03 Mar Internet al banquillo: afirman que le quita concentración y creatividad al cerebro
Por Victoria De Masi
Instantes de una publicidad que rota desde hace semanas en la televisión: una chica y un chico entrelazados en un abrazo, cada uno mirando la pantalla de su celular; el chico acariciando la cola de esa chica sin detenerse en el relieve que marca el teléfono, que está guardado en el bolsillo del pantalón; un chico recibiendo la imagen que le envía una chica: suponemos que es algo de color rojo porque su rostro se vuelve bermellón igual que el de otra chica que recibe, en simultáneo, la misma foto. ¿Serán conscientes de que el abrazo y la caricia están en un segundo plano? ¿Y que las imágenes ya no son exclusivas de un destinatario?
Ya se dijo que vivimos conectados. El tema que está ahora en análisis es cómo el cerebro modifica su conducta con el uso continuo de la tecnología. Nicholas Carr –escritor británico, best seller– en su libro “The Shallows: What the Internet is doing to our brains” alerta que “vivir conectados a Internet nos hace pensar de forma mucho más superficial”. Es que ahora debemos estar atentos a muchos estímulos, como la interrupción por llamadas, mensajes de WhatsApp, correos electrónicos, tuits o posteos en Facebook que en muchos usuarios causa una falsa necesidad de conectividad y un espejismo de información. Según Carr “ese estado perpetuo de distracción e interrupción afecta a la consolidación de la memoria”. A su juicio, la especie humana, atravesada por la tecnología, se ha vuelto más sedentaria y perezosa, y menos creativa.
Se trata del cerebro, entonces. Diferentes estudios aseguran que se producen cambios en funciones esenciales. Por ejemplo en el hipocampo, área del cerebro involucrada en los procesos de memoria y espacio. Pero las investigaciones también advierten que esta era no es apocalíptica y que el cerebro seguirá siendo un órgano noble, con una capacidad de adaptación suprema. Y que Internet genera una demanda diferente.
“Estamos preparados para prestar atención a varias cosas al mismo tiempo pero la atención es una capacidad limitada que nosotros debemos administrar a sabiendas que si la dividimos entre más de una tarea pueden aparecer omisiones u errores”, observa Diana Bruno, neuropsicóloga del área de Neuropsicología y Rehabilitación Cognitiva de INECO.
Una escena que se repite a diario: alguien que interrumpe su tarea laboral para chequear su cuenta de Facebook, mientras revisa la línea de tiempo de Twitter y responde un mensaje de WhatsApp. “La Web es atractiva para nuestro cerebro porque los estímulos que ofrece son cambiantes y rápidos. Cuando un estímulo en particular empieza a aburrirnos hay otro emergente que nos atrapa. Además la atención voluntaria tiene una representación espacial, lo cual está relacionado con los estímulos visuales que en la Web son particularmente atractivos. La atención es como la memoria RAM de un celular o de una computadora, si estamos corriendo un solo programa el dispositivo es más veloz, si estamos corriendo dos o tres programas se enlentece un poco, y si estamos corriendo más de cuatro programas es aún más lento”, completa Bruno.
En agosto la empresa Motorola difundió los resultados de un estudio sobre el uso de smartphones en Argentina. Los resultados fueron estos: el 60 por ciento de las personas consultadas dijeron que duermen con su teléfono al alcance de la mano, mientras que el 54% se lo lleva al baño, y la mayoría rescataría al teléfono de un incendio antes que a sus mascotas. Más cifras: la pantalla del celular se mira unas ocho veces por hora, incluso cuando no se esperan mensajes o llamadas importantes y el 73% de los argentinos utiliza su teléfono cuando se encuentra en una sala de espera. Otro estudio revela que chateamos más y conversamos menos (ver recuadro). “Dentro” del teléfono está todo y por eso nosotros estamos “adentro” del teléfono. Los especialistas coinciden en que aprender a administrar el uso de la Web y sus plataformas es uno de los grandes desafíos a nivel cognitivo y también a nivel social, como pasó cuando el teléfono del línea hizo que nos acostumbremos a conversar sin ver la cara del otro.
Laura Jurkowski, psicóloga y directora de Reconectarse, un centro especializado en conflictos con el uso de tecnologías, advierte que el multitasking –hacer varias cosas al mismo tiempo– no nos hace mejores en términos de rendimiento sino que nos dispersa: “Los efectos a corto plazo son problemas para concentrarse y de memoria, dispersión, no poder organizarse ni hacer foco. Es como si la persona no hubiese dormido la noche anterior o hubiera fumado marihuana. En el centro recibimos muchos estudiantes universitarios que por estar conectados a las redes sociales no pueden hacer foco en el estudio”. En medio de tanto bombardeo de información, lo que le cuesta al cerebro es seleccionar qué de todo eso es relevante. Pero ya decía Albert Einstein: “Yo nunca memorizo un dato que sé dónde encontrar”.
CLARIN