Para la ciencia, la neurosis impulsa la creatividad de los genios

Para la ciencia, la neurosis impulsa la creatividad de los genios

Por Sergio Di Nucci
Apenas un siglo atrás, todavía no se etiquetaba a las personas como heterosexuales, bipolares, exhibicionistas y otras categorías construidas por la psicología y la clínica médica. Los genios eran, simplemente, locos. Hoy, gracias al psicoanálisis, ya son, al menos, neuróticos. Y neurótico es Woody Allen, y lo fueron Isaac Newton o Albert Einstein. “Y por eso fueron grandes creadores.” Con esta nitidez téorica lo asegura un reciente estudio científico llevado a cabo por investigadores del prestigioso King’s College, de Londres (Gran Bretaña). Este vínculo entre la neurosis y un alto grado de creatividad se da “porque los neuróticos son individuos que tienen en común un cerebro más sensible para percibir los desafíos y las amenazas en la vida social que aquellos que no lo son”, explica el artículo publicado en Trends in Cognitive Sciences por el reputado psiquiatra británico Adam Perkins, quien lideró el estudio.
Ese alerta, ese “pánico” que detectan de inmediato los neuróticos ante cualquier obstáculo, pequeño o grande, es una sensación. Que a su vez está estrechamente ligada a otra: la sobrerreacción, esa capacidad de ciertos individuos neuróticos para imaginar salidas creativas a las situaciones de conflicto, cualidad que en un científico de la talla de los nombrados más arriba puede llevarlos a la magistral resolución del problema, a la enunciación de una teoría genial.
5608f6507aff7
Especialista en estudios de la personalidad humana, Perkins resumió su propósito en una entrevista con el diario londinense The Independent: “Uno de los principales objetivos de nuestra investigación fue mostrar que si bien ser muy neurótico es desagradable por definición –sobre todo para quienes deben soportarlo–, esa condición tiene, sin embargo, beneficios creativos.” La neurosis es uno de los “cinco grandes tipos de personalidad”, según la taxonomía que propone la escuela psiquiátrica británica. Se caracteriza por la omnipresencia de la angustia, el miedo, la preocupación, la frustración, una cierta envidia por la “normalidad”, y la soledad.
“En un sentido general, todos los seres humanos padecemos conflictos psíquicos”, explica el psicoanalista argentino Andrés Rascovsky, ex presidente de Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). “La estructuración de la psiquis se produce a partir de la resolución de conflictos. A veces, aquellos a los que se llama neuróticos son los que tienen conflictos más conscientes. Las personalidades neuróticas han realizado un trabajo de concientización de los conflictos. Porque hay otros individuos que mantienen conflictos latentes. Personalidades que parecen neutras, como ostentando una ‘calma chicha’. No hay en ellos un desarrollo de los conflictos, y se muestran muy adaptados a la realidad, sin conciencia, por lo tanto, de sus propios conflictos. Coincido en parte con el estudio en la medida en que los neuróticos procesan sus propios conflictos y los hacen conscientes. Y eso colabora ciertamente en el desarrollo de la cultura y de la humanidad, en el sentido de que un neurótico famoso logra que muchos se identifiquen con sus creaciones.”
Para arribar a una conclusión tan tajante sobre el potencial creativo de los neuróticos, el equipo del doctor Perkins observó el grado de neurosis de las personas. En aquellas calificadas como “profundamente neuróticas”, se notó la activación de un “botón de pánico” en la amígdala cerebral, la parte del cerebro donde se regulan casi todas las emociones y que, en el caso específico del miedo, se conjuga con el córtex prefrontal para desatar una respuesta potente ante un estímulo que se percibe como amenaza.
La participación del córtex prefrontal manifiesta una reacción esencialmente imaginaria. Es decir, ante el miedo, el cerebro de los neuróticos responde con imaginación: suponiendo lo peor, profetizando o con alguna otra opción, pero no considerando sólo la realidad. Esa es la creatividad que el estudio atribuye a los neuróticos. El problema es que se trata de un poder imaginativo difícil de encauzar, una fuerza que se tiene pero que, como muestra el mismo estudio, surge en condiciones específicas, no necesariamente delante de un lienzo o una página en blanco. Al menos por ahora, no todo neurótico es un genio.
TIEMPO ARGENTINO