10 Sep Cuidado con los recuerdos
Por Luis Aubele
Somos la suma total de nuestras experiencias, lo que quiere decir que estamos agobiados por nuestro pasado. Cuando experimentamos tensión o miedo en nuestra vida, si miramos detenidamente encontraremos que la causa es realmente un recuerdo. Son las emociones que están atadas a esos recuerdos las que nos afectan ahora. El subconsciente asocia una acción o persona en el presente con algo que ocurrió en el pasado. Cuando esto ocurre, las emociones se reactivan y se produce la tensión”, dice el texto de la sanadora hawaiana Kahuna Morrnah Simeona. “Ella es la introductora, con su discípulo el doctor Ihaleakalá Hew Len, del ho’oponopono , un proceso de cura milenario de Hawai para resolver conflictos y una herramienta notable de crecimiento y superación personal”, advierte la counselor Graciela Díaz Lima, que conoció el término cuando trataba de superar una compleja situación personal.
Los problemas no existen. Ho’oponopono significa corregir un error, hacer lo correcto, y se basa en el principio de responsabilidad total. “Algo totalmente revolucionario, ya que sostiene que el ciento por ciento de lo que aparece en nuestras vidas lo atraemos nosotros, lo generamos nosotros. Y si alguien nos agrede, aun sin conocerlo, es porque nosotros lo atrajimos. Es decir, todo es una proyección del interior del ser humano: un problema no existe en la realidad, sino que está dentro de nosotros mismos. En una situación no somos responsables sólo por lo que hacemos, sino también por lo que hacen los demás”, explica Díaz Lima.
Frases liberadoras. Lo que propone el ho’oponopono es limpiar esas memorias que perturban, para poder actuar libremente y ponerse en contacto con nuestra parte más sana. Para eso sugiere cuatro expresiones liberadoras: lo siento, perdón, te amo, gracias. “Las frases están dirigidas a lo más trascendente de uno mismo: Dios, la divinidad o en lo que se crea. Al decir lo siento, se pide perdón por lo que se está atrayendo y provocando en la propia vida. Te amo, porque para amar a los otros hay que amarse a uno mismo, de esta manera también se invoca el espíritu del amor. Gracias, porque se tiene fe en que la situación se va a solucionar y se agradece. Con las frases se limpian en uno las dudas, los errores, los bloqueos, las memorias, los recuerdos en el subconsciente.”
Muy Woody Allen. “Esta teoría de que uno no actúa libremente en su propia vida, sino condicionado por historias, memorias, costumbres heredadas, me recuerda en algunos aspectos los sueños de Gil, el protagonista de Medianoche en París, la última película de Woody Allen. Gil, un joven escritor que llega a París, recorre sus calles y empieza a añorar la mítica ciudad de la gran bohemia, la de los años 20. De pronto sus sueños se hacen realidad y, mágicamente, se ve deambulando por el París de los años locos. Pero su desilusión es grande cuando descubre que sus héroes de entonces, Ernest Hemingway, Francis Scott Fitzgerald, Gertrude Stein, Pablo Picasso, Salvador Dalí y tantos otros, pasan las noches discutiendo y añorando un París muy anterior, que, claro, tampoco conocieron. Es decir, que también ellos viven pendientes de ideas, imágenes, sueños heredados que ya no tienen vigencia, pero que siguen condicionando y frustrando sus vidas”, explica.
El cambio está adentro. La mente consciente no toma decisiones, son los recuerdos en nuestra mente inconsciente los que definen las decisiones que tomamos. Los recuerdos son los que hacen juzgar, enojarse, resentirse. “El cambio -concluye Graciela Díaz Lima- debe ocurrir dentro de uno. Buscar afuera para resolver los propios problemas no funciona. Cuando deseamos ser ciento por ciento responsables por lo que experimentamos en nuestras vidas renovamos nuestra percepción del mundo. El ho’oponopono cambió mi vida, ante todo me trajo paz y me demostró que las soluciones suelen aparecer de la manera menos pensada.”
LA NACION