04 Nov Despistados bajo tierra: los objetos que, insólitamente, la gente olvida en el subte
Por Pablo Tomino
Una mochila con 13.500 pesos. Una bota ortopédica. Un boleto de avión para viajar al exterior. Un título de propiedad. Un cheque. Incluso una bicicleta… Este amplio abanico de artículos, que ningún vecino encontrará juntos en la tienda más grande de Buenos Aires, terminan en una oficina de 12 metros cuadrados, en Chacarita: en la “guardería de objetos encontrados” del subte porteño.
Una pequeña parte del millón de usuarios que viaja cada día en las seis líneas de la red deja olvidadas algunas de sus pertenencias; mucho más desde la universalización del celular. Los pasajeros se concentran en usar el teléfono durante la travesía y, al descender, dejan detrás objetos en los asientos, en el suelo o colgados de los pasamanos, como un bastón que un hombre mayor olvidó días atrás en la línea D. Una semana más tarde pudo recuperarlo.
En promedio, unas 130 personas por año recuperan pertenencias de mucho valor, económico o personal. Partidas de nacimiento, pasaportes, oficios judiciales y bolsas con medicamentos también figuran entre las pertenencias más comunes que la gente olvida bajo tierra. Se trata de artículos tan singulares que hay quienes ofrecen recompensas por medio de las redes sociales para lograr su urgente recuperación.
Algunos objetos, claro está, no sobreviven a la tentación de los “apropiadores” de lo ajeno, aquellos que consideran que no hay castigo alguno para el que se adueñe de un objeto sin nombre ni apellido que está ahí, abandonado. Otros, en cambio, devuelven lo que encuentran.
Una curiosidad: los teléfonos celulares no son “visitantes” frecuentes en la oficina de objetos perdidos, que funciona dentro del Centro de Atención al Usuario (CAU), dependiente de la concesionaria Metrovías. Lo más probable es que un celular perdido desaparezca definitivamente. La estadística así lo ratifica.
En el subte, la línea con mayor cantidad de objetos encontrados es la B (une Villa Urquiza con la zona del Bajo): durante los primeros ocho meses de 2015 se han encontrado en sus vagones 105 objetos. “El 11 de septiembre [pasado] recibimos en el centro de atención un redoblante dentro de una funda negra. El pasajero que trajo el objeto nos comentó que lo había encontrado el día anterior, a la noche, en una formación de la línea B”, contó a LA NACION Rocío González Toniolo, empleada del Centro de Atención al Usuario.
Prosiguió: “Alrededor del mediodía, monitoreando redes sociales, encontré una publicación en la que un usuario manifestaba haber extraviado un objeto muy similar al que habíamos recibido ese día. Frente a esta situación logré contactar a esa persona para sugerirle que se comunicara telefónicamente y así poder corroborar que se trataba del mismo objeto. Finalmente, por la tarde se contactó con nosotros y, al solicitarle la descripción de lo que había perdido, pudimos confirmar que se trataba del redoblante de una batería. Unos minutos antes del cierre de nuestra oficina se acercó y lo retiró”.
El dueño del redoblante es Federico Mariluz, de 25 años. “Es el único modelo que hay en la Argentina y lo había comprado con mi primer sueldo. Vale 12.000 pesos. Me lo olvidé al bajar del subte, muy apurado, y me di cuenta cuando la formación cerró las puertas. Esto fue en la estación Tronador. Casi me muero. Así que lo publiqué en las redes sociales para ver si alguien lo ponía en venta. Pero un empleado del subte lo reconoció y me contactaron. La verdad es que todavía hoy no puedo creer que lo tengo conmigo”, recordó Federico.
La ruta del extravío
Según el protocolo del subte, el empleado que encuentra el objeto puede ser un guarda, un conductor, un auxiliar, un boletero o personal de limpieza debe entregarlo a su superior, según la línea y el área en la cual se desempeña. Luego, el supervisor lo deriva al Centro de Atención al Usuario. Allí, el objeto es ingresado consignando la fecha, el origen, alguna particularidad y se lo clasifica con un código numérico.
En este lugar trabajan siete personas, de lunes a viernes, de 8 a 20. Los objetos son derivados desde diferentes sectores de la empresa y, en algunas ocasiones, son alcanzados por los usuarios que los encuentran.
El procedimiento para una devolución considera dos alternativas. Se intenta tomar contacto con el dueño del objeto para que pase a retirarlo o, caso contrario, se aguarda a que la persona tome contacto para hacer la entrega correspondiente.
Una vez que el objeto es reintegrado se deja registro de la devolución, con el conforme de la persona que lo retira. El propietario debe acercarse a la oficina para retirar su pertenencia. “No enviamos las cosas. El tiempo estimado de guarda de los objetos es un mes. En algunas ocasiones se puede consultar en el momento; por ejemplo, si se lo olvidó en una formación del subte y la misma continúa en servicio, se toma contacto con un supervisor de tráfico. Pero el tiempo estimado mínimo habitual entre que el objeto es olvidado por el usuario y el área lo envía al CAU es de 48 horas hábiles”, dijo González Toniolo.
Se logra devolver más del 50% de las pertenencias extraviadas, según informó Metrovías. Los restantes objetos, como se dijo, son resguardados en depósito durante un mes; luego, si nadie los reclama y se encuentran en buenas condiciones son remitidos al área de Relaciones con la Comunidad y se regalan.
LA NACION