Rigoberta Menchú “La falta de agua es mucho más alarmante de lo que creemos”

Rigoberta Menchú “La falta de agua es mucho más alarmante de lo que creemos”

Por Mauro Aguilar
Rigoberta Menchú Tum es pequeña. Su voz es suave, amable.Sonríe, aunque sin estridencias.
No abandona, al menos en público, un atuendo con colores estridentes, llamativos. La imagen parece contradecir su leyenda, atravesada por constantes denuncias contra atrocidades cometidas por el Gobierno guatemalteco y el reclamo por los derechos humanos. Menchú Tum no sólo lideró las demandas de las comunidades indígenas de su país.
En 1992 recibió el Premio Nobel de la Paz y logró amplificar sus pedidos para que la escucharan en todo el mundo.
Esta semana llegó a la Argentina como parte del convenio que la entidad que preside en Guatemala firmó con la Fundación para la Democracia Internacional, con la que trabajarán temáticas vinculadas con los derechos humanos. Un punto que los unió, admite la líder indígena de 57 años, es la lucha contra la esclavitud. Otro es el derecho al acceso al agua potable, un tema que desvela a Menchú Tum.
“Hay un agotamiento global del agua en todo el planeta. Muchas zonas van a ser inhóspitas. Esta es una lucha global, universal. No es solamente para los que no tienen agua potable”, alertó. “Hace diez años ya se anunciaba que quedaba el 10% de agua dulce para toda la humanidad. La falta de agua es mucho más alarmante de lo que creemos”, explica Menchú Tum a Clarín en la sede de la Fundación para la Democracia Internacional, en Rosario, donde anoche disertó sobre esa problemática.
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La líder indígena alerta que la falta de acceso al agua potable provoca “migraciones masivas”, la aparición de “enfermedades raras” y el regreso de otras que parecían desterradas.
“Hay un mundo donde el deterioro de la vida es fuerte”, critica. “¿Si existen las armas nucleares y la carrera armamentística en el mundo, por qué no pudieron preservar el agua en calidad óptima?”, plantea.
La cruda realidad de la falta de acceso al agua potable no es una realidad lejana. Incluye, claro, a Argentina.
El censo de 2010 reflejaba que el 17,8% de los chicos y adolescentes no tenía acceso al agua potable. De acuerdo al informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia que elabora la Universidad Católica Argentina (UCA) Misiones, Buenos Aires, Santiago del Estero, Chaco y Formosa son las provincias más afectadas.
Menchú estuvo esta semana en Formosa, visitando la comunidad indígena La Primavera, junto al referente Qom Félix Díaz. “He seguido a Argentina de lejos. Soñaba ir a una comunidad de los pueblos indígenas. Vimos, constatamos.
Algunos ya tienen el chorro en el patio. Felicitaciones. No es tanto soñar. ¿Existe o no? ¿Es limpia o no?”, comenta sin querer profundizar sobre la realidad local.
Anoche una mujer le pidió una opinión sobre la contaminación por la minería en San Juan, la presencia detectada de glifosato en el río Paraná o la fumigación en zonas rurales. “Las militancias requieren conciencia, compromiso. Hay que tener un centro de documentación donde llegue eso. Con pruebas. No sólo gritar en la calle que ‘fuera la minería, que fuera no sé qué’. Y dejamos quemadas cinco llantas en el camino y aumentamos la contaminación.
La lucha más difícil es la que consume tu vida entera. La lucha más fácil es quemar una llanta”, alecciona.
Hoy se cumplen seis años de que Naciones Unidas proclamo al agua como derecho esencial de la humanidad. “Soy muy crítica de Naciones Unidades. Por un lado hacemos mucha fiesta para proclamar algo y por otro lado estamos permitiendo el aniquilamiento total de los valores, los principios y los recursos esenciales. Porque diariamente las madereras intensificaron la tala de bosques. Entonces, ¿con cuánto se terminó en estos seis años?
CLARIN