06 Jul El aniversario de una prenda revolucionaria: la bikini cumple 70 años
Hace exactamente setenta años, el 5 de julio de 1946, los países que, aliados, habían resultado vencedores en la Segunda Guerra Mundial dividieron la geografía de Berlín en cuatro partes. Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética dominarían cada una de las regiones. Ese mismo día de ese mismo año, en París, una mujer apareció en una pileta pública cercana a Roland Garros y llamó la atención de todos: vestía una malla de dos piezas, que medía 76 centímetros cuadrados en total y que dejaba ver mucho más que los trajes de baño enterizos que se usaban en la época. Su diseñador, el ingeniero francés Louis Réard, decidió llamó “bikini” al invento, en homenaje al conjunto de arrecifes de coral Bikini, cercano a las Islas Marshall, donde las fuerzas armadas estadounidenses habían desplegado ensayos con bombas nucleares unos meses antes.
La bikini también fue una bomba. En sus primeros tiempos fue tan disruptiva que Réard fue rechazado por todas las modelos a las que pidió que desfilaran en la piscina, hoy convertida en un hotel con spa. Sólo logró el “Sí” de Micheline Bernardini, que no era modelo sino bailarina del casino de la Ciudad Luz.
“Si bien la bikini apareció en la década del 40, su generalización fue en los años 60 y no es casual porque en ese momento la mujer cobra conciencia de su propio cuerpo como nunca, son años feministas, de libertad, y eso se ve en una prenda que revela la importancia de mostrar el cuerpo”, reflexiona Susana Saulquin, socióloga especializada en moda y autora de Historia de la moda argentina.
Aunque un mural del siglo IV en Sicilia deja a ver a varias mujeres haciendo deportes en el agua con una malla de dos piezas, la creación del ingeniero francés que se inclinó por la moda después de años de ayudar a su madre en una zapatería revolucionó la era moderna. Aunque no sin resistencias: en 1951, por ejemplo, el uso de bikinis en el certamen Miss Mundo hizo reaccionar al Vaticano, que lo declaró “pecaminoso”. A partir de eso, fue prohibido en Italia, Bélgica y España. Pero tuvo grandes defensoras a su favor, especialmente en el mundo del cine: en 1953, Brigitte Bardot se puso uno blanco con flores cuando presentaba, justamente, La chica del bikini en Cannes. Toda la Costa Azul, a la que había llegado como una desconocida, se rindió a sus pies. Marilyn Monroe posó en varias sesiones fotográficas en las playas californianas vistiendo las dos piezas. Y la actriz suiza Ursula Andress, Chica Bond de la película Dr. No de 1962, protagonizó una escena en la que sale del mar con una bikini blanca a la que le agregó un cinturón: allí engancha el cuchillo con el que desafía al Agente 007, interpretado por Sean Connery. Cuarenta años después, la actriz Halle Berry rendiría homenaje a esa escena en otra de las películas de la saga de James Bond, con una bikini naranja.
En 1964, la revista Sports Illustrated puso en tapa la foto de una mujer en bikini, y en los años 70 se popularizó, especialmente en Brasil, el uso de dos piezas bien entalladas, dejando buena parte de los glúteos descubiertos: redoblaban la apuesta de Réard, que al momento de lanzar su diseño, sostuvo que se trataba del “traje de baño más pequeño que el traje de baño más pequeño del mundo”.
“A diferencia de otras modas, que son cíclicas y por eso van y vienen, la bikini, como la minifalda o el jean, generaron cambios tan grandes en las costumbres que quedaron como formas de vestir instaladas”, sostiene Saulquin. La hipótesis se constata en playas de todo el mundo.
CLARÍN