16 Dec Devolver la vista en 5 minutos
Por Nicholas Kristof
Observar al doctor operar es como ver milagros ocurrir.
Él ha restaurado la vista a más de 100 mil personas, quizá más que ningún otro doctor en la historia, y siguen llegando pacientes. Desde aldeas remotas se abren camino a tientas por los senderos montañosos, con la esperanza de ser operados y poder ver nuevamente a sus seres queridos.
Un día después de que opera para retirar cataratas, retira los vendajes-¡y sorpresa! Pueden ver con claridad. Primero tentativamente y después con gran júbilo, miran a su alrededor. Unas cuantas horas después, caminan de regreso a casa.
Sanduk Ruit, un oftalmólogo nepalés, podría ser el campeón mundial en la guerra contra la ceguera. Unas 39 millones de personas en el mundo son ciegas —alrededor de la mitad debido a cataratas— y otras 246 millones tienen vista impedida, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Si se es una persona ciega en un país pobre, entonces tradicionalmente no hay esperanza. Sin embargo, Ruit ha ideado una sencilla técnica de microcirugía para cataratas que cuesta sólo 25 dólares por paciente y prácticamente siempre es exitosa. Su “método nepalés” ahora se imparte en las escuelas de medicina estadounidenses.
Viajé a Hetauda, en el sur de Nepal, para observar a Ruit realizar su magia en 102 hombres y mujeres. Una paciente era Thuli Maya Thing, de 50 años, que dijo haber batallado para cuidar a sus hijos después de perder la vista en los últimos años a causa de cataratas. Debido a su inhabilidad para trabajar, la familia en ocasiones pasa hambre.
“No puedo recolectar leña ni agua”, me dijo Thuli Maya. “No puedo cocinar. Me caigo con frecuencia. Me he causado quemaduras”.
Así que aguardaba afuera del hospital oftalmológico establecido aquí por Ruit, nerviosa, pero impaciente. “Podré volver a ver a mis hijos y esposo —eso es lo que más ansio”, dijo.
Fue llevada al quirófano, donde se le inyectó anestesia local en el ojo. Dejando su ojo izquierdo descubierto, Ruit se asomó por un microscopio, hizo una pequeña incisión en el globo ocular, extrajo la catarata y me la colocó en la palma de la mano. Era dura y amarillenta, un pequeño disco opaco que había devastado la vida de Thuli Maya.
Ruit introdujo un pequeño lente nuevo en el ojo y con eso terminó. El proceso tomó cinco minutos. Repitió las acciones con el ojo derecho de la mujer.
En EE.UU., la cirugía de cataratas típicamente se realiza con máquinas complejas. Pero los países pobres no pueden solventarlas, por lo que Ruit se basó en el trabajo de otros (incluyendo el Sistema de Cuidados del Ojo Aravind en India, que realizó 280 mil cirugías de catarata el año pasado) para desarrollar y pulir la microcirugía de pequeña incisión.
Al principio, los escépticos denunciaron o se burlaron de sus innovaciones. Pero luego la Revista Estadounidense de Oftalmología publicó un estudio de un hallazgo de que la técnica de Ruit tenía exactamente el mismo desenlace (éxito del 98 por ciento seis meses después) como las máquinas occidentales.
“Los resultados son fantásticos”, dijo Geoffrey Tabin, del Centro Oftalmológico Moran en la Universidad de Utah. Tabin aprendió la técnica de Ruit y se encontraba en Hetauda retirando cataratas junto a él. Dice que los resultados en Nepal rural empleando esta técnica son tan buenos como los de sus pacientes en Salt Lake City con casi un millón
de dólares en el equipo médico más moderno.
Tabin, un alpinista cuyo interés en Nepal fue despertado por haber subido a la cumbre del Monte Everest, encabeza el Proyecto Himalayo de Cataratas, una organización de caridad estadounidense que apoya la labor de Ruit y lleva sus técnicas a otros países, como Etiopía y Ghana. La batalla contra la ceguera mundial es ahora un proyecto conjunto Ruit/Tabin, y bautizaron a su sitio en Internet con el nombre CureBlindness.org.
“Ruit fue el primer doctor en colocar lentes a personas pobres en el mundo en desarrollo”, dijo Tabin. “Nadie ha devuelto la vista a tanta gente”.
Según el conteo de Ruit, que otros encuentran creíble, ha realizado 120 mil cirugías de catarata, principalmente en un solo ojo de un paciente. Sin embargo, Ruit no sólo desarrolló una técnica quirúrgica, sino todo un sistema para el cuidado del ojo. Fundó el Instituto Tilganga de Oftalmología, que incluye hospitales, clínicas y programas de capacitación, y un banco de ojos, utilizando los honorarios de pacientes con recursos para apoyar a los pobres. Tilganga opera del ojo a 30 mil pacientes al año —la mitad por una cuota, la mitad gratis.
Tilganga también fabrica 450 lentes miniatura al año para su uso en la cirugía de cataratas, manteniendo el costo a 3 dólares por lente, en comparación con 200 en Occidente. La calidad parece excelente y se exportan a 50 países.
David F. Chang, ex presidente de la Sociedad Estadounidense de Cirugía Refractiva y de Cataratas, describe a Ruit como “uno de los oftalmólogos más importantes del mundo”.
Ruit, de 61 años, quien creció en una parte remota del noreste de Nepal y estudió medicina en India, ahora está llevando su modelo a otros países de bajos recursos.
“Si podemos hacer esto en Nepal, se puede hacer en cualquier parte del mundo”, dijo.
Regresando a Thuli Maya, el día después de la cirugía, ella y los otros 101 pacientes estaban listos para que se les retiraran los vendajes. Ruit cuidadosamente quitó los parches sobre sus ojos y ella parpadeó un par de veces —y logró ver todo a su alrededor por primera vez en años. Sonrió mientras le hacían la prueba de la vista: 20/20.
“Antes me movía a gatas”, dijo Thuli Maya entre sonrisas, “y ahora puedo pararme y caminar”.
Los lectores con frecuencia me hablan de sus dudas sobre la ayuda humanitaria, y es cierto que ayudar a la gente siempre es más difícil de lo que parece. Pero en ocasiones es casi milagroso: una cirugía de 25 dólares puede restaurar la vista de una persona.
“Esto es algo que tiene tanto impacto, por tan poco dinero”, dijo Ruit mientras observaba a sus pacientes acostumbrarse nuevamente a ver.
Mientras tanto, Thuli Maya bailaba.
CLARIN