El “área chica” del delito: distracciones personales que invitan al arrebato

El “área chica” del delito: distracciones personales que invitan al arrebato

Por Mariano Gaik Aldrovandi
Gustavo caminaba por avenida Santa Fe, a metros de Coronel Díaz, cuando recibió una llamada. Por unos segundos se aisló del intenso movimiento que esa zona presenta un día de semana a las seis de la tarde. Sintió que alguien le chocó el hombro. Se dio vuelta y su iPhone 6 desapareció de su mano.
Lo que le ocurrió a Gustavo hace unos veinte días en Recoleta es lo mismo que sufren a diario decenas de personas que transitan por la ciudad. Se trata de pequeñas distracciones en momentos y lugares críticos: el “área chica” del delito.
Hablar por teléfono al caminar por la vereda, usarlo en el asiento más próximo a la puerta de un tren, revisar las notificaciones ante el semáforo, esperar para cruzar la esquina sobre el cordón con la cartera del lado de la calle… Situaciones que suceden en simultáneo y que los oportunistas conocen, estudian y no desaprovechan, con viejos métodos, pero con objetivos renovados.
“Siempre me pongo contra una pared o contra un árbol para que no me roben. Trato de estar alerta, pero ese día me abstraje. Fue una milésima de segundo y me arrebataron el celular de la mano”, relató Gustavo a LA NACION.
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Según las últimas estadísticas oficiales, en la Capital se denuncian en promedio casi 70 arrebatos por día. En todo 2015, el Ministerio de Seguridad de la Nación contabilizó unos 25.000 casos, teniendo en cuenta los hechos ocurridos en la vía pública, en los medios de transporte y los perpetrados por motochorros.
Claro está, los episodios que no son reportados por los damnificados en las comisarías revelan que esas cifras deben ser todavía mayores. Sólo en los últimos seis meses del año pasado, el mapa del delito elaborado por distintas asociaciones vecinales porteñas registró 19.000 arrebatos. La mayoría de ellos, en el corredor norte de la ciudad. De hecho, esta modalidad es la que más golpea en Recoleta, donde representa más de la mitad de los delitos señalados por las víctimas, según aquellos informes hechos por los vecinos.
“Brindar seguridad es una de las obligaciones emergentes del Estado, pero se necesita la cooperación del vecino para que no quede todo librado a la función policial”, dijo a LA NACION Ricardo Pedace, subjefe de la Policía Metropolitana, quien reconoció la problemática. En esa línea, explicó que la lucha contra el delito tiene cuatro patas: el Poder Ejecutivo, la Justicia, la legislación penal y la participación ciudadana.
Un estudio elaborado por la Procuración General de la Nación, que fue publicado por LA NACION el 28 de marzo pasado, reveló que el microcentro porteño y las zonas comerciales de avenidas como Rivadavia, Cabildo, Santa Fe y Corrientes son los lugares donde más robos de celulares se registraron en los últimos tiempos. Balvanera, Almagro y Palermo, seguidos de Flores, Caballito, Belgrano, San Nicolás y Recoleta, son los barrios que registran la mayor cantidad de reportes. Allí, las sustracciones se concentran en el horario de 12 a 20, de lunes a viernes, es decir, la hora pico comercial.

Cuidados personales
“Los propios vecinos son la parte más importante del sistema de seguridad. Pero no tiene sentido si la gente se cuida y la policía no le brinda apoyo. Tampoco si se detiene a los delincuentes, pero los jueces no resuelven de manera de desactivar a los delincuentes o si el Poder Legislativo no dicta leyes que regulen estas normas de conducta”, afirmó.
Para evitar sufrir un robo en la vía pública, las autoridades recomiendan ser cuidadosos con los objetos de valor, como celulares, relojes, carteras y joyas, que son los que están a la mano de los oportunistas.
El arrebato no es la única modalidad que aparece cuando las víctimas bajan la guardia. Las roturas de vidrios, las entraderas o los robos a la salida de cajeros automáticos son otros de los delitos que aparecen en estas situaciones, según coincidieron distintos especialistas.
Dejar la cartera u objetos de valor en el asiento del acompañante del auto puede ser una mala idea si se tiene en cuenta que todos los días en la ciudad de Buenos Aires hay en promedio diez hechos de rotura de cristales, según estadísticas del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Pedace explicó a LA NACION que muchos de estos delitos ocurren en la zona de semáforos, donde delincuentes se hacen pasar por limpiavidrios y cuando se acercan al parabrisas aprovechan para mirar si hay algo a su alcance. En ese caso, poco les importa que la ventanilla esté cerrada. La rompen con el codo y en un segundo se alzan con el botín.
“También están los que van en moto a la par de los autos observando. Lo «marcan» y cuando el coche se detiene atacan”, explicó Pedace. Una de las recomendaciones que brindó el jefe policial es llevar el bolso en el piso o debajo del asiento.
La salida del cajero automático o la entrada a casa también son escenarios y momentos de riesgo. Las autoridades recomiendan usar las máquinas expendedoras de billetes de día y guardar el dinero antes de salir. Y aconsejan no concurrir siempre a la misma sucursal para evitar exponer los movimientos propios.
Para el ingreso a la casa, sugieren prestar atención a la presencia de desconocidos que merodeen la zona y, en caso de notar movimientos sospechosos, llamar a la policía. Lo mismo al guardar el auto en el garaje: hacerlo rápido y no dejar el coche sobre la acera con el portón abierto. Tampoco permanecer en la vereda charlando, sobre todo de noche.
LA NACION