03 Mar Estudiar sistemas no basta: también hay que recibirse
Por Mariano Foriase
La necesidad de profesionales en el área de sistemas es una realidad que nadie pone en tela de juicio. Esta problemática afecta a todos los países y la Argentina no se encuentra ajena ya que las oportunidades laborales y económicas para quienes comienzan una carrera en este segmento son amplias. Según las encuestas de diferentes consultoras de RR.HH. los profesionales de la tecnología de la información se encuentran entre los más buscados y con excelentes perspectivas de empleo para el 2016 y los años que siguen.
Este panorama deja abierto un horizonte promisorio para los estudiantes de dichas carreras: 100% de empleabilidad al finalizar los estudios y crecimiento profesional en empresas con proyección global, por mencionar sólo algunas de las ventajas del sector.
Sin embargo, estas condiciones favorables encierran una tentación en la cual pueden caer tanto los empleados que están estudiando como los empleadores: ante la necesidad prefieren apostar al corto plazo sin tener una visión a futuro. Lograr que los estudiantes terminen sus estudios representa un doble beneficio, tanto para los primeros como para las empresas.
Si bien este segmento se caracteriza por ser cuna de emprendedores sin título universitario -Steve Jobs y Bill Gates pueden ser algunos de los nombres más relevantes-, luego de un análisis y de haber apoyado una política de recursos humanos que prioriza el desarrollo académico, concluimos que los beneficios de terminar una carrera universitaria son muchos.
Para mencionar algunos, notamos que la universidad brinda herramientas que incrementan el éxito, sobre todo en proyectos que presentan desafíos tecnológicos en negocios complejos y que demandan soluciones con innumerables condimentos: escalabilidad, globalidad, funcionamiento en múltiples plataformas, innovación o agilidad al momento de adaptarse a las nuevas necesidades del negocio. Además, en los proyectos de IT suelen interactuar gran cantidad de equipos de distintas áreas del negocio y con especialistas de varias disciplinas propias de sistemas, en algunos casos distribuidos geográficamente, con la dificultad de hacerlo con la calidad esperada en el tiempo estipulado por el negocio. El ejercicio que se adquiere en los ámbitos académicos facilita este trabajo.
El argumento trillado de que la experiencia se logra trabajando, hace que se pierda de vista el futuro. Es un hecho que la universidad prepara a los estudiantes, los orienta a tener una visión general del conocimiento y a pensar el paradigma/realidad que hay que resolver de forma abstracta mediante un sistema de información.
Finalmente, no debemos olvidar que la universidad habilitará a los graduados a continuar perfeccionándose en diversos estudios de posgrado. Hoy en día, la formación de grado es insuficiente para seguir creciendo profesionalmente, y ese beneficio, sólo pertenece a quienes alcanzan un título.
EL CRONISTA