Pena de muerte, ¿una discusión abierta?

Pena de muerte, ¿una discusión abierta?

Salió de la cárcel, mató a su ex, a sus dos cuñados y se suicidó
Por Julio Rodríguez
Un comisario inspector retirado mató a balazos a su ex esposa y a dos de sus hermanos e hirió de seis disparos a su actual pareja en Santiago del Estero. Horas más tarde, después de un raid del horror, se suicidó. La tragedia comenzó ayer, pasado el mediodía, en una vivienda del barrio San Fernando de la ciudad de La Banda, a siete kilómetros al este de la capital, donde residía la mujer y su familia. El homicida, que tenía una orden de restricción de acercamiento y había estado detenido hasta el martes luego de ser denunciado por violencia de género, se dio a la fuga tras irrumpir a los tiros delante de sus dos hijos y fue perseguido por la policía hasta la capital provincial. Lo rodearon en el barrio Huaico Hondo. Allí, frente a una capilla, estacionó su auto y se atrincheró. Luego de dos horas y media de tiroteo y negociaciones para que se entregara, el hombre se pegó un tiro. Lo hizo con el mismo arma que mató a su familia. Según las pericias iniciales, tenía todo planificado: dentro del vehículo encontraron municiones y varios cargadores.
Ricardo Díaz es el comisario inspector retirado de la policía provincial que mató a balazos a su ex esposa, Silvina Santillán (36), sus ex cuñados, Darío y Cecilia Santillán (25), mientras que también acribilló a Mario Oanesián (53), actual pareja de Silvina, que al cierre de esta edición estaba internado en grave estado. Este último hombre se desempeña como director de una escuela de la localidad de Herrera, 130 kilómetros al sur de la ciudad de Santiago del Estero.
Tras quedar libre el martes de la cárcel, Díaz salió decidido a tomarse venganza por mano propia. Es que los hermanos de Santillán habían sido quienes lo habían denunciado por las violentas agresiones que le había hecho a la mujer. Pero el hombre salió en libertad luego de que la propia Santillán, temerosa de una nueva reprimenda, negara los hechos.
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Enfurecido de celos y enceguecido por la denuncia, el femicida se dirigió ayer a la casa de Silvina, que estaba acompañada por sus hermanos, su actual pareja y su dos hijos. La mujer fue la primera víctima: recibió un disparo mortal en el pecho y murió en el acto. Darío fue acribillado y también falleció al instante, mientras que Cecilia, la otra hermana, recibió seis impactos (pierna, axila, abdomen y tórax) y fue trasladada al Hospital Regional, pero no logró sobrevivir.
Silvina Santillán, que era cabo de la División Criminalística de la policía de Santiago del Estero, tenía dos hijos, un nene de 8 años y una nena de 7 que, de acuerdo a lo que fuentes policiales dijeron a Clarín, presenciaron el trágico desenlace. Uno de ellos, según testimonios, fue quien avisó a una vecina para que alertara a la policía.
Los efectivos llegaron rápidamente al lugar, una humilde casa del barrio San Fernando, en La Banda. Díaz escapó en su auto, un Renault Clio blanco, pero varios móviles policiales lograron interceptarlo en el barrio Huaico Hondo. Fue allí donde el femicida y doble homicida se atrincheró en su vehículo y desde ahí arremetió a balazos contra sus ex compañeros de fuerza. Durante dos horas y media, los intentos para que se entregara fueron vanos. La tensión en el barrio se prolongó, teniendo en cuenta que el tiroteo se produjo frente a la capilla Virgen del Valle, de esa populosa barriada.
Personal policial de la División Homicidios y Delitos Complejos, junto a los jueces y fiscales, Norma Morán, María Teresa Montes, Alvaro Yagüe y Marta Elena Ovejero –titular de la Unidad de Violencia de Género–, trabajaron para intentar calmar al asesino y convencerlo de que entregara su arma y se rindiera. Sin embargo, cercado por más de un centenar de efectivos que rodearon la manzana, Díaz optó por pegarse un tiro y terminar la violento raid de más de siete horas que había comenzado pasado el mediodía. Ya había intentado suicidarse luego de asesinar a su ex esposa y a sus cuñados, pero fue disuadido por los vecinos luego de fallar el disparo y causarse sólo una herida en la boca.
CLARIN

Tiene 19 años y cayó por matar a tres hombres el Viernes Santo
Por Erico Vega
Su apodo no intimida, más bien hasta inspira ternura, pero nada tiene que ver con la realidad de este temible joven dedicado, desde muy joven, al delito. “Germancito”, de 19 años, fue detenido en el conurbano bonaerense por su actitud sospechosa al ver un patrullero. Sobre él pesaba un pedido de captura nacional por al menos cinco asesinatos ocurridos en Santa Fe, entre ellos el de un nene de 11 años, como integrante de la banda “Los Monos de Cabal”. Tres fueron cometidos el último en la última Semana Santa.
La detención de este chico expone de manera cruda la gravedad del cuadro en la Provincia: no sólo la tasa de homicidios es alta, sino que existen bandas con cierta organización para delinquir y dirimir sus disputas a sangre y fuego.
El pasado Viernes Santo poco tuvo de inmaculado para Santa Fe. En menos de 12 horas se produjeron tres homicidios en Cabal, uno de los barrios más peligrosos de la capital. Sin embargo, ese raid criminal no fue aún peor por un milagro. Víctor Sánchez iba camino a ser otra víctima del día: recibió un impacto de bala que le destrozó el esternón y le perforó un pulmón, pero sobrevivió para contarlo.
“Fue ‘El Germancito’”, alcanzó a decir no bien acudieron al lugar la Policía y los servicios de emergencia que lo trasladaron al Hospital José María Cullen. Víctor atendía su kiosco cuando se le acercó el asesino y le espetó, inmutable: “Hasta acá llegaste”.
Daniel (50) y Roque Sánchez (30), su hermano y su padrastro, no corrieron la misma suerte: “Germancito” les disparó a quemarropa. Al mayor lo ejecutó de un balazo en la cabeza cuando estaba tirado en el piso. ¿El motivo? Según pudo saber Clarín, ambos habían sido testigos del crimen de uno de sus enemigos, Héctor Duarte (28), ese mismo día y por causas que estarían vinculadas a la disputa por el territorio con otro grupo.
El joven, además, era buscado como principal sospechoso de la muerte de Iván Albarengo, un pibe de 11 años que jugaba en un campito de barrio Cabal cuando recibió un proyectil en la cabeza y murió en el acto, en enero de este año, al quedar en medio de un tiroteo entre bandas.
“Germancito” tenía ganada hace rato su fama en el ambiente delictivo. En marzo del año pasado estuvo detenido e imputado por otro homicidio (de Orlando Duarte), pero todo se frustró cuando se realizó la prueba de reconocimiento en la audiencia de prisión preventiva. “Estaban dadas las condiciones para dejarlo con prisión preventiva por las pruebas que teníamos en su contra, pero el testigo no lo pudo identificar y el juez ordenó la libertad. En las ruedas de reconocimiento suelen jugar factores como el miedo, las amenazas o la sinceridad de no individualizar a un agresor”, le explicó a Clarín el fiscal regional de Homicidios, Jorge Nessier.
Tras la muerte de Albarengo, se libró la orden de detención en su contra y se produjeron varios allanamientos en la zona, aunque los resultados fueron negativos.
El sábado a la noche, el sospechoso caminaba por la ruta 210 y calle 8, en la localidad de Alejandro Korn, partido de San Vicente, cuando un patrullero de la Policía Bonaerense lo vio en una actitud sospechosa y lo trasladó a la comisaría para averiguar sus antecedentes. Allí saltó la orden de captura que pesaba sobre él, cuyo nombre se verificó como Germán Alejandro Castañeda, con domicilio en el barrio Pompeya, de Santa Fe.
“A las claras está que se trata de un persona muy violenta, que usaba frecuentemente armas de fuego, tanto él como el grupo y el entorno en que se mueve. Y que, además, estaría involucrado en al menos cinco homicidios en la capital santafesina”, indicó una fuente.
Los homicidios son un tema preocupante para las autoridades de la Provincia. En lo que va del año ya hubo 45. De mantenerse esta tendencia, estará entre los registros más altos de la historia. Por lo general responden a conflictos interpersonales por viejas broncas o por peleas territoriales de bandas de delincuentes y narcotraficantes.
“Germancito” perdió la inocencia hace rato. Por lo pronto, la Fiscalía espera que el joven, considerado uno de los más peligrosos de la historia criminal de Santa Fe, llegue a los tribunales mañana y se le realice de manera inmediata la audiencia de imputación.
CLARIN

Detienen a tres hermanos por asesinar y quemar a una nena de 8 años
El cuerpo de la nena asesinada y quemada estaba casi irreconocible. Los forenses aún no han podido determinar cómo fueron sus últimas horas, desde que salió rumbo a la escuela para nunca más regresar. Pero está la certeza de que sufrió un crimen horripilante. Un dato inquieta: uno de los tres jóvenes detenidos por el caso había sido denunciado por abuso sexual.
El cadáver calcinado de Melanie Trinidad Rodríguez, de 8 años, fue encontrado en la madrugada de ayer en una ripiera (un predio del cual se extrae ripio) de Fray Luis Beltrán, en el municipio de Maipú, en el Gran Mendoza.
La nena desapareció el lunes al mediodía, cuando caminaba para tomarse el colectivo rumbo a la escuela. “Trini”, como la llamaba su familia, fue vista por última vez a las 12, cuando salió de su casa. Sus seis hermanos van a otros colegios, por lo que iba sola. La encontraron tras una búsqueda desesperada.
Horas después fueron detenidos por el crimen tres hermanos de 18, 20 y 25 años. Son vecinos de la ripiera y llegaron hace poco al barrio San Cayetano, ubicado en una zona rural de Maipú.
La mamá de la nena, Alejandra Rodríguez, contó que otros vecinos la habían puesto en alerta porque escucharon que los ahora detenidos “habían violado a un chico” del barrio. Pero la mujer dijo que “nunca” se habían acercado a su hija ni habían sido irrespetuosos cuando se cruzaban con ella por la zona. “Nunca imaginé que podían llegar a esto. Hay dos testigos que los vieron quemando neumáticos en la ripiera”, reveló.
Si bien la pequeña tenía 8 años, padecía un retraso madurativo, según contaron sus familiares. En el mediodía del lunes, salió de su humilde vivienda, ubicada en la finca Polo de Fray Luis Beltrán, para ir al colegio. Tenía que caminar un kilómetro por un callejón para llegar hasta la parada del colectivo. Alrededor de las 18, la madre fue a esperarla a esa misma parada, pero nunca llegó. Sus compañeros le contaron que no había ido a la escuela.
“Le perdí el rastro en el camino, porque tenía que ir a bañar a otra de mis hijas, que entra a las 14.30 a la escuela”, contó la mamá. A mitad del callejón está la ripiera donde fue hallado el cuerpo calcinado. “Antes de que se fuera la peiné, comió dos platos de guiso, y me dijo: ‘Chau, mami’; fue la última vez que pude estar con ella”, relató. Sin consuelo, gemía: “No quiero imaginar cómo habrá sufrido, qué le habrán hecho”.
Una vecina, Lucía Agüero, contó que cerca de las 15 vieron humo en el lugar donde más tarde hallaron el cuerpo. “Es común que se queme basura, pero jamás imaginamos que se trataría de algo tan horrible”, explicó.
Por la tarde, unos cien vecinos de la nena hicieron un piquete para pedir seguridad y justicia. “Este lugar es una boca de lobo”, dijo Rosa Palacio, vecina y amiga de la familia de “Trini”. “Tenemos miedo, nunca había pasado algo así, y ahora no sabemos qué decirles a nuestros hijos, cómo cuidarlos. En esta calle ni siquiera hay luminarias”, explicó la mujer.
Enfurecidos, varios vecinos partieron hacia la casa de los hermanos detenidos e intentaron quemar la casa, lo que fue impedido por policías. Había corrido la versión de que el padre de los acusados se había fugado del barrio por temor a represalias o tal vez porque tenía algo que ocultar.
La nena recursaba segundo grado en la escuela Lafinur. La directora, Marisa Villafañe, contó: “Al empezar el año, como tiene una hermanita en nivel inicial, la mamá las traía juntas en bicicleta. Pero como la más pequeñita terminó el período de adaptación, ‘Trini’ estaba viajando en el colectivo de línea para venir a la escuela y en el micro escolar para regresar”. La docente confirmó el retraso madurativo de la víctima. “Tenía abono gratuito para el micro porque tenía certificado de discapacidad”.
El papá de Trini, que está separado de la madre, y un hermano de 18 años encabezaron la búsqueda desesperada de la nena. Fue el adolescente quien encontró el cuerpo calcinado en la ripiera. Eso generó falsas versiones sobre una posible participación familiar en el crimen, pero por la tarde el fiscal Galdo Andreoni descartó esa hipótesis.
El ministro de Seguridad de Mendoza, Giani Venier, confirmó que el mayor de los detenidos “tiene antecedentes por abuso”. Dos testigos vieron a los tres hermanos quemando cubiertas en la ripiera. El funcionario dio más datos de los sospechosos: “Habían sido prácticamente expulsados de la anterior barriada por inconductas. No tienen frondosos antecedentes, pero sí el antecedente de abuso sexual, lo que habla mucho en este tipo de hechos”. En el barrio de Melanie nadie sabía de esto.
CLARIN