09 Jan El mendigo que escribió un libro y ya es el best seller de Navidad
“Por favor, ¿me puede contactar a la noche? Estoy en una cita”. El que contesta a Clarín por Facebook, ocupadísimo, es Jean-Marie Roughol, 47 años, nacionalidad francesa, dirección… las calles de París.
Anda, anduvo durante los últimos 20 años, con un vaso en la mano pidiendo unas monedas. Pero ahora Roughol es, también, el best seller navideño de Francia: el mendigo escribió un libro sobre su vida y lleva vendidos unos 50.000 ejemplares.
Se acerca a pedir amablemente, con una sonrisa, con un chiste, contaron a distintos medios los vecinos del “triángulo de oro” parisino, una zona de tiendas de lujo por donde se mueve Roughol. El mendigo ya una figura de culto. Escribió Pido limosna: una vida en la calle durante dos años, sentado en los bancos de las plazas. “En diez meses empezaré a recibir los derechos de autor”, le dijo a la agencia AFP. “Aunque preferiría empezar a recibirlos ya”. ¿Es que no recibió un adelanto de la editorial Calmann-Lévy, que lo publicó? Sí, lo usó para vivir un mes en una pieza, darle algo de plata a la hija y comprarse un smartphone: con él atiende a sus seguidores -y a los periodistas- en Facebook. Después, de vuelta a la calle.
La historia que tiene para contar empieza en la infancia: la madre se fue cuando era un chico, lo crió el padre entre trago y trago, entre cachetazo y cachetazo. Desde adolescente se escapaba de la casa. Trabajó de mozo. A los 22 años se quedó sin empleo y se largó a la calle. Ahí hizo su vida y ahí el azar le tocó el hombro: un día le ofreció cuidarle la bicicleta a un hombre, en los Campos Elíseos. El hombre aceptó. Era Jean-Louis Debre, un diputado del centroderechista UMP, que había sido ministro del Interior. Charlaron esa vez, otra, otra, sentados en algún banco. “Es como si me hubiera sacado el Loto”, dice Roughol.
Fue Debre el que le propuso que escribiera. La tarea le llevó veinte meses y tres cuadernos. Cuando terminó, el político reescribió algunos tramos y agregó la información que Roughol le había dado en dos años y medio de charlas. El libro lo firman los dos.
En su escrito, ha dicho Roughol a la prensa “conté mi infancia , mis noches en el piso del subte, el temor constante de que me robaran en los refugios, los ojos de desprecio de la gente. Pero también las reuniones hermosas, los chicos y chicas …”
Algo de eso, de los ojos de desprecio es lo que quiere cambiar con su libro: “Espero que a partir de esto la gente no nos mire más como a miserables. No nacimos en la calle: muchas veces tenemos una vida anterior, hijos, un trabajo. De pronto un divorcio, un despido, una pelea con la familia te ponen en un espiral descendente que te deja en la vereda. No sé si esto del libro terminará bien, si me permitirá salir”.
Esperanzas no faltan: Roughol sueña con poner un negocio y vender crepes. Es un sueño que da desasosiego: “Quiero salir de la calle pero no sé… la calle es mi vida”.
CLARIN