09 Aug Disruptores: del juguetero que le ganó a la Barbie a la vuelta del vinilo
Por Francisco Jueguen
No sólo son hombres en smoking y mujeres de largo en un escenario de lujo desmedido, como la Salle Des Etoiles (El Palacio de los Deportes) en Montecarlo. Juntos, pisando la alfombra roja y asediados por fotógrafos como estrellas de cine, engloban ganancias empresariales por más de 24.000 millones de dólares.
Pese a las cifras que mueven -un promedio anual de ganancias de US$ 496 millones-, no se identifican a sí mismos como empresarios. Tienen otro espíritu, otra actitud hacia el riesgo. Se autodenominan emprendedores. No sólo son los más exitosos en casi 50 países, según el premio que entrega todos los años en el principado la firma EY al mejor modelo a nivel local y global, sino que, en algunos casos, se trata de casos empresariales disruptivos en los últimos tiempos.
Sus estrategias de negocios son variadas, pero se basan en algunas premisas básicas: la actitud para desafiar lo establecido superando problemas imposibles, el foco en la comunicación, la apuesta por la revalorización de negocios que tenían fecha de defunción, la tecnología de punta para resolver necesidades globales hasta ahora invisibles, y la elección masiva del trabajo femenino.
No faltó un argentino en la fiesta en esta ciudad-estado de lujo. Fue Roberto Souvirón, fundador y CEO de Despegar.com. No hacen falta muchas presentaciones. La empresa es la agencia de viajes más grande de América latina (una de las cinco más importantes del mundo) con ventas de pasajes por US$ 4000 millones anuales y con la ambición, en el corto plazo, de empezar a cotizar en el Nasdaq. Despegar.com, que emplea a unas 3000 personas, es 20 veces más grande que su principal competidor. “Para ser un buen emprendedor hay que detectar una industria que ofrezca oportunidades, creer en tus juicios pese a las opiniones en contra, tomar riesgos y aprender de los errores”, recomienda.
“El emprendedor es alguien que se arriesga, que innova”, agrega Daniel Novegil, presidente de Ternium Siderar y coach de Souvirón en el concurso. “Es diferente del empresario, que suele ser más cauteloso”, agrega. “Estos encuentros son importantes”, rescata Eduardo Coduri, CEO de EY Argentina. “Al estar con otros emprendedores se generan incubadoras de negocios y eso es clave para innovar”, explicó el ejecutivo, que aseguró que el país está entre los líderes en materia de emprendedores pese a que no logró llevarse los laureles a casa. Finalmente, el gran ganador del certamen fue el australiano Manny Stul, uno de los CEO de Moose Enterprise: el juguetero que le ganó a la Barbie.
1. El hombre que le ganó a la Barbie
Manny Stul: Moose
Fue el ganador global del certamen que EY hizo en Mónaco. Sus Shopkins vencieron a la clásica muñeca como mejor juguete femenino del año
“Somos una empresas que tuvo éxito gracias a que nos focalizamos en innovar con integridad y con un claro propósito: hacer felices a los niños”, dijo Manny Stul cuando, entre lágrimas y recordando a sus padres polacos refugiados en un campo de concentración, tomó el premio a emprendedor del año.
No es para menos. Stul agarró el control de la australiana Moose en 2000. En 2007 tuvo que retirar del mercado todo el stock de los populares juguetes Bindezz luego de que se encontrara que estaban contaminados con un químico no apto (la empresa sostuvo entonces que la fábrica china cambió los componentes sin su autorización). Esa crisis dañó totalmente la imagen de Moose. “Todos dijeron que era imposible que diéramos vuelta la situación, pero empujamos con fuerza”, contó.
Y sobrevivió. En 15 años, la empresa incrementó sus ventas 7200% y es la sexta firma de juguetes en Estados Unidos (un éxito que ninguna firma extranjera había logrado con la excepción de LEGO). Moose vende además sus productos en 80 países y su número de empleados pasó de 10 en 2001 a 200 en la actualidad.
En 2015 hizo furor con sus Shopkins, que vencieron a la Barbie y se convirtieron en El Juguete del Año para Chicas, según la Asociación Industrial del Juguete de los Estados Unidos.
“Nunca tuve guías ni mentores y entré a los negocios sin experiencia”, afirma. “Cada decisión y oportunidad ayudaron a moldear mis propias habilidades”, cerró el ejecutivo.
2. La apuesta al negocio retro
Zdenek Pelc: GZ Media
El empresario de la República Checa es el hombre más fuerte del vinilo en el mundo. Apostar a lo viejo a veces da réditos inesperados
A veces colgarse del pasado puede ser, por qué no, la mejor manera de asegurarse un futuro de prosperidad en los negocios. Eso es lo que hizo Zdenek Pelc, CEO de la firma GZ Media, nacida en la República Checa. La compañía es, nada más y nada menos, la mayor productora de discos de vinilo del planeta.
Pelc no se dejó asustar por la llegada del compact disc en los 90. Su apuesta por resistir terminó siendo incluso más disruptiva que el propio CD. Cuando todas las empresas apostaron por el cambio de estrategia, él apostó contramarea y se quedó en el negocio. Desde 2005, la demanda de discos de vinilo comenzó nuevamente a crecer. Y lo hizo de manera exponencial. Es que muchas más personas se veían seducidas por lo que describían como un “sonido más atractivo”. Pelc produjo discos para U2 y los Rolling Stones. Si en 1994 producía 300.000 álbumes, ese número creció a 14,5 millones en 2014 y llegó a los 20 millones durante el año pasado.
“Nunca hay que ser complaciente. El éxito de hoy puede ser la catástrofe de mañana si no se reacciona con rapidez ante los cambios en el ambiente”, aconseja. Justamente, con la idea de diversificarse, Pelc comenzó a hacer tapas, packaging y soluciones de impresión para Universal Music, Symantec o IKEA, entre otros grandes jugadores. GZ Media emplea a 2000 personas y el total de dinero que todas las operaciones le deja llega a los US$ 96 millones anuales. Pelc es el CEO más longevo en su cargo en la historia de la República Checa.
3. Comunicación y música al poder
Roberto Medina: Rock in Rio
El brasileño es el creador del festival de música más importante del mundo y que ya se exporta a España, Portugal y que llegará al país
El brasileño Roberto Medina tenía en 2012 el sueño de traer Rock in Rio, el festival musical más grande del mundo, a Buenos Aires. Comenzó las negociaciones con el entonces intendente porteño Mauricio Macri, pero finalmente el cepo cambiario impuesto por el gobierno de Cristina Kirchner terminó con el proyecto artístico que es furor en el mundo.
“El proyecto estaba muy avanzado, pero la presidenta no nos dejó enviar el dinero para contratar a los cantantes y ahí todo se paró”, relata a LA NACION. “La Argentina está en el radar para 2018”, confirma en el pasillo del hotel Hermitage en Mónaco. Para el debut del recital piensa en Metallica, dice el hombre que comenzó este megaevento (al que él llama “el Disney de la música”) en 1985 y que ya sumó 8 millones de visitantes desde entonces. Alrededor de 1000 millones de personas vieron los 16 festivales por televisión en estos últimos años, más de 1200 artistas participaron, y según la información oficial que maneja el mismo Medina, se crearon cerca de 150.000 empleos. Sólo en Río de Janeiro cada festival tiene un impacto de US$ 500 millones en la economía local. Además de en Brasil, el festival llegó a España, Portugal y los Estados Unidos. Y ahora hay fuertes rumores sobre la apertura de una franquicia en China.
“Esto es todo comunicación, marketing y no rendirse ante ningún sueño”, cuenta Medina, que dice que la música inspira más que los deportes a los jóvenes: “Con la música no hay perdedores. Todos ganan”.
4. El dueño de los globos
Oswal Loewy: Sempertex
La empresa de Barranquilla, Colombia, es la tercera mayor productora de globos del mundo y la única que puede usar dibujos de Disney
El colombiano Oswald Loewy dice que el secreto de su éxito son las mujeres. Los datos lo ratifican. El 80% de sus 1000 empleados son del sexo femenino. Desde 1981, la producción crítica de Sempertex, la tercera fabricante de globos de látex en el mundo, comenzó a ser dirigida exclusivamente por mujeres. Las ganancias de la empresa subieron 40% en sólo algunos años. Loewy sumó incluso algunas mujeres más a su management y en los últimos años, su rentabilidad subió un 75 por ciento. Sempertex produce más de 900 millones de globos por año, de los que exporta el 70% a más de 80 países.
La empresa fue fundada por el padre de Oswald, Emil, pero fue él quien atinó con la estrategia para volverla un actor global disruptivo. Su primera gran decisión, por ejemplo, fue dejar de fabricar guantes de goma y otros productos, y focalizarse solamente en el mercado de globos. Gracias a eso pudo comenzar una expansión global. “Las buenas ideas tienen que tener alas, pero también buenos frenos para aterrizaje”, afirma Loewy, que sufrió una bancarrota en los 80.
El camino de la expansión por el mundo excedió todas las expectativas cuando en los últimos años firmó un contrato con Disney para ser la única empresa especializada en la fabricación de globos con la licencia para utilizar los personajes de Disney. Esta alianza estratégica impulsó fuertemente sus ganancias. Sin embargo, agrega: “No hay tiempos para los aplausos por haber alcanzado el objetivo. Esa nunca es una meta definitiva”.
5. Una dirección en el mundo
Chris Sheldrick: What3words
La idea de este emprendedor es crear una dirección universal con tres palabras disponibles para todo los habitantes del mundo
El de Chris Sheldrick es un caso aparte. La app de este inglés no llegó a ser todavía un caso de éxito consagrado. Su proyecto, más bien, forma parte de los emprendedores en crecimiento. Pero su idea es tan revolucionaria que puede cambiar el mundo de la logística. Sheldrick busca resolver un tema complejo: la idea de ubicar cualquier locación alrededor del planeta proveyendo una dirección universal para cada persona que no tiene una propia. Según cree, las compañías de logística y los carriers pierden millones de dólares por los pobres sistema de direcciones. Sheldrick afirma haber creado un innovador sistema de direcciones que es más preciso que la dirección postal. El sistema es así: what3words es una cuadrícula global que divide al mundo en 57 trillones de cuadrados que miden 3 x 3 metros cada uno. Esos cuadrados están alocados en una única combinación de tres palabras. Básicamente, cada personas puede tener una dirección global única de tres palabras.
“Según un estudio de 1957, la habilidad de que uno recuerde inmediatamente tres palabras está cerca a la perfección”, le dijo Sheldrick a la revista Wireden una entrevista reciente. “Casi cuatro billones de personas en el mundo son invisibles porque no pueden recibir ayuda, no se les puede hacer llegar nada, no pueden reportar enfermedades simplemente porque no pueden comunicar dónde viven”, agregó. La app de what3words ya es usada en 170 países por empresas, ONG e individuos.
LA NACION