14 Nov El bibliotecario de Babel: la ficción de Borges hecha realidad virtual
Por Laura Ventura
Parece un lugar común, y, sin embargo, está muy lejos de serlo. De la ficción a la realidad… virtual, es cierto, pero realidad al fin de cuentas. Ésta fue la misión que se propuso Jonathan Basile, un admirador norteamericano de Jorge Luis Borges y, en particular, del cuento “La biblioteca de Babel”.
El filósofo y profesor de inglés trabajó durante seis meses -dos de ellos en busca del algoritmo perfecto- para concretar una meta, por entonces, delirante: recrear de modo digital esa emblemática biblioteca que obsesionó al escritor argentino a lo largo de toda su producción literaria.
En el relato de Ficciones, quien consulte ese tesoro del saber de la humanidad podrá encontrar cualquier texto que se haya concebido en el alfabeto occidental, puesto que allí se almacena todo escrito alguna vez redactado. Ahora quien ingrese en el sitio www.libraryofbabel.info podrá hallar, ocultos en la maraña de signos, desde pasajes bíblicos hasta versos de canciones pop, así como fragmentos de las obras literarias más célebres de la historia universal.
En el cuento de 1941, el narrador explica que existe una biblioteca que contiene todos los libros del universo (“basta que un libro sea posible para que exista”), ordenados de modo arbitrario, donde se encuentran todas las combinaciones de textos, tanto aquellos que tienen como los que no tienen coherencia ni sentido. Así, a partir de 29 signos ortográficos (las letras del alfabeto, además del punto, la coma y el espacio) se crean diversas combinaciones que ocupan los 3200 caracteres en cada página. Dentro del caos, de lo ininteligible y de la disposición del azar, se cuelan sonetos de Shakespeare, versos de Gustavo Cerati, parlamentos de Esperando la carroza, cuentos de J.D. Salinger, e incluso el propio nombre quien visita la biblioteca. Basile dio con el algoritmo que corrobora la idea borgesiana [cada vez más la Academia prefiere este adjetivo a borgiano] de que el conocimiento y la literatura poseen sus ideas más sofisticadas ya escritas, preexistentes en el universo.
En la soledad de su escritorio en Washington, Basile, de 30 años, estudió programación con ahínco con el objetivo de rendirle homenaje a Borges recreando “el universo [que otros llaman la Biblioteca]” construido con esas galerías hexagonales con el objetivo último de postular una teoría del lenguaje, su origen y esencia. En LibraryofBabel.info se pueden recorrer de modo virtual estos anaqueles y realizar búsquedas -y hallazgos- por un arco infinito de textos. Desde este sitio, y en la opción Search del menú principal, se ingresa el texto en cuestión en el recuadro [no debe superar los 3200 caracteres] y nuevamente se presiona search. El bibliotecario virtual señalará la ubicación exacta de esa combinación de caracteres en ese universo que concibió Borges. También existe la opción Browse, que ofrece la posibilidad de contemplar la arquitectura de la biblioteca (hexágono, pared, estante y volumen) para poder obtener una dimensión del espacio que ocupa un texto determinado, y, a su vez, acceder a unas coordenadas específicas.
El sitio Library of Babel es un proyecto de “arte conceptual”, como lo define su creador, quien pudo acercarse un poco más a dos nociones complejas como son el azar y el infinito, dos tópicos recurrentes de la obra de Borges. La conclusión a la que arribó el joven filósofo no lo desilusionó, sino que, por el contrario, permitió que avanzara hacia su entendimiento del cuento de Borges. Y, a su vez, y en un nuevo nivel, vuelve a emerger la ironía borgesiana cuando la metáfora de la biblioteca se aleja de la noción del caos y el absurdo para instalarse en la mente de un lector y producir sentido: “Es curioso pensar cuál es el objetivo que busqué con este proyecto. No es algo que produjera valor en un sentido reconocible, como una empresa o una invención. No voy a ganar dinero ni a cambiar mi actividad, pero sí puede afectar el modo en el que pensamos con respecto a la esencia del lenguaje. Eso es algo muy poderoso. Si este sitio conduce a que alguien trabaje o piense de modo distinto sobre estos temas, es mucho más de lo que deseaba poder lograr”.
“Quise mantenerme fiel al cuento de Borges. Hubo un breve momento en el que pensé que con esta biblioteca accesible para toda la comunidad de Internet lograría cumplir lo que el librero de Borges nunca logró: el descubrimiento de textos racionales ocultos entre infinitos volúmenes de galimatías. Pero, muy pronto, después de explorar los primeros libros generados de modo aleatorio, advertí que la posibilidad de que aparezca un texto legible, frente a la mayor cantidad de posibilidades irracionales, es muy pequeña”, explica Basile, para corroborar la idea de que hay más combinaciones extralingüísticas o de letras/signos que no conforman ninguna palabra o mensaje en ningún lenguaje con respecto a las combinaciones inteligibles.
“El fin último de la biblioteca es la subversión de todo sentido del propósito. Nos muestra que el gran logro de la razón [nuestra literatura, escritura, tratados legales y constituciones] es posible sin una mente racional que guíe esa creación”, argumenta Basile, y agrega que esta metáfora de la biblioteca revela que nunca podremos controlar o determinar el sentido último del destino ni de nuestros proyectos, puesto que la esencia del lenguaje socava todo propósito que nos propongamos.
Basile, quien habla bien español gracias a sus estadías en Puerto Rico y quien trabajó dando clases de inglés para hispanohablantes, tuvo contacto con la obra de Borges en el secundario, gracias a una profesora de español que enseñaba en sus clases autores latinoamericanos. El autor de El Aleph está presente en cada aspecto de su vida y en su modo de pensar.
No todo es algarabía para Basile, también están los detractores de este proyecto, e incluso aquellos que cuestionan esta teoría filosófica. Estos últimos argumentan que si todo está escrito, la literatura no tiene, por lo tanto, sentido y está destinada a desaparecer.
Con respecto a las visitas y a las exploraciones que se realizan en el sitio, Basile dice que respeta la privacidad de sus invitados y que no mantiene un registro sobre ellos, aunque la mayoría de las personas que ingresan buscan a Shakespeare, la Biblia y, claro, a Borges. El perfil de los visitantes varía: curiosos, lectores, bibliotecarios, personas que suelen jugar al Scrabble que bucean por el sitio para perfeccionar su técnica, e incluso escritores han acudido a este sitio. “[Estos últimos] me han dicho que buscan sus propios textos, con una mezcla de sorpresa y también de horror, porque a veces encuentran oraciones con las que habían estado trabajando durante horas y ya habían sido escritas mucho antes y estaban allí esperando ser descubiertas.”
LA NACION