04 Aug Aconsejan preservar árboles añosos
Por Fabiola Czubaj
Cuando todos daban por sentado que la perseverancia del pájaro carpintero era clave para que otros animales encontraran dónde anidar, un equipo liderado por una argentina descubrió que más de mil especies de aves y mamíferos del mundo cuentan con otro “atajo” para conseguir un buen refugio.
Es nada más ni nada menos que el paso del tiempo. El envejecimiento, la degradación producida por hongos e insectos y hasta el viento van debilitando la madera de los árboles y, así, loros, tucanes, lechuzas, ardillas, serpientes o ranas, entre tantos otros, pueden armar sus nidos con gran facilidad.
“Cuando los animales dependen de huecos formados por degradación natural están dependiendo de árboles grandes, vivos. La mayoría tienen más de 100 años antes de que se les formen huecos, aunque los más grandes, para animales como los tucanes o los loros, llevarían más tiempo aún”, explicó la doctora Kristina Cockle, coordinadora del Proyecto Selva De Pino Paraná de la Fundación Azara-Universidad Maimónides e investigadora posdoctoral del Conicet.
Ella en la Argentina; la doctora Kathy Martin en la Universidad de British Columbia, Canadá, y el doctor Tomasz Wesolowski, en la Universidad de Wroclaw, Polonia, organizaron grupos de voluntarios, estudiantes e investigadores para relevar pacientemente durante un período de entre 5 y 25 años un total de 2805 huecos en árboles de bosques y selvas de los tres países. Además, revisaron los resultados de investigaciones similares en 17 sitios de 10 países de Europa, Oceanía, Asia y América.
Ese estado de situación de los cuatro continentes proporcionó datos desconocidos, como que el 75% de los huecos que usan las aves en el mundo se formaron por el daño o la degradación de los troncos durante más de 100 o 200 años, mientras que la enorme familia de carpinteros u otros “excavadores” (trogones, trepadores o los carboneros sibilinos y de capucha negra) son los verdaderos responsables de la mayoría de esos agujeros (77%) sólo en América del Norte, donde llegan a permanecer utilizables hasta una década. En cambio, en América del Sur y los otros tres continentes los huecos por degradación son hasta 12 veces más duraderos (como en la Argentina).
También, según los resultados publicados en Frontiers and the Environment y comentados en Science , algunos de los huecos relevados en la selva misionera, por ejemplo, pueden servir de refugio seguro para cuatro especies de aves hasta siete veces en cinco años.
El equipo de Cockle, se lee en Science del 14 de este mes, halló que los pájaros carpinteros “podrían reducir algunos de los efectos que está teniendo la tala de árboles sobre las especies que utilizan los huecos para anidar en América del Norte, pero que eso no daría resultado en otras regiones”, incluido nuestro país.
Aquí, un grupo de estudiantes de la carrera de guardaparques, colonos y chacreros de la localidad misionera de San Pedro ayudó a Cockle a trepar a algunos árboles y revisar otros para verificar si el hueco era un nido o no.
“Si el hueco está a menos de 15 metros del suelo, usamos una camarita montada en un poste telescópico que puede alcanzar esa altura”, explicó Cockle por correo electrónico a La Nacion desde Canadá, donde trabaja en el Centro de Investigación Aplicada a la Conservación de la Universidad de Vancouver.
En la pantalla de un televisor portátil, los observadores determinan si en el hueco hay huevos o pichones. “Muchas veces los pájaros entran a los huecos y pueden pasar ahí bastante tiempo sin que sea su nido -explicó-. A veces no tiene las características que buscan para anidar, como cuando está mojado o no es suficientemente profundo.”
Esta singular investigación demuestra la importancia que tiene cuidar los árboles añosos para la fauna autóctona. “Si queremos que nuestros hijos vean aves como los tucanes y los loros en nuestros bosques -señaló Cockle-, debemos asegurar que siempre haya árboles viejos, grandes y vivos, donde se forman los huecos más duraderos.”
Es que, sin esos refugios, esos habitantes ocasionales no se pueden reproducir. “En la Argentina hay muchas especies de aves que necesitan huecos para anidar y que están en peligro de extinción, como el loro vinoso y el tucán banana en Misiones”, recordó.
Para revertir la disminución de árboles añosos vivos, la doctora Cockle recomendó proteger reservas y conservar bosques completos, “especialmente los prístinos, como La Fidelidad, en Chaco”. También habría que modificar el proceso de extracción de la madera, ya que las leyes establecen un diámetro mínimo del tronco para la tala. “En el Parque Provincial Cruce Caballero, de Misiones, la selva tenía 3 veces menos árboles grandes, 9 veces menos huecos y 17 veces menos nidos de aves (en huecos). Eso significa que la forma en que aprovechamos la madera en esa provincia está haciendo desaparecer los lugares donde los animales pueden reproducirse.”
El Proyecto Selva De Pino Paraná ( http://pinoparana.fundacionazara.org.ar ) está trabajando con alumnos y colonos de Misiones “antes de que sea demasiado tarde para estos animales”.
LA NACION