La estrategia, un viaje a los extremos

La estrategia, un viaje a los extremos

Por Christian Leblebidjian
Dentro del estilo Simeone, hubo un detalle estratégico de Atlético de Madrid que llamó la atención ante Bayern Munich. El punto fue: ¿por qué tanta diferencia desde el parado del equipo en el primer tiempo en España con respecto al segundo? La revancha en Alemania fue más parecida a toda la segunda etapa en Madrid. Sí se entiende la postura de primero lastimar y luego defender la diferencia, apostando por el contragolpe. Donde pierde es en los extremos. Fue fabuloso lo hecho en esos 45 minutos, con presión alta y ataques directos (y al mismo tiempo respaldados), asumiendo el protagonismo y maniatando a un rival hasta el punto de generarle una gran confusión. A pura intensidad, en ese primer tiempo, el conjunto español generó 5 llegadas y recibió sólo una. Pero todo se invirtió y terminó dominador el equipo de Guardiola (7-1). Lo raro no fue que Atlético se parara en su campo para achicar espacios y salir de contraataque (físicamente es imposible sostener ese ritmo), sino que la línea defensiva se ubicara demasiado cerca de Oblak.

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Ayer sucedió lo mismo, por eso no sorprendió cuando Bayern llegó al 2-1 con dos cabezazos dentro del área chica, el primero de Vidal y el segundo de Lewandowski. Hubo otras chances también casi dentro del área chica de Oblak: una tijera de Lewandowski y un cabezazo de Javi Martínez. Y el gol que le hizo Suárez para Barcelona (el 1-1) por la Champions, también fue punteando la pelota en el área chica. Había sido expulsado Torres, aunque los 10 jugadores de Aleti estaban dentro del área.
Otro riesgo, cuando se defiende tan atrás es que un remate desde afuera del área sufra un desvío entre las tantas piernas propias y eso descoloque al arquero. Sucedió un par de veces ayer, pero la padeció fuera de contexto: en el tiro libre de Xabi Alonso.
Sumando los dos partidos, Bayern generó 24 chances de gol contra las 11 de Atlético, aunque el equipo del Cholo fue superior y más efectivo. Pensó un plan, lo ejecutó con el convencimiento absoluto de sus dirigidos y llegó a la final llevando la estrategia de un extremo al otro.
LA NACION