Dos patéticos policías en las calles de Los Ángeles

Dos patéticos policías en las calles de Los Ángeles

Por Diego Battle
¿Una comedia sobre dos patéticos detectives en la sección oficial del muy prestigioso Festival de Cannes? Si el guionista y director es Shane Black y los protagonistas, Russell Crowe y Ryan Gosling, todo es posible. Entre la admiración cinéfila que hay por este realizador y el glamour que aportan dos actores de semejante popularidad, no resultaba fácil resistirse a que el estreno mundial de Dos tipos peligrosos (The Nice Guys) se concretara en ese epicentro del séptimo arte en plena Costa Azul francesa.
Black tiene 54 años y apenas tres largometrajes dirigidos, pero es unánimemente reconocido en Hollywood como uno de los artistas más influyentes dentro de un género difícil de construir con eficacia y creatividad como la comedia de acción (o la acción con comedia). ¿Por qué? Porque desde que a mediados de la década de 1980, cuando era apenas un veinteañero, vendió el guión de Arma mortal, se convirtió en uno de los autores más requeridos. Luego de aquel inmenso éxito con Bruce Willis y Danny Glover, Black escribió El último boy scout, El último gran héroe y El largo beso del adiós.
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Hasta que en 2005 pudo debutar en la realización con Entre besos y tiros, película encabezada por Robert Downey Jr. y Val Kilmer, y más tarde incursionó en el universo de Marvel con el guión y la dirección de Iron Man 3, para finalmente regresar al género que más le gusta con Dos tipos peligrosos, una buddy movie con una típica pareja-despareja de detectives, cuyo estreno comercial en la Argentina se producirá mañana.
Ambientada en 1977, en una Los Ángeles dominada por la corrupción, la polución y la industria pornográfica, Dos tipos peligrosos recupera el espíritu de los pioneros de la comedia física (el slapstick recuerda por momentos a Abbott y Costello y al Peter Sellers de La fiesta inolvidable, de Blake Edwards) y, sobre todo, a las películas de compinches decididamente opuestos entre sí, como 48 horas, Los hermanos caradura, Dos policías rebeldes, Rush Hour, Tango & Cash o Comando especial.
Crowe (Gladiador, El informante) es Jackson Healy, un auténtico duro que se gana la vida como asesino a sueldo, mientras que Gosling (Blue Valentine, Drive) interpreta a Holland March, un investigador alcohólico y penoso padre de una adolescente (Angourie Rice). Dos auténticos perdedores que, fruto de las casualidades, terminarán investigando el asesinato de una actriz porno y buscando a una joven desaparecida para descubrir luego una gigantesca conspiración. Entre fiestas, perversiones, peleas, persecuciones, guiños setentistas y mucha música soul y funk, Dos tipos peligrosos se convierte en una comedia desenfrenada y, en varios de sus pasajes, hilarante. Los nostálgicos también podrán apreciar el reencuentro entre Crowe y Kim Basinger tras la recordada Los Ángeles al desnudo.
“Todo comenzó cuando hace ya unos 15 años nos propusimos con mi coguionista Anthony Bagarozzi escribir una historia de detectives con un tono pulp bien en el espíritu de la vieja escuela; es decir, de esas que ya no se hacen. En principio, estuvimos en negociaciones con CBS, pero resultó demasiado extrema para la TV y terminamos filmando la película con producción de Joel Silver”, explicó Black.
“El guión era excelente y los personajes también”, indicó Gosling. “Y no podía resistirme a la tentación de trabajar con Shane”, agregó. “Es un director que sabe exactamente lo que quiere y eso te da mucha confianza para creer en lo que propone, pero al mismo tiempo también te da la libertad para experimentar porque considera que el guión es sólo un mapa”, asegura Crowe. “¿Cómo no vas aprovechar las propuestas de tan extraordinarios actores?”, se preguntó Black. “Fue interesante trabajar con Ryan, un tipo abierto y juguetón, siempre dispuesto al artificio, y con Russell, un tipo mucho más metódico y con una búsqueda más realista. Con dos estilos tan distintos la química fue perfecta”, explicó.
“En la década de 1970 Los Ángeles era una ciudad que se desmoronaba, cubierta de esmog, con la crisis del petróleo y con Hollywood Boulevard convertida en un antro de la pornografía. Si en ese contexto de corrupción y decadencia introducís a dos protagonistas medio locos y surrealistas, que son decididamente inapropiados para la misión, el resultado es una comedia delirante como Dos tipos peligrosos”, concluyó el talentoso guionista y director.

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