12 Jan “¿Y ahora, qué hacemos?”
Por Ezequiel Fernández Moores
La primera puja electoral fue en 1941, cuando el voto de los cinco grandes valía por tres. Ramón Castillo, hijo del presidente conservador, le ganó con 17 votos a Julio Noble (4) y a José de Grossi (1). La segunda fue en 1949, cuando Valentín Suárez goleó 17-2 a Juan Rey. En la tercera, en 1974, David Bracuto, presidente del campeón Huracán y médico de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), venció 17-12 a Juan Fiori (Jorge Propatto quedó con 1). Y en la cuarta, en 1991, el ex árbitro Teodoro Nitti, un osado, perdió 40-1 contra Julio Grondona. La próxima será la quinta puja electoral en una Asociación de Fútbol Argentino (AFA) que nació como tal en 1934 bajo la presidencia de Tiburcio Padilla, un médico y diputado de la Unión Cívica Radical (UCR). La AFA reconoce 1893 como año de fundación. Tiempos primero anglófilos del escocés Alexander Watson Hutton o aristocráticos de Florencio Martínez de Hoz. Años de la Argentine Football Association. Parecido a Argentine Fútbol SA, la empresa de Marcelo Tinelli que una década atrás colocaba jugadores principalmente en San Lorenzo y en River.
Así visto, lo del 3 de diciembre podría ser considerado un intento democratizador en la AFA, no obstante el papelito sobrante que convirtió en papelón la votación frustrada. Tinelli, ya no empresario, sino aspirante a presidente tras su gran gestión en San Lorenzo, afirmó que insistirá en su cruzada “renovadora” ante el oficialista Luis Segura. Quiere poner fin al continuismo de los 35 años de gobierno de Julio Grondona. A las “elecciones” que, según recordó el colega Oscar Barnade en Clarín, Grondona ganaba siempre por goleada: 35 de 35 votos de 1979, 30 de 30 en 1983, 31 de 31 en 1987, 41 de 40 en 1991, 40 de 40 en 1995, 41 de 41 en 1999, 40 de 40 en 2003, 44 de 46 en 2007 y 46 de 46 en 2011. Esta última, con tres clubes sin poder votar y el empresario de TV Daniel Vila sin poder entrar, pero autoanunciándose nuevo presidente en las puertas cerradas de la AFA. El intento democratizador del jueves 3 de diciembre se celebró en el predio de Ezeiza llamado Julio Humberto Grondona. El presidente eterno había sido velado en esa misma sala en 2014. Lo recordó su hijo, Julito Grondona, más grondonista que nadie. Votante de Tinelli.
El mismo día de la votación, el hombre al que todos, “seguristas” y “tinellistas”, rinden homenaje, había sido señalado en un nuevo informe del FBI, como receptor de coimas en el escándalo sin fin de la FIFA. Bajo pedido formal de extradición, quedaron a su vez Eduardo De Luca, ex mano derecha de Grondona, y José Luis Meiszner, el dirigente al que menos de un año atrás el fútbol del ascenso citaba como su gran candidato. El trascendido público de que también Segura podía caer en la volteada fue interpretado desde el oficialismo como una de las tantas versiones de una prensa adversa, rendida al gran aparato tinellista. “Yo -dijo Luis Segura hijo- dije que tendríamos 41 votos y me equivoqué porque tuvimos 37 o 38. Pero un periodista puede decir cualquier cosa y no pasa nada. No se equivocan nunca”. El problema no fueron esta vez las encuestadoras. Sino algunos periodistas que reprodujeron como propias las cuentas de triunfo inevitablemente interesadas que difundía el propio tinellismo. No recordaron acaso una máxima del fútbol argentino que dice que “lo importante es no perder”. 38-37 es empate. Como preguntó la propia funcionaria de la Inspección General de Justicia (IGJ): “¿Y ahora qué hacemos?”.
Primero, me dice un testigo del bochorno, garantizar la presencia en la sala de todos los asambleístas. El tinellismo pide que los asambleístas cuenten además con mandato de la Comisión Directiva de su club, un ejercicio democrático que San Lorenzo no practicó para decidir su voto. Por supuesto que deberá estar River (aunque el equipo siga o no jugando en Japón). También Crucero del Norte (el presidente Julio Koropeski tiene micros y hasta aviones propios, pero dejó la sala el jueves pasado aduciendo que perdía la vuelta a Misiones). Y Excursionistas, el club copado desde hace años por la barra y su delivery de droga. Es el mundo barra que toleró durante años Grondona y el resto. El que arruinó al fútbol como espectáculo popular. El mundo barra no sólo de Excursionistas. Sino también de los Di Zeo y Martín que hasta firmaron autógrafos en las elecciones del domingo pasado en Boca. El mundo barra de los que están viajando a Japón para alentar a River. El mundo que, según acusa el tinellismo, ejerció presencia intimidante en la votación del jueves pasado en Ezeiza.
La escena dejó “shockeado” y sin palabras a quien fue rey del griterío nocturno de la TV de los últimos veinticinco años. A su lado, Segura, en cambio, lucía imperturbable. Tan imperturbable como lució siempre Grondona aún en los peores momentos de su gestión eterna. Cuando casi todo un país lo insultaba y él respondía con el anillo de “Todo Pasa”. En estos días, hubo quienes recordaron entonces al Tinelli de aquel tuit de marzo de 2014 que anunciaba “licencia” en San Lorenzo, tras el temor a una caída en la primera rueda de la Libertadores y algunos primeros tímidos insultos que ya comenzaban a escucharse. “¿Para qué llamar ahora ‘traidores’ a la decena de dirigentes que, supuestamente, cambió su voto, cuando ese mismo voto volverá a ser necesario en la próxima elección?”. La fuente me advierte que algunos “traidores”, ya desnudada la “traición”, pueden haber quedado algo asustados con la imagen del Tinelli shockeado. “Porque él, si la AFA no sale, vuelve a la tele. Pero nosotros tenemos que seguir acá”.
El que contó los votos “pegados por la traspiración” fue un tinellista. Y quien propuso inmediatamente la unidad fue Segura. El nuevo gobierno, dicen las fuentes, también quiere lista única. Insiste en el consenso el reelegido presidente de Boca Daniel Angelici, el dirigente más cercano que sigue teniendo hoy Mauricio Macri en la AFA. La política nacional actuó siempre. Más lo hace ahora, porque el Estado, como socio de Fútbol Para Todos (FPT), aporta más del 70 por ciento de los ingresos. La alianza entre posturas que cruzaron graves acusaciones en las últimas horas, admiten algunos, puede sonar a un frágil acuerdo. Tan frágil como puede ser el poder de quien gane por un voto, añaden las fuentes. La AFA sabe que precisará fuerza colectiva para renegociar el FPT con un gobierno nuevo, que quiere menos Estado. La misma fuerza que precisará para recuperar autoridad tras los últimos escándalos de corrupción que no dejan nada en pie.
“Hastiados del destrato y del ninguneo -escribió este lunes el periodista Jorge Barraza en el diario colombiano El Tiempo-, del sistema perverso que los obliga a jugar por monedas torneos que otros venden por sumas millonarias”, entre los 60 y 80 clubes más fuertes de la región crearán dentro de seis a ocho meses la Asociación de Clubes de Sudamérica (ACSA). Ya han recibido asesoramiento de la poderosa Asociación Europea de Clubes (ECA), que tiene 220 afiliados de 53 países y tiene voz y voto dentro de la UEFA. La Conmebol, según la ACSA, ingresó 97 millones de dólares por la Libertadores de 2015. Repartió 53 millones a los clubes. ¿Y los 44 millones restantes? En medio de una guerra que incluye intereses de la TV, parecen no servir ya los cambios de porcentajes y promesas de mayores reformas de una Conmebol diezmada por el FBI. El abuso de monopolio de las Federaciones, y de sus socios de la TV que pagaba coimas, facilita la rebelión. “Sino -cierra su informe el diario El Tiempo, citando a un directivo uruguayo-, que arme un equipo la Conmebol y jueguen ellos”.
Hay Federaciones, como la italiana, que celebran elecciones con 278 votos. Los 81 votos de las tres categorías profesionales, eso sí, representan el 34 por ciento del total. Otro 34 por ciento incluye los 90 votos que representan a 15.000 clubes aficionados. Los porcentajes restantes se reparten entre jugadores profesionales y aficionados, hombres y mujeres, entrenadores y árbitros. En la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), el presidente Marco Polo del Nero, licenciado por 150 días tras el pedido de extradición del FBI, logró imponer a su candidato para la elección del miércoles próximo que votará a un vicepresidente clave para la sucesión. Son 67 votos (40 de clubes de Primera y de Segunda y 27 de Federaciones estaduales). El candidato se llama Antonio Carlos Nunes. Tiene 77 años. Fue coronel de reserva de la Policía Militar. Le dicen “El Coronel”.
LA NACION