Matar para defenderse: un debate que se reaviva y divide opiniones

Matar para defenderse: un debate que se reaviva y divide opiniones

El caso de Lino Villar Cataldo, el médico de 61 años que el viernes por la noche mató a Ricardo “Nunu” Krabler, un ladrón de 24 años que intentó junto robarle el auto a punta de pistola, reavivó la discusión sobre la legítima defensa, una figura del Código Penal que contempla los casos donde la víctima se convierte en victimario para proteger su propia vida.
Pero no todas las situaciones son iguales. Y aunque es probable que Villar Cataldo recupere hoy la libertad, continuará procesado hasta que la Justicia determine si se excedió al matar al ladrón o si actuó en una situación de vida o muerte.
Su abogado, Diego Szpigiel, consideró ayer que el médico no sólo debería volver a su casa, sino que también tendría que ser sobreseído porque actuó bajo esa figura o, en todo caso, con un exceso de legítima defensa. “En ambas situaciones corresponde la excarcelación. De todos modos, no sólo habría que excarcelarlo, sino también sobreseerlo del homicidio”, remarcó.
La legítima defensa está contemplada en el artículo 34 del Código Penal argentino. Especialistas consultados por Clarín explicaron que hay tres requisitos fundamentales para su aplicación: que haya una agresión ilegítima, que haya una proporcionalidad en el medio apelado para repeler esa agresión y que no haya existido una provocación previa.
“La legítima defensa sólo se pueda dar cuando una agresión está en curso. Será fundamental determinar si cuando el médico disparó la agresión ya había terminado”, remarcó el abogado Adrián Tenca.
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Según relató ayer su hijo Darío, Villar Cataldo fue sorprendido cuando salía de su casa, donde funciona su consultorio mientras sacaba de la cochera su Toyota Corolla. En ese momento apareció al menos un asaltante que le pegó un culatazo en la cabeza. “Lo sacó del auto y lo tiró al piso”, explicó el joven y luego aseguró que el ladrón se subió al auto, hizo marcha atrás y “le pasó por arriba por las piernas”. El muchacho detalló que su padre logró arrastrarse hasta el cantero, donde tomó el arma calibre 9 milímetros con la que disparó cuatro veces, según informaron fuentes del caso.
Para la Justicia, será clave reconstruir la secuencia completa para determinar si se cumplen los tres puntos fundamentales que contemplan la legítima defensa, ya que el Código Penal argentino no admite, a diferencia de otros países, la legítima defensa imperfecta. Por lo que se deben cumplir todos los requisitos.
Otra figura contemplada por el Código Penal es el exceso de legítima defensa, que aparece cuando el que mata supera la defensa necesaria, y pasa un poco el límite sin llegar a la figura del homicidio simple. “Es cuando se excedió, se defendió por demás, utilizó un énfasis”, explicó el abogado penalista José Luis Puricelli.
En el caso de que se compruebe ese “exceso”, el autor de un homicidio puede recibir una pena mucho menor. Al menos hasta ayer, el médico permanecía detenido por el “homicidio agravado por el uso de armas”.
Darío Villar Cataldo contó además que su padre “está muy triste por esta situación, no esperaba que pase esto”. Y remarcó: “Mi papá tiró por su vida”.
CLARIN