El modelo que le dio vida a los superdeportivos

El modelo que le dio vida a los superdeportivos

Por Gabriel Silveira
Hasta 1966 Ferruccio Lamborghini había construido solo el 350 GT, el primer auto de la empresa homónima pero no el que terminaría reflejando lo que el constructor de Sant’Agata Bolognese. Mucho menos lo hacía la maquinaria agrícola y los tractores que dieron inicio a la compañía. El que marcó el camino por el que hoy transita la marca fue el Miura, el auto que tuvo que recibir una calificación hasta entonces inexistente: con él nace la era de los “superdeportivos”.
Actualmente Lamborghini se encuentra celebrando los 50 años de la aparición del Miura. Para eso armó un recorrido por distintas ciudades de Italia con ejemplares en impecable estado. Y también reabrió su museo luego de una remodelación, en el que, claro está, hay una muestra especial del Miura. En ella se incluye la exhibición de un prototipo con carrocería roadster, del que se fabricó un único ejemplar.
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Lo particular de esta historia es que el Miura se comenzó a gestar a espaldas de Ferruccio. Fueron los ingenieros Gian Paolo Dallara y Paolo Stanzani y el piloto de pruebas Bob Wallace quienes, en sus ratos libres y en secreto, le dieron forma a un chasis con motor central trasero. Ya con el apoyo de la marca, esta arquitectura fue mostrada por primera vez en el Salón de Turín de 1965. Inclusive sin carrocería ese chasis ya daba que hablar y hasta ya había recibido algunos pedidos durante la muestra. La leyenda cuenta que ahí también nació la expresión “los caballos tienen que tirar del carro y no empujarlo”, que le atribuyen Enzo Ferrari.
Había que ponerle carrocería a ese chasis con un gran motor V12 ubicado en el centro y Lamborghini recurrió al estudio de diseño Bertone. El dibujo fue obra de Marcello Gandini, que con el resultado a la vista, se puede afirmar que la decisión no pudo haber sido más acertada, a pesar de que algunos aseguran que el carrocero italiano estuvo trabajando hasta la noche anterior a su presentación oficial en el Salón de Ginebra, de 1966. Gandini terminó siendo el diseñador estrella de la marca del toro, ya que luego también creó modelos como el Countach o el Diablo.
La puesta a punto para llegar a tiempo a la muestra suiza fue algo improvisada, ya que los ingenieros no tuvieron tiempo para comprobar si el propulsor realmente iba a entrar. Lo cierto es que llenaron el vano motor con lastre y se aseguraron de que nadie pudiese abrir la tapa para que no se notara la ausencia del corazón de este deportivo. Varios artículos periodísticos reflejan que el encargado de ventas de la marca la pasó bastante mal ya que era el encargado de mantener lejos a los periodistas que querían ver el motor.
Así nacía el Miura P400, con un motor de 12 cilindros en V, 3.9 litros de cilindrada y una potencia de 350 caballos de fuerza. En 1968 se mejoró la especie con el P400S, que tenía aire acondicionado y unos 20 caballos más. Fue esa versión la que adquirió Frank Sinatra quien en su momento sentenció: “Usted compra una Ferrari cuando quiere ser alguien. Y compra un Lamborghini cuando es alguien”.
El más famoso y el último Miura que se construyó fue el SV (Super Veloce), que entregaba una potencia de 385 caballos de fuerza y del que apenas se construyeron 150 unidades. Se hicieron, además, unas seis unidades de un Miura SV/Jota, una variante homologada con 440 caballos para un modelo de poco más de 800 kilogramos.
Un chasis inédito con un motor central dispuesto transversalmente y un diseño único hicieron que este modelo, que se fabricó hasta 1972, trascendiera en el tiempo. Por eso hoy Italia lo celebra. Con el Miura, Lamborghini había creado, sin saberlo, una nueva era: la de los superdeportivos.
CLARÍN