10 Feb Martín Slipak: “Me sugestioné mal”
Por Pablo Raimondi
Un jugo de naranja exprimido, sin hielo, y la mirada que aterriza mansamente sobre la Plaza Güemes, frente a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe.
La quietud de una apacible tarde de enero, luego de un día que derritió la ciudad, se contrasta con el clima sórdido de Resurrección, el filme de Gonzalo Calzada y las truculentas anécdotas de Martín Slipak, su protagonista.
Resulta imposible asociar a este actor, acodado en una mesita al aire libre, con la víctima del “vómito negro”, el síntoma de una muerte segura de aquella víctima de la fiebre amarilla: la cruenta enfermedad que asoló Buenos Aires durante 1871 y dejó un saldo de unos 13.000 muertos. “En la película encarno a Aparicio, un joven sacerdote que lucha por sus convicciones religiosas ante el clima hostil de una antigua y lúgubre casona”.
Un cura en busca de la cura o camino a la locura (cuac), Slipak reconoce que el día a día del rodaje nocturno del filme le dejó cierta secuela. “Había zonas de la casa a las que no iba porque me daban pánico. La vivienda no tenía iluminación propia y quedaban ambientes a oscuras. Estuve sugestionado mal”, confiesa.
–¿Por la enfermedad o por qué?
–Se hablaba bastante de un fantasma en esa casa de Burzaco. Tengo cierto respeto sobre el tema porque viví una situación similar al respecto (ver recuadro).
–¿Lidiaste con alguna enfermedad severa como en la película?
–Cuando era adolescente tuve mononucleosis y estuve 40 días en cama, bajé siete kilos y recuerdo la sensación horrible de volver a la calle y palpar otro mundo: que la dinámica sigue y vos podés estar o no. No sos imprescindible. El personaje de Aparicio me remitió más a esa sensación de fracaso. El teme que la muerte sea el reflejo de que sus convicciones eran erradas. Y eso es terrible. La simple desaparición de Dios.
–¿Tenés tu costado de fe?
–Pienso que la fe es una fuerza que empuja a los humanos. Eso sí, no creo en Dios, no soy religioso.
–¿Te identificaste con la película?
–Puede ser, hace algunos años me metí a fondo con el tarot y la numerología. No me cuesta entrar en una zona mística, me atrapa.
Aquellos que gusten de relacionar filmes, quizás encuentren en Resurrección un tributo a Los otros (esa gema de Alejandro Amenábar) y, en cuanto a la estructura del filme, cierto coqueteo con la Drácula de Francis Ford Coppola.
–¿Te gusta este tipo de películas?
–No soy un fanático del cine de género ni tampoco soy consumidor. Pero esta clase de filmes, en donde el terror está puesto en un lugar más interno de los personajes, me moviliza más que una película sangrienta, gore.
Devoto de directores como Michael Haneke, Lars von Trier y Gaspar Noé, Slipak se arrima a un cine “fino y oscuro en donde a los personajes no se les resuelven fácil las cuestiones”.
–¿Creés que en Argentina falta ese tipo de cine?
–Sí, no hay mucho. El cine más alternativo tiene más de lo contemplativo y el más popular intenta resultar más ameno. Hay algo de la historia oscura que falta. Después de la crisis del 2001 fue interesante que exista un hiperrealismo en donde poner un actor a trabajar parecía que quedaba mal.
¿Los planes de Slipak? A fines de enero comenzará a rodar la comedia Educando a Nina, además, le ofrecieron filmar un cortometraje para principios de febrero (para el ciclo de cine Historias breves) y también habrá lugar para el teatro. “Me fanaticé con la dirección, voy a dirigir una obra -aún sin nombre- que escribí. Es la historia de amor entre un veterinario y una desgrabadora de investigaciones de mercado. Estrenará en mayo en el Espacio Callejón con protagónico de Viki Almeida”.
Por último, actuó en Toda la noche (de Tamae Garateguy) y, confiesa, le gustaría seguir participando en filmes de terror.
Saliendo un poco de tanta oscuridad, enfermedades y fantasmas. ¿cómo relajará Martín en verano? “Mi ocio es escribir, soy ansioso, me cuesta parar. Si puedo me siento en un barcito, con un café o una birra y enfrente un cuaderno y me pongo a hacer anotaciones”.
–¿Y acerca de qué escribís?
–Armo un guión para teatro.
–Pero así no desconectás…
–(Piensa) Tenés razón, ahora que lo pienso me cuesta el ocio que no te lleva hacia ningún lado. ¿Es el ocio creativo? No lo sé hacer.
–¿Viajás por placer?
–Uff, mi último viaje así fue a los 18 años, de mochilero por Europa. Pasa que trabajo todos los veranos. Tengo una hija de 5 años a la que lleva todos los años a unas playas cercanas a Chapadmalal.
–¿Y cómo cortás la rutina?
–En 2015 me fui unos días al Tigre, a una isla, solo. Ahí practiqué remo. Quiero hacerlo de nuevo. Ah, y me voy a comprar unos rollers.
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Fantasma de película
“Siempre se tiene más temor a lo desconocido que a lo conocido”. Esa frase de Slipak antecede a un hecho extraño que ocurrió durante el rodaje del filme Te extraño (2010). “Encarnaba a un chico al que habían asesinado durante la dictadura militar. Interpretar a un personaje así creo que te hipersensibiliza. Pasó en un departamento de Monserrat”.
–¿Qué percibiste?
–Vi en varias ocasiones a una chica vestida estilo ´70s. Y, como no la conocía, le pregunté a la gente de técnica quién era. Desconocían.
–¿Volviste a ese lugar?
–Sí, y le conté al dueño del lugar. Me creyó, pero no sabía nada. Pienso que hubo una cuestión energética fuerte.
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Resurrección
Ideal para los amantes del terror gótico y las ambientaciones sugestivas. Un cura que lucha contra una enfermedad mortal y los espectros de una casona. Lo acompaña Patricio Contreras, en la piel de Quispe, de gran actuación.
CLARÍN