16 Jan “Si ganar premios es tu motivación, entonces estás frito”
Dentro de los estrenos de cine de esta semana, sobresale el impresionante elenco de La gran apuesta, con figuras como Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling y Brad Pitt (ver crítica en pag. 38).
La historia también tiene su atractivo, ya que se basa en hechos reales sobre los oscuros manejos financieros de los bancos durante el final de los años 2000. Los personajes principales son cuatro amigos que deciden aprovecharse de la situación y buscar ganancias extraordinarias.
Unos días antes de la premiére en Los Angeles, Christian Bale se sentó ante la prensa en el Four Seasons Hotel.
-¿Qué fue lo que te atrajo a este proyecto?
-La obsesión del director, Adam Mckay, con quien hablé por primera vez por teléfono y de inmediato me di cuenta que derrochaba entusiasmo, humor, furia y obsesividad. ¡Era contagioso! Y por supuesto que también me gustó mucho la oportunidad de interpretar a este personaje increíble.
-¿Cómo lo describirías?
-Como un hombre muy muy interesante. Mike Burry fue el primeo en levantar la mano y contar lo que estaba pasando en el mercado inmobiliario y financiero de Estados Unidos. Hasta predijo cuándo iba a ser el colapso. Es un hombre que vive y respira número y cifras de una manera que yo ni puedo comenzar a comprender. Es un hombre que se conoce muy bien y tiene un cerebro único. Es capaz de quedarse despierto durante varios días seguidos para analizar cifras. Realmente creo que es una gran pasión. No es ganar dinero lo que lo mueve, y por eso es diferente a otros personajes de Wall Street.
-¿Es cierto que lo conociste antes de iniciar el rodaje?
-Sí. Fui a visitarlo al norte de California. Teníamos agendado pasar un día entero juntos, con pausas para almorzar y hacer otras cosas, pero nos sentamos juntos a las 8:30 de la mañana y no nos levantamos de las sillas hasta 9 horas después. Fue una de las conversaciones más interesantes que jamás tuve.
-¿Qué sabías del tema de la películas antes de filmar?
-Había leído todo acerca del tema en los diarios, en su momento. Pero apenas estaba al tanto de gente como Hank Paulson, Ben Bernanke y la AIG, así que aprendí un montón gracias a Mike. Durante el rodaje retuve todo lo que me contó,¡y después me olvidé de todo! (risas)
-¿Cómo preparaste el personaje?
-Es maravilloso tener la oportunidad de estudiar a la gente al grado que yo hago y sin tener que te denuncien a la policía por acoso o actitud sospechosa (risas). Así que la mayor preparación fue el tiempo que pasé con Mike. También estaba el aspecto físico, porque es un tipo muy grandote que levantaba pesas en la época de los hechos de la película, así que intenté duplicar eso, al igual que los cortes de pelo de la cadena Supercuts y los golpes de batería de temas favoritos suyos como “By demons be driven” de Pantera.
-¿Preparar un personaje como este fue muy diferente al, digamos, Dicky Eklund de El ganador, en 2010?
-No. Drásticamente, no. Se llega a lugares muy diferentes, pero la esencia es la misma. Querés que esa persona te deje seguirlo y observarlo. También hay que ganarse su confianza, porque no todos quieren divulgar cosas personales sin que uno haga lo mismo. El principio es el mismo, aunque sean personas muy diferentes y uno llegue a distintos entornos. El asunto es aprender a adaptarse para sentirse cómodo en su medio ambiente.
-Mencionaste al director Adam McKaycomo una de las razones para aceptar este papel. Pero su prontuario es mayor en el mundo de la comedia. ¿Eso no te hizo dudar?
-Muchos dirían eso, sí, pero apenas te sentás a hablar con Adam te das cuenta de que es un tipo muy agudo y que en este caso estaba obsesionado con el tema, y en un buen sentido. Me pareció que era la persona ideal, justamente por su pasado haciendo comedias, porque nunca iba a hacer un film que fuera un cliché del mundo de Wall Street. Sabía que iba a hacer algo entretenido y de una manera que nadie esperaba. La mayor sorpresa que va a encontrar la gente del público es justamente eso: una combinación hermosa de humor, entretenimiento y drama. El film no pudo tener un director mejor.
-¿Cómo fue el rodaje?
-Muy aislados, como se ve en la pantalla grande. Era solamente yo, rey de mi propio dominio en esta oficina, haciendo lo mío, con Adam gritándome cada tanto por los parlantes. O tratando de distraerme y hacerme reir entre toma y toma. Fue fantástico.
-Sos parte de un elenco increíble…
-… que nunca conocí.
-¿Ni siquiera en los ensayos o antes de comenzar el rodaje?
-No, nunca. Para nada. Nunca hablé con ellos. Por eso le decía a la gente de vestuario y maquillaje que le comentaran a Brad, Steve o Ryan que la primera semana de filmación fue buenísima, ¡porque fue cuando filmé yo! (risas) Recién los conocí en la noche de la premiére.
-¿Y cómo fue ver el montaje final de la película?
-Me encantó. De inmediato dije, “Por favor póngala nuevamente”. Era más entretenida, terrorifica, divertida y atrapante de lo que jamás había imaginado.
-Ya se habla de La gran apuesta como un favorito para los premios Oscar. ¿Qué sentís al respecto?
-Es un gran cumplido, pero ¿quién sabe? La calidad y el talento que hay en esta película es absolutamente maravilloso. ¿Si eso se traduce en premios y galardones? A veces sí, a veces no. Lo que te tiene que gustar es el proceso, la filmación en sí. Tu motivación siempre tiene que ser “Quiero meterme en este personaje”. Y si después, como consecuencia, te ganás un premio, genial. Pero si ganar premios es tu única motivación, entonces estás frito.
TIEMPO ARGENTINO