La alquimista

La alquimista

Por Sol Levinton
Se enciende cuando habla de fragancias, se enciende cuando habla del teatro, de sus papeles en cine. Se enciende cuando habla de sus hijos. Pero lo que la enciende más que ninguna otra cosa en el mundo son sus dos nietos, Olivia y Ramón.
Ella, la mujer de piernas eternas, físico despampanante, cara majestuosa, detiene por un instante la conversación y dice: “Después te voy a mostrar un video de ella, que tiene tres, para que veas cómo habla”. Luego se queda pensando y ríe: “Inevitablemente todos los abuelos terminamos siendo medio ñoños”.
La vida adulta de Andrea Frigerio empezó de muy joven, a los 20, cuando quedó embarazada de su hijo Tomás. Fue recién después del parto -sí, después del parto- que encontró en el modelaje una posibilidad laboral y lo explotó durante poco menos de diez años. “Al principio la pasaba bien, pero después me aburrí. Me daba cuenta de que mientras desfilaba un gran vestido estaba pensando que tenía que hacer los deberes con mi hijo o que no le había firmado el boletín. Cuando noté que no estaba siendo auténtica conmigo, me bajé”, asume.
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Pero esa cara, esas piernas, ese cuerpo dejarían sobre la pasarela una huella difícil de borrar: así fue que comenzó su carrera como conductora televisiva que cuenta entre su repertorio su paso por el exitosísimo envío de juegos “Viva la diferencia”. “Ese rol también requería un trabajo como actriz, interpretar un papel que, a la vez, tiene bastante que ver conmigo: me gusta recibir gente, atender, hacer fiestas, es mi formato”, repasa. Y así, esa cara, esas piernas, ese cuerpo, y entonces también ese talento, incursiona- ron en distintas ficciones de la pantalla chica primero y en el teatro después.
Dueña de una impronta femenina potente -es la mayor de cuatro hermanas mujeres, fue a colegio de monjas, desfiló entre modelos-, desde hace seis años también cumplió un sueño de infancia: “De chica mi mamá y mi abuela me enseñaron a oler siempre muy bien, a tener la casa muy rica, llena de flores. Siempre había fantaseado con tener mi propio laboratorio de perfumes”.
Y así surgió Roses are Roses, empresa familiar que tiene por ahora seis locales en Argentina y que dirige con quien es su marido desde hace 20 años, Lucas Bocchino. “Soy la que elige los blends, es divino: me convierto en una editora de fragancias”.

IDENTIKIT
EL PLAN IDEAL CON TUS NIETOS: Correr con música en el jardín un día de sol. O algo que nunca hice, que es estar sola con ellos en la playa.
TU MEJOR HABILIDAD EN EL HOGAR: Me encanta cocinar, me enseñaron mis abuelas y aprendí a ser muy creativa con lo que hay. Tengo intuición y en casa me lo festejan mucho.
¿TE CUIDÁS CON LAS COMIDAS?
Como todo lo que quiero, sin privaciones. Luego trato de ingerir cosas crudas, no muy procesadas, no fumo, casi no tomo alcohol, no le pongo azúcar a las infusiones y si como harina, trato de que sea integral. Pero si tengo ganas de comerme un postre o algo que me tienta, lo hago sin culpa.
RITUALES DE BELLEZA: Jamás
Me voy a dormir sin limpiarme la cara, me pongo cremas todos los días. La clave es ser constante y metódica.
LE TENES MIEDO A… No le temo a muchas cosas. Sí a la muerte, a los accidentes, los imponderables, pero en general me siento muy poderosa. Cuando quiero algo voy por eso y lo logro.
UNA SALIDA EN PAREJA:
Me encanta viajar con Lucas porque la pasamos muy bien. Me parece súper romántico ir descubriendo lugares juntos.
PARA CHUSMEAR CON AMIGAS: Cuando salimos a comer es como ir a Disney. Vamos mucho, a comer, aunque cada vez me gusta más la comida casera.

LA NACIÓN