa: se elige algo que se quiere tener pero que la otra persona no es”, sigue Loyácono.
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Es que estas terapias también son útiles para separarse mejor: “En una pareja que está separándose, es típico que uno contraataque porque cree que el otro lo está atacando. Ambos creen que están obrando con legítima defensa, se arma una guerra y cada uno cree que fue armada por el otro. Cuando uno le muestra ese circuito en el que se metieron, suele bajar el nivel de agresividad y pueden empezar a pensar mejor acerca de lo que quieren hacer, sin tanta bronca. Eso es muy importante si van a separarse, sobre todo si hay hijos de por medio”, dice Eduardo Drucaroff, psicoanalista especializado en parejas y familia.
Graciela Faiman, psicoanalista de APA, cuenta cómo es el trabajo: “Intentamos que comprendan qué es lo que auténticamente desean y por qué, para que puedan decidir cuál es la conducta que los conducirá a una vida más plena y feliz. Una pareja puede seguir unida por miedo o por culpa, puede desear separarse por venganza y lo más frecuente es que se desconozcan el uno al otro, no saben frente a quién están, ignoran sus sentimientos. A veces simplemente, con la contención que ofrece la situación analítica y con el psicoanalista en función de ‘semáforo’ –ahora habla usted, luego el otro–, pueden recién comenzar un diálogo”, explica.
Después, cada pareja es un mundo. A veces, aparece la infidelidad: para algunos es una traición imperdonable; para otros, apenas la gota que rebalsa el vaso. El objetivo es tener una visión más ajustada de quién tenemos al lado, no de quién queremos que sea. Después, despejando ese terreno, es que llega la hora de volver a elegir.
CLARIN