27 Jun Generar afecto, generar vida
Por Luis Aubele
Todo se rige por la ley de la oferta y la demanda. ¿Cuánto valgo? No lo sé, pero es la pregunta fundamental de la cual depende nuestra autoestima en la sociedad capitalista contemporánea. Somos sujetos del intercambio, pero a diferencia de una moneda, no sabemos cuánto valemos. Somos un promedio entre lo que creemos valer y lo que creemos que valemos para los otros; por eso todas son siempre cifras imaginarias”, reflexiona preocupado el licenciado en Psicología Ginés Perea.
Atravesados por múltiples teorías. “¿Para qué nos quieren y cuánto? Ese es nuestro enigma y también el que atraviesan múltiples teorías como la ley del más fuerte implicada en la obra de Charles Darwin: La ley general que lleva a la mejora de todos los seres orgánicos es la de multiplicar, variar, dejar vivir al más fuerte y dejar morir al más débil?”
Demandas exageradas. “Sin embargo, esta realidad entraña sufrimiento. El hombre no soporta ser un commodity, un producto de consumo más, ya que esto significa formar parte de algo que lo excede, ser pieza de una maquinaria: es decir, funcionar dependiendo de objetivos que son de otros? El sujeto se encuentra atravesado por una demanda sexual y una demanda laboral. Estas conforman las bases de su inserción social y sus interacciones.” Entre los seres humanos se efectúan tratos de sumisión en relación con el dinero, que es energía, que es alimento, que es poder. Por dinero las personas matan, matan para comer, ya que si no mueren. Como en toda cadena alimentaria: matan o mueren.
Valor agregado que aliena. Las personas valen dinero, son energía codificada, usinas que transforman alimentos en valor agregado, y todo esto en función de un plan a largo plazo que no comprendemos. Y esto nos aliena.
El querer ser, pero no poder serlo, genera una frustración y, por ende, dos caminos posibles: aceptación o rechazo de la situación.
Afecto y vida. ¿Cómo salir de la trampa? “La salida de esta trampa requiere que nos fijemos en los lazos afectivos que se generan entre dos polos. No es en el uno ni en el otro, sino en el producto que se genera entre ellos Esta ligazón se llama afecto, siempre que generamos afecto estamos generando vida.” El placer habla de medios, el amor habla de fines. El otro ser humano es el único medio que tenemos para desarrollarnos, para realizarnos a través del afecto. Del mismo modo, nosotros cumplimos esa función afectiva para los otros.
Poder curar. Por eso el amor es la moneda que avala y sostiene la vida. Sin embargo se encuentra interceptada en la sociedad capitalista actual. Pero aun así el sentimiento de amor, darlo y recibirlo, es la base de la autoestima. Si la gente enferma es la propia gente la que puede curar.
Vaciarse. “La verdadera madurez se alcanza en contraposición al ego, en la filantropía, la solidaridad, en la responsabilidad social, más allá de mi entorno y mi posición social”, concluye Perea.
MICROESFERA
“Propongo el siguiente ejercicio: rezar mientras nos bañamos. Esto permite reconocernos limitados y es una forma de meditar antes de empezar el día, poniendo nuestra mente en blanco, ya que el rezo de cualquier religión es un mantra.
Realizar cualquier hobby (y si es un deporte en equipo mejor), ya que nos permite estar presentes sin intereses.
Escuchar bien a los que tenemos más cerca y, si es posible, ayudarlos: ésta es nuestra microesfera.”
LECTURAS
Matrix ( Larry y Andy Wachowski).
La muerte, un amanecer (Elizabeth Kubler-Ross).
El libro rojo (Carl Gustav Jung).
Estructuras elementales del parentesco (Claude Lévi-Strauss).
Brevísima historia del tiempo (Stephen Hawking).
El libro tibetano de la vida y de la muerte (Sogyal Rimpoché).
LA NACION