Leonardo Sbaraglia: en el ring de la actuación

Leonardo Sbaraglia: en el ring de la actuación

Por Juan José Santillán
El boxeo siempre le quedó lejos a Leonardo Sbaraglia. A lo sumo, en su infancia, estuvo ligado al fútbol en el club Ameghino de Saénz Peña. Por eso dice que el registro de Ramón, un boxeador a punto de retirarse, su personaje en la película Sangre en la boca, le costó. “El laburo fue encontrar a ese muñeco y construir toda la expresión desde cero”, dice. Cuando le propusieron este trabajo estaba rodando otra película y comenzó a entrenar solo en base a una rutina armada por el boxeador profesional Diego “La joya” Chávez. Luego, siguieron varios meses junto a Chávez y matizó el entrenamiento con visitas a la casa de Jorge “Locomotora” Castro. “Comimos juntos con su familia, me contó anécdotas. De esos encuentros te llevás información, gestos”, comparte el actor.
Mientras tanto, Sbaraglia realizó varias funciones de su espectáculo El territorio del poder, junto al guitarrista cordobés Fernando Tarrés, en el teatro El Picadero. La obra surgió a partir de la lectura de textos de Rodolfo Walsh y, con el tiempo, se transformó en una reflexión sobre los usos del cuerpo desde la Inquisición hasta el presente (ver Entre las palabras y la música).
En “Sangre…” tomás un momento especial del boxeador: el final de su carrera. ¿De qué manera condicionó el armado del personaje?
Es alguien muy erosionado. Eso tuvimos en claro para darnos cuenta de qué forma el tipo gana sus peleas. Lo hace más con trucos y mañas, que con golpes. Hay un cuento de Jack London que habla de las diferencias entre un boxeador experimentado, pero viejo, y la inexperiencia de la juventud. Me sirvió leerlo porque ahí London plantea que el boxeador joven gasta su juventud para tener experiencia y, una vez que la tiene, ya no le queda juventud. Hace esa contraposición de juventud vs. experiencia. En eso me basé para el personaje: gana más por zorro y viejo.
En una época se planteaba un paralelismo entre el boxeador y el actor. ¿Pensás que es posible hacerlo todavía?
Sí, porque tiene que ver con el equilibrio y el uso de la distancia. También en la relación con el otro. En la actuación tenés que ver de qué modo recibir los golpes, que son los textos y las intenciones de un compañero, y también cuándo devolverlos. Cualquier deporte es bueno para la actuación, es importante entrenar cierta disponibilidad física.
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Entrenaste varios meses, te entrevistaste con boxeadores. ¿Siempre haces esa búsqueda con los personajes?
Siempre, pero cambian las puertas de entrada. Un personaje nuevo es como la página en blanco del escritor: nadie sabe cómo se debe hacer. La información que acumulo para un personaje es como ir de viaje con un amigo. Viajás con él durante cinco, nueve semanas. En ese recorrido tenés tu casa, tu hija; sólo que durante ese tiempo te acompaña un tipo al que tenés que comprender.
¿En qué momento estás como actor?
Estoy cada vez mejor a nivel personal y laboral. Y a contraposición de un deportista, la vida de un actor no caduca con la edad. El actor puede hacerlo hasta los 90 años, mirá lo que fueron China Zorrilla y Alfredo Alcón. Me encantaría dirigir en algún momento, pero tengo tanto laburo como actor que no me queda espacio libre para encarar eso. Volví hace seis años al país, sigo trabajando mucho en España, pero vivo acá. Estoy en un momento lindo y de acumulación de un montón de cosas.
En tus idas y vueltas ¿qué cambió en el país?
Ahora estamos en una transición. Creo que fue sorpresivo para todos la celeridad con la que este Gobierno mostró su manera de hacer las cosas. Sabíamos por dónde irían, pero nadie esperaba que fueran tan rápido en el recorte de subsidios, en cambiar el rol del Estado con relación a la pérdida de tantas fuentes de trabajo. Ni hablar de lo que son las tarifas.
En términos culturales, ¿el cine, por ejemplo?
No se ha notado tanto ese cambio. En principio, la persona que han puesto en el INCAA conoce este oficio. Además ha sido un año en el que, según la lógica del mercado, el cine argentino funcionó muy bien. Me pregunto qué pasaría si no fuese así.
¿En algún momento te planteaste dejar el país?
No, casi toda la etapa, incluso del anterior Gobierno, mi trabajo como actor está y estuvo abierto a todo el mundo. Trabajo en Chile, Uruguay, España, Brasil, México. Me fui a trabajar a España, pero nunca me fui de la Argentina ni pienso en eso.
¿El nacimiento de tu hija definió tu vuelta?
Sí, totalmente. Ella nació en 2006 y quise volver para formar parte del proyecto de un país. En términos afectivos, necesitaba compartir la crianza de mi hija con mis seres queridos. En ese sentido, necesitaba sentirme nuevamente en casa.
CLARIN