El drama de los inmigrantes, en dibujos que emocionan al Papa

El drama de los inmigrantes, en dibujos que emocionan al Papa

Por Julio Algañaraz
En el avión. Durante el regreso desde Grecia al Vaticano, el Papa mostró desgarradores dibujos de niños.
El Papa Francisco se conmueve también hoy cada vez que muestra los dibujos a sus interlocutores o mientras charla con sus colaboradores. Se los regalaron los chicos que lo saludaron, abrazaron y besaron en el campo de prófugos de Moria, en la isla de Lesbos, que Jorge Bergoglio visitó el sábado.
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De vuelta al Vaticano se trajo a tres familias sirias musulmanas – doce personas– y los dibujos como recuerdo imborrable de aquellos encuentros. “¡He visto tanto dolor!”, repite el Papa argentino que habló para convocar a la solidaridad a la vieja y sorda Europa, que ahora no alarga los brazos sino que levanta muros por todos lados.
Un chico con una camiseta celeste y blanca alargó en el campo un papel con su dibujo. “¿Esto es para mi?”, le preguntó Bergoglio. “¿Lo hiciste vos?”. En el diseño se van varios niños detrás de una red metálica. “¿Cuál sos vos?”, le preguntó el pontífice, ayudado por un intérprete. El chico le dijo que se llama Azadi y le mostró con el dedo el dibujo que lo representa, con un pañuelo en torno a la cabeza y un cartel que dice: “Help” (“socorro” en inglés). “Soy yo con mis amigos en el campo”. El padre de Azadi, que está junto a su hijo, tomó la mano de Francisco y le dijo: “Es hermoso que estés aquí”.
El Papa argentino saludó a los 300 refugiados que lo acogieron en el campo de Moria. Otro niño le ofreció un dibujo, en el que se ve al sol llorando lágrimas de sangre y a chicos y adultos que se ahogan en el mar en el viaje desesperado desde Turquía a la isla griega de Lesbos.
Este dibujo conmovió mucho a Bergoglio y el Patriarca ecuménico ortodoxo Bartolomeo, que lo acompañaba, le dijo: “Este diseño es todo un símbolo”. Bergoglio lo tomó y dijo a uno de sus acompañantes: “No lo doblen y que no se pierda. Quiero ponerlo en mi escritorio”.
El Papa reiteró varias veces que el encuentro con los refugiados y sobre todo con los niños, que le regalaron más dibujos, “era para llorar”. En el viaje de vuelta en el avión mostró a los periodistas los diseños infantiles y les dijo: “Estos niños han visto a otros nenes que se ahogaban y ahora lo tienen en el corazón. Si el sol es capaz de llorar como en este dibujo, también a nosotros no nos hará mal una lágrima”.
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