“Soy tranquilo y extremadamente normal”

“Soy tranquilo y extremadamente normal”

Por Agustina Binotti
Sorprendiste participando del debate de “Gran Hermano”. ¿Qué tal la experiencia?
Fue algo muy divertido, la sorpresa fue ver a un actor haciendo eso. Lo único que dejé siempre en claro es que iba a hablar sobre lo que pasaba adentro de la casa. Lo que sucedía afuera, antes o después, no me importaba. A mí me gusta que hablen de mi trabajo, porque creo que lo que hago antes o después, importa poco o nada. No tengo prejuicios. Si me divierte algo y no le falto el respeto a alguien, lo hago. Para mí, estar sentado ahí no me hizo mejor ni peor actor, ni mejor o peor persona.
Los participantes del reality buscan fama, pero en tu caso, la fama es consecuencia de tu trabajo y siempre lograste mantener el perfil bajo. ¿Cómo hiciste?
Cuando entré a la primera clase de actuación, a los 18 años, buscaba ser actor, no famoso. Tuve mi época de tapas de la revista Eres, de galancito de telenovelas, y me divertí mucho, pero llega un momento en que, para mí, hay que decidir. Y yo preferí la actuación. Además, soy tranquilo y extremadamente normal, simple, y hasta me da cierta vergüenza la exposición. Por eso quiero empezar a dirigir, producir o hacer cosas. No necesito tanto el aplauso, me encanta, pero no lo necesito. Creo que estoy muy bien conceptuado, me llaman para muy buenas cosas. Yo no generó una histeria, quizá si en una época con Ricos y famosos (Canal 9,1997), pero fue eso y chau. No me gustó.
2013022111155913382
Pero seguiste haciendo cosas muy populares, como “Violetta”. Con eso mantenés tu fama en las nuevas generaciones…
Me encantó esa experiencia. Ahí hacía de padre. Ahora se está rodando la película por la que viajé por tres días a Italia, a Torino, a grabar la escena final. Me encanta trabajar para los chicos, hice muchas obras infantiles. Crecí con Disney y con las canciones de María Elena Walsh. Trabajar para ellos es una responsabilidad muy grande. En el teatro, el actor le da algo a la gente, ellos son los agasajados. Muchos dicen que la gente sólo viene a ver a uno y me parece todo lo contrario: yo tengo que darles algo. No tengo prejuicio con nada. Me pasa con los chicos de Gran Hermano, que sólo quieren ser famosos. Antes quizá despotricaba, pero ahora tengo casi 43 años y les puedo dar consejos, mi visión, que no quiere decir que sea la visión correcta.
¿Siempre tuviste inquietudes con la actuación?
Sí. De chico era tremendo. Muy teatrero. Sentía que estaba el mundo contra mí. Por suerte después me di cuenta. A mí me sucede algo cuando se apagan las luces en el teatro. Por eso amo el teatro, desde los cinco o seis años que me llevaban mis tías a ver obras. Mis viejos siempre me apoyaron, pero mi vieja, en un momento, me pidió que estudiara algo universitario. Hice seis meses de Publicidad. Me fui porque era una pavada, estaba perdiendo el tiempo. Así que empecé a trabajar, y al tiempo conseguí trabajo en TV. Con eso se le fueron los miedos a mis viejos.
¿Cómo saltaste del teatro a la televisión?
Estaba viendo La zapatera prodigiosa, de Carolina Papaleo, cuando se prendieron las luces. Tenía a una señora al lado, productora (Patricia Beber). Me preguntó si me interesaba trabajar en televisión. Le dije que sí y me llamó para hacer una prueba. Hice una para Amigovios y me ganó Fabián Mazzei. A los 15 días empecé en Montaña rusa. Nunca me olvidé de eso y tampoco dejé de estudiar. Al día de hoy me preparó, leo.
¿Sentís que resignaste algo por darle tu vida a la actuación?
No, porque hago mi trabajo y me voy. Tengo mi vida, mis amigos, mi casa, mi perro. Yo soy actor en el trabajo, no en la calle. Mi viejo es médico, tiene 80 años y sigue estudiando, y no resignó nada tampoco. Resignar ya no sucede. Es muy Mirtha Legrand, de otra época.
¿Te gustaría ser padre?
Sí. En los elencos siempre me dicen “el tío”. Soy muy padrazo con mis sobrinos, por ejemplo. Pero ser padre no es algo que me quite el sueño, no es una asignatura pendiente, ni nada por el estilo. En algún momento podría suceder, pero creo que eso implica tiempo. No se me ocurriría dejar un hijo a una niñera todo el día. Eso, además, es un proyecto para hacer de a dos personas, y yo estoy solo. Pero sé que tengo mucho para dar como padre. Y hay muchos chicos que se lo merecen. Adopción o lo que fuera.
CLARIN