07 Aug Cindy Sherman reflexiona sobre el paso y el peso de los años
Por Blake Gopnik
“Decime qué hacer,” dice Cindy Sherman, pidiéndole al fotógrafo que la guíe mientras se sienta para su retrato. Sus palabras parecen casi cómicas, ya que está posando en su propio estudio de Nueva York, mirando fijamente a su cámara y al espejo que se encuentra colgado al lado, y lo único que demostró, a lo largo de su carrera, que cumple 40 este año, es que ha sabido qué “hacer” en este ambiente.
Ha usado esa cámara y el espejo para capturarse a sí misma haciendo de vampiresa y de secretaria, de estrella joven y de matrona, de cadáver y de payasa, y otros roles emblemáticos que nuestra cultura les adjudicó a las mujeres. Ahora, después de un período sabático del estudio “asumiendo cuestiones de salud y envejeciendo,” Sherman, de 62 años, produjo sus primeras fotos nuevas en cinco años. Son más explícitamente acerca de sí misma que nunca antes, imágenes que confrontan lo que significa en¬vejecer para una mujer. En la serie, que se verá desde el 5 de mayo en la galería Metro Pictures en NY, representa alas principales damas veteranas de la Época de Oro del cine, convirtiéndose en avatares de Gloria Swanson, Greta Garbo y otras en sus años crepusculares. “Me siento muy relacionada con estas mujeres,” afirmó. “Se ven como si hubieran pasado por muchas cosas y son sobrevivientes. Y uno puede ver algo del dolor allí, pero ellas esperan y siguen adelante.”
Los actos virtuosos de autopresentación de Sherman han recibido casi todas las recompensas que un artista puede desear, desde una MacArthur Fellowship hasta muestras en el Museo de Arte Moderno, Documenta y la Bienal de Venecia, y su obra fue subastada en más de $6 millones. Además de la muestra en mayo que inaugura una Metro Pictures remodelada, en junio, el nuevo museo Broad en Los Ángeles exhibirá su obra completa como su primera muestra especial. Eli Broad, su fundador, en diálogo desde Los Ángeles, dijo que está entusiasmado por presentar sus posesiones profundas de Sherman al público local, debido a los orígenes fuertes de sus fotos en Hollywood.
Estos están claros en sus últimas imágenes, en las que luce pieles y perlas de la Edad del Jazz. Y ahora, como lo reveló Sherman, su relación amorosa con Hollywood se ve firme hacia la profundización.
“Quiero empezar a jugar con imágenes en movimiento, y veremos hacia dónde voy,” comentó. Hasta el momento, no tiene idea si eso significa dirigir largometrajes o aparecer con versiones en video de sus fotogramas.
Simplemente sabe que se cansó de los fotogramas que hizo durante mucho tiempo: “Cuando comencé con esta serie, pensé ‘Dios, es la última vez que hago esto.’ Estoy tan harta de usarme, ¿cuánto más puedo intentar cambiarme a mí misma?” Lo más sorprendente en su obra reciente es que hizo menos esfuerzo para hacerlo.
Hace diecisiete años, cuando Sherman me explicó sus imágenes por primera vez, era muy inflexible en cuanto a que no eran sobre ella: “ Me uso a mi misma del mismo modo en que usaría una modelo. No son autobiográficas. No son fantasías mías. Me gusta trabajar sola, por lo tanto, en lugar de usar modelos, me uso a mí misma.”
Además de manejar sus propias luces y cámaras, Sherman siempre confeccionó su propio vestuario y también el maquillaje y el peinado. La entrevista a mediados de abril tuvo lugar en la mesa de su estudio bordeada de 15 soportes para pelucas, que rodeaban a pilas de uñas poetizas. Allá por 1999, Sherman insistía en que: “Estoy debajo de tantas capas de maquillaje que trato de borrarme a mí misma en las imágenes. No revelo nada”. Ahora admite un “aspecto más personal” en sus imágenes de estrellas envejecidas: “Yo, como una mujer mayor, lucho contra la idea de ser una mujer mayor”.
Sherman dijo que cuando comenzó esta serie, temía que la “gente dijera, ‘ah, volvió a la idea general de los Film Stills; simplemente estas mujeres envejecieron, y en color’.” Esas Untitled Film Stills fueron las 69 fotos en blanco y negro, de actrices de películas de cine clase B, que lanzaron a Sherman a la fama a comienzos de los ’80, y que se empezaron a vender por $200. El riesgo de la repetición siempre estuvo ahí, con cada serie de imágenes en las cuales había posado haciendo de otras mujeres. Sin embargo, con las últimas fotos, se acerca más a representar algo nuevo: otras mujeres que la representan.
Sherman describió a una estrella de cine típica de las fotos como una mujer “que ahora está quizás en 1960, pero que se quedó apegada a los años ’20, por lo tanto se viste o es de esa manera.”
Sherman dice que siente solidaridad hacia Mary Beard, una estudiosa de los temas clásicos, quien recientemente se ha sentido obligada a dejar atrás las batallas de la antigua Roma para comenzar una campaña por el derecho de la mujer a envejecer: “Estás viendo una mujer de 59 años,” es el mensaje de Beard a los hombres. “Así es como lucen las mujeres de 59 años que no trabajaron duro. ¿Se entiende?” Sherman, quien se describía a sí misma como “sola, si no fuera por mi pájaro” (un guacamayo de 25 años), dice que en el frente del romanticismo, al menos, el envejecimiento puede tener beneficios. Después de años de rebotar de relación en relación, envejecer la ha hecho más madura, “en un lugar bueno, en el de ser feliz estando sola.” Con sus fotos de mujeres de su propia edad, Sherman parece haber regresado aúna ternura que no se había visto en su obra durante las últimas décadas.
Gracias a años de terapia, dice Sherman, ahora quiere ver aspectos de sí misma incluso en sus primeras fotos. Su presentación siempre cambiante tiene orígenes en su infancia, cuando se crió en una familia con cuatro hermanos mucho mayores que ella y se encontraba desesperada por complacer.
Aunque Sherman expresa desprecio por la superficialidad de las redes sociales (“me parecen tan vulgares”), sus nuevas imágenes de las estrellas de cine de las viejas épocas también aluden a nuestro presente digitalizado. Sherman se fotografió a sí misma delante de una pantalla verde, luego utilizó una computadora para insertar los paisajes detrás de sí, muchos de los cuales alardean de sus orígenes digitales.
Si las obras de Sherman han regresado a los temas cinematográficos de las Film Stills, puede ser que no nos sorprenda que esté considerando una vuelta a la filmación. Sherman bautizó a su estudio en Broad La imitación de la vida, por un melodrama de 1959 del director Douglas Sirk. En el catálogo de la muestra, Sherman incluye una conversación con la directora Sofía Coppola en la cual admite que incluso podría protagonizar cualquier de sus próximas películas.
CLARIN