25 Jul La bóveda que superó al convento: una pileta para ocultar billetes
Por Mariano Gorodisch
El caso del ex secretario de Obras Públicas, José López, tiene reminiscencias con el de Paulo Roberto Costa, ex director de Petrobras en Brasil, que se construyó una pileta en su casa de la exclusiva zona de Barra da Tijuca. Pero una investigación realizada por el diario Folha de San Pablo descubrió que, pocos meses después de septiembre de 2009, la piscina ya no estaba más en su jardín: donde estaba el agua ahora había una alfombra verde de césped.
Es que el dinero físico pasó a ser un problema. “Siempre se entierran billetes. Es lo más seguro. Si tenés un allanamiento, pocas veces el peritaje se pone a excavar, salvo que exista un soplón o una sospecha seria”, revela una fuente que entienden del tema.
Antiguamente, el terreno de la casa de uno era la mejor caja de seguridad. Los viejos de antes lo hacían y eso llegó hasta nuestros días. En la City aseguran que, al mover mucha plata, conviene la caja de seguridad, porque se la entra y se la saca rápido, pero si eventualmente se puede llegar a tener un allanamiento, o no se le va a mover en meses, se la entierra. “Teníamos clientes que lo hacían”, admite un mesadinerista.
La clave es cerrar la billetera con esas bolsas impermeables y herméticas que se usan para la cocina. A los billetes no les debe entrar aire, sino la humedad del suelo, sobre todo en Buenos Aires, destruye los billetes. Porque incluso afecta la humedad si se los tiene en una caja enlatada. No sirve el nylon de las bolsas de residuo.
¿Cuánto entierran? Cualquier cantidad que implique un riesgo. Para un cuevero era u$s 100.000, para un corrupto son u$s 2 millones. Lo entierran cerca de plantas porque piensan que la tierra está removida por los canteros que se hacen: nunca ponen la plata en medio del patio. Si se los pone en bolsas herméticas no importa cómo esté la tierra. Se ponen ahí porque si entran ladrones van a ir donde está removida. Y si hay un cantero con plantas, es el camuflaje ideal.
“He visto billetes con una humedad terrible que ponían a secar con secadora de pelo. Y es un error: hay que secarlos al sol, porque el aire caliente de golpe te los endurece y descolora”, explica un hombre habituado a manejar efectivo.
La manera del secado ideal es ponerlos en una mesa, todos separados uno del otro y encima poner monedas, broches, canto rodado o bulones para que no se vuelen.
Conviene hacerlo en tandas: se puede estar días secando billetes. Si están muy pegados, se los separa con una pinza de depilar uno a uno.
En el submundo rural es muy común el dólar Bolsa por el que fue detenido López. El dólar que se recibe en concepto de algún tipo de servicio se lo entierra en el mismo campo donde viven y siembran los sojeros.
El lugar elegido, por lo general, es cerca del galpón, para tenerlo identificado y a mano para cuando haya que desenterrar para pagar deudas.
La técnica que aplican es la del ladrillo: arman fajitos de u$s 10.000 y lo envuelven en papel de diario. Luego, le ponen encima una bolsa negra de consorcio bien atada y después otra bolsa arriba para que los billetes se mantengan secos y que no se filtre la humedad por las lluvias, así los verdes evitan mojarse.
“Algunos creyentes, una vez que tienen enterrada una gamba (u$s 100.000), hasta le tiran fertilizante a ver si en una de esas se reproducen”, bromea una fuente familiarizada con esta operatoria.
“Todo por transferencia”, es la orden que tienen los bancos, cuando alguien se presenta en la ventanilla con un bolso lleno de dólares.
Por las normas de prevención de lavado de dinero, no pueden aceptar el dinero físico, porque el efectivo puede llegar a provenir del narcotráfico o de la corrupción, entonces exigen que la plata debe llegar por transferencia bancaria.
Por lo tanto, no se necesita viajar a los Estados Unidos ni a las Islas Caimán y llevar dinero. Las cuentas en el exterior se pueden abrir desde la Argentina (por lo general se hace a nombre de sociedades fantasmas) y se manda la documentación por correo, o el mismo oficial de cuenta de la banca privada viaja para llevar la documentación de toda su cartera de clientes.
Sin embargo, debido a los rígidos controles para prevenir el lavado de dinero, para las personas políticamente expuestas es cada vez más difícil que los bancos acepten dinero no declarado.
EL CRONISTA