Debate mundial por una técnica que busca crear el bebé perfecto

Debate mundial por una técnica que busca crear el bebé perfecto

Por Valeria Román
Los que menosprecian a las bacterias como organismos primitivos tendrán que replantearse su prejuicio: ellas emplean un mecanismo que detecta cuando las invade un virus y les sirve para destruirlo. Desde hace tan sólo tres años se sabe que esa estrategia, llamada CRISPR, puede servir también para generar cambios en el genoma de los seres humanos, de especies animales y plantas. Y mucho más: puede también usarse para producir un “bebé perfecto”, un ser libre de mutaciones que puedan desencadenar enfermedades y cuyas modificaciones podrían ser heredadas por sus descendientes.
La técnica de edición genética, que es rápida y barata, tiene muchas aplicaciones potenciales, pero su impacto para la humanidad puede ser tan profundo que hizo que las mismas investigadoras que la desarrollaron, la francesa Emmanuelle Charpentier, y la estadounidense Jennifer Doudna, pidieron que se debata públicamente los beneficios y los límites de su uso. Ayer, se largó la primer cumbre mundial sobre edición genética en Washington, organizada por la Academia Nacional de Ciencias y la Academia de Medicina de EE.UU., la Academia Real de Inglaterra, y la Academia de Ciencias China.
Cientos de investigadores de diferentes disciplinas participarán en el encuentro que termina mañana: debatirán especialmente las cuestiones éticas que implica la alteración de los genes humanos.
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“Creemos estar cerca de poder alterar la herencia humana”, dijo el ganador del Nobel David Baltimore, que trabaja en el Instituto de Tecnología de California, durante la inauguración de la cumbre para examinar lo que catalogó de “preguntas profundas y perturbadoras”. Otra cuestión es si la técnica podría ser usada para el mejoramiento humano, incluso en adultos, pero sin razones médicas. El disparador que hizo que tantos científicos se reunieran fue que meses atrás se supo que investigadores chinos habían intentado alterar genes en embriones humanos, un experimento en laboratorio que no funcionó bien, pero plantó la idea de que en el futuro se puedan transmitir genes modificados a futuras generaciones. CRISPR es “una tecnología que tiene fuertes implicaciones para la alteración permanente del genoma humano”, advirtió la misma Doudna, en la revista Nature.
La técnica es una herramienta para editar con precisión genes, encontrar secciones específicas de ADN, y reparar o reemplazar. Como se hace con las palabras en un procesador de texto en la computadora. Por un lado, estiman que podría usarse en terapias para distrofia muscular, anemia falciforme, cáncer y virus del sida. Incluso hay científicos que quieren producir cerdos genéticamente modificados como donantes de órganos para humanos, y otros incuban mosquitos mutantes diseñados para que sean incapaces de transmitir la malaria o paludismo. Pero se necesitan límites. Según dijo ayer John Holdren de la Oficina de Política para Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca, otro de los expositores de la cumbre, la edición genética en embriones, óvulos y espermatozoides “es una línea que por ahora no debe cruzarse”. La cautela se debe a que cambiar el ADN de la próxima generación puede ser inseguro y una pendiente hacia la polémica eugenesia.
CLARIN