31 May Ex banqueros de Wall Street están bien representados en el gobierno de Macri
Por Benedict Mander
Cuando Argentina notoriamente volvió a los mercados de capitales internacionales el mes pasado con la mayor venta de bonos proveniente de un mercado emergente jamás vista, Jamie Dimon, director ejecutivo de JPMorgan, se aseguró de felicitar personalmente a su personal por una labor bien realizada.
Pero en Buenos Aires el tema de la deuda de u$s 16.500 millones, encabezada por JPMorgan y otros tres bancos mundiales, evocó más sentimientos encontrados, particularmente porque Argentina ha tenido durante un largo tiempo una turbulenta relación con Wall Street que ahora se ha reavivado tras una serie de nombramientos de alto perfil dentro del nuevo gobierno de Mauricio Macri.
Ningún banco está mejor representado que JPMorgan, con algunos ex empleados en altos cargos, entre ellos Alfonso Prat-Gay, el ministro de Hacienda; Luis Caputo, el secretario de Finanzas; y Miguel Gutiérrez, el presidente de YPF, la empresa de energía controlada por el Estado. Otras instituciones bancarias como el Deutsche Bank, Goldman Sachs, Barclays y Morgan Stanley también cuentan con ex empleados en importantes cargos dentro del gobierno del Sr. Macri, en marcado contraste con una actitud abiertamente hostil hacia las finanzas globales bajo la populista administración anterior de Cristina Fernández de Kirchner.
“En este momento, existe una atmósfera ligeramente similar a la de un club de amigos. Hay una gran cantidad de ex alumnos de Wall Street por todas partes”, comentó Walter Molano, economista principal de BCP Securities, un corredor especializado en los mercados emergentes, durante una reciente visita a Buenos Aires.
La proliferación de funcionarios conocedores en materia financiera dentro del gobierno del Sr. Macri le da más credibilidad entre los banqueros, un componente vital en atraer dinero hacia una economía hambrienta de inversiones tras una década de políticas intervencionistas. Para el Sr. Macri, la inversión es la llave para abrir las puertas del potencial de la economía argentina, la cual se anticipa se contraerá este año.
“El mercado nos ha estado dando mucha credibilidad”, aseguró un alto funcionario de la administración del Sr. Macri. “Todo el mundo nos conoce, ya somos una parte de la comunidad. Así es que nos escuchan, y nos entienden; muchos incluso están de acuerdo con nosotros. Algunos ni siquiera podían entender a los individuos que estaban antes que nosotros”, él agregó. Wall Street se convirtió en el nexo de una diáspora argentina después de que el país se convirtiera en el más activo mercado emergente en los mercados de capitales durante la década de 1990. Otros argentinos se mudaron al extranjero después de que los bancos de inversión cerraran las oficinas locales como consecuencia del desplome financiero del país en 2001. Muchos lograron desarrollar carreras exitosas en bancos como JPMorgan, en donde numerosos argentinos actualmente ocupan posiciones claves, tales como Daniel Pinto, el presidente de su rama de banca de inversión y quien es un posible sucesor del Sr. Dimon.
“Una gran cantidad de argentinos que trabajan en el extranjero han decidido volver al país para hacer lo que puedan para apoyar este momento de cambio”, declaró un funcionario que trabajó durante muchos años para uno de los grandes bancos estadounidenses.
Al igual que muchos de sus colegas en Latinoamérica y en otras regiones que han regresado a trabajar en sus países de origen actualmente en auge, la incipiente recuperación económica de Argentina ha llevado a muchos a regresar para participar en el cambio de su país, el cual durante tanto tiempo fuera tratado como un paria, de la misma forma en que la anterior administración veía con profunda sospecha al “capitalismo salvaje”.
De hecho, Alfredo Zaiat ridiculizó en un escrito a principios de este año en Página 12, un periódico que apoyaba al gobierno anterior las comparaciones del gabinete del Sr. Macri con los jugadores estrella del club de fútbol español Barcelona, a diferencia de lo que muchos veían como una carencia de funcionarios competentes en la administración saliente.
“Más que Barcelona se mostró como un rejunte de jugadores amateurs que sólo saben de negocios financieros para rédito de sus anteriores empleadores”, escribió el Sr. Zaiat en una columna titulada “JP al poder”, en referencia al banco estadounidense.
“Se podría escribir un libro sobre la relación de Argentina con Wall Street”, dijo Agustin Honig, presidente de AdCap, un banco de inversión en Buenos Aires. Él recuerda la crisis de 2001 que provocó la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, quien se vio obligado a huir del palacio presidencial en helicóptero días antes de lo que entonces fuera el mayor impago de una deuda soberana de la historia.
“El gobierno del presidente De la Rúa hizo lo que Wall Street le dijo que hiciera y el país explotó. Durante los últimos cinco años, no se hizo nada de lo que Wall Street recomendó, pero los inversores han estado acumulando activos argentinos”, él agregó.
La animosidad entre el gobierno de Argentina y Wall Street puede haber disminuido, pero a algunos observadores les preocupa que el gabinete pleno de banqueros del Sr. Macri pueda no estar adecuadamente preparado para lidiar con algunos de los problemas reales que él enfrenta. Entre ellos se incluye el de los sindicatos rebeldes que luchan por defender a los argentinos temerosos de perder sus empleos y esforzándose para pagar sus cuentas mensuales mientras los acosa una inflación de dos dígitos.
“Los mercados son más racionales y han estado apoyando a Argentina”, dice Diego Ferro, un gestor de cartera argentino de Greylock Capital Management en Nueva York. “Hasta ahora le ha estado yendo bien al gobierno, pero ellos se han ocupado de problemas que están dentro de su área de especialización, los mercados financieros. El verdadero desafío comienza ahora”, agregó el Sr. Ferro.
EL CRONISTA