“Mi vocación es ir para adelante”

“Mi vocación es ir para adelante”

Por Sebastián Feijoo
Los números son aplastantes. 5, 6, 7, 8, 12, 13, 14, 15, 19, 20, 21, 22, 26, 27, 28 y 29 de noviembre en el Teatro Ópera. Cuatro nuevas funciones por localidades agotadas para el 3, 4, 5 y 6 de diciembre y quién sabe si no se agregarán más. La carrera de Abel Pintos se encuentra en pleno ascenso y cada vez pisa más fuerte en el exterior. Nada de esto es casual ni fruto de la buenaventura o el posicionamiento de los astros. El mismo Pintos –y el equipo que lo sostiene– trabaja y expresa la voracidad con la que planean hasta el más mínimo detalle.
Esta vez, la excusa para este vendaval de shows es festejar sus 20 años en la música y se tomó como medida uno de sus primeros shows. Abel Pintos entra a una de las salas de conferencias de Sony con una sonrisa y paso seguro. Porta algo así como un look Daniel Osvaldo latin pop. El lugar donde se realiza la nota –tan profesional como ascéptico– y sus tiempos –a los 24 minutos aparecieron los primeros gestos de redondeo– hablan mucho de la dimensión industrial que adquirió el oriundo de Bahía Blanca.
Abel-Pintos_CLAIMA20131020_0097_4
A principios de octubre salió a la venta Único, el DVD-CD en vivo que inmortaliza su presentación en el estadio de La Plata. Antes de la entrevista con Tiempo, apenas pudieron verse 4 minutos del material porque todavía no estaba terminado. Pero el cantante tenía muchas ganas de hablar sobre aquella noche.
–¿Pensaron el CD/DVD como una forma de dejar constancia del show en el Estadio Único de La Plata?
–Sí. Es que para nosotros el show de noviembre del año pasado fue algo determinante. Yo sentía una dualidad muy fuerte. Por un lado significaba llegar a un sueño que teníamos desde hacía mucho tiempo. Y por el otro necesitaba que todo funcione de la mejor manera porque lo queríamos tomar como un punto de partida para ir por mucho más. Nuestra ilusión es girar por el circuito de los estadios de la Argentina. Que no son tantos, pero que sí son bastantes. Eso sería una novedad para un artista de la música popular local. Sólo lo logró gente del rock. Pero para eso necesitábamos hacer una primera experiencia positiva. Las 25 mil entradas se vendieron en un solo mes, seis meses antes del show. Sin embargo, no agregamos otra función porque no sabíamos cómo iba a resultar el espectáculo. Si nosotros lo íbamos a disfrutar y si la gente lo iba a disfrutar.
–¿Qué podía conspirar para que no hubiera disfrute?
–Mi público está muy acostumbrado a la cercanía. A lo íntimo. Con mi equipo nos sentamos para buscar todas las herramientas técnicas para lograr esa proximidad en un lugar tan grande como un estadio. Por eso decidimos poner el escenario contra las plateas. Si poníamos el escenario delante de alguna de las populares hubieran entrado 50 mil personas, pero los que estaban más lejos quedaban a una cuadra y media de mí. Pusimos todo para que se escuche y vea bien. Después fuimos a buscar el disfrute nuestro y el del público. Finalmente se logró. Y como veníamos sintiendo que estábamos para conseguirlo decidimos registrar el show en audio y en DVD. Hay muchísimos DVD en vivo de muchísimos artistas. Lo mejor que tiene este para mí es que además de verse el concierto se percibe perfectamente el protagonismo que el público tiene a lo largo de todo el recital. Y el tipo de relación que tengo con ellos. Se ve perfectamente que el público tiene un carácter y yo tengo otro, y cómo logramos que eso interactúe.
–¿Cómo van a ser los shows en el teatro Ópera?
–Vamos a ir hasta el principio de mi carrera. Pero sin un carácter nostálgico. Voy a hacer reinterpretaciones de canciones de todos los discos. Repasaré a los distintos Abeles que hubo en mi carrera con el que soy hoy. Mi vocación es ir para adelante.
–A muchos cantantes o actores que se hicieron famosos de chicos les cuesta hacer una carrera cuando son adultos. ¿Cómo lograste eludir esa trampa?
–Creo que las cosas se dieron así porque mi presencia en la gente fue creciendo muy paulatinamente. Si a los 13 o 15 años hubiera tenido demasiada fama o mi imagen hubiera saturado quizá todo se habría hecho más complicado. Fue todo muy paulatino y con la gente se fue generando una relación. Hasta cambié la voz en público. Me agarró bastante temprano, a los 15 años. Pero por suerte fue antes del segundo disco: la gente no tuvo tanto tiempo de aferrase a como tenía la voz antes. Siento que me fui transformando mucho más como intérprete que como cantante. Pretendo no cantar nunca un disco igual al anterior. No quiero cansar.
–¿En algún momento sentiste demasiada presión o la necesidad de bajarte, aunque sea por un tiempo?
–La verdad, no. Me divertí mucho siempre. Y naturalmente siempre respeté los momentos. Cuando fui niño, fui un niño. No quise hacerme el adulto. Lo mismo cuando era adolescente. Tengo mucha suerte con la gente con la que trabajo. Siempre se me respetaron los tiempos.
–¿Qué disco te cambió más?
–Sentidos, de 2004. Es el disco para el que escribí canciones por primera vez. Para mí fue muy revelador. Me abrió muchos horizontes porque me permitió entender la música de otra manera. Repensar qué quería lograr, hasta dónde quería ir… Mí ídolo máximo es Mercedes Sosa. Ella nunca escribió canciones. Yo no lo concebía para mí. Y de un momento a otro me encontré escribiendo.
–¿Qué te empujó a componer?
–Fue justo un momento de la vida, el final de la adolescencia, donde uno tiene una explosión emocional muy grande. Hay un punto donde aparecen dos caminos: o te metes para adentro o te abrís. A mí me pegó por abrirme emocionalmente y expresar todo eso en canciones. Desde que lo hago no me importa si la canción es buena o no. Son mis canciones. Si las canciones que hago me hacen sentir cosas, para mí son buenas.
–¿Cuál fue el momento más difícil de tu carrera?
–En el 2001, cuando decidí venirme de Bahía Blanca a Buenos Aires. Era un momento bravo del país y más duro todavía fue sentir el destierro. Llegamos con mi hermano y estábamos con una mano adelante y otra atrás.
–Por tu carrera y tus expresiones parece que tenés una gran ambición. ¿Sentís la vocación de conquistar el mundo?
–Sí. La tengo, claro. Tiene más que ver con un deseo nutritivo. A medida que fui viajando conocí muchas cosas y quiero probarlas. Todavía puedo crecer muchísimo más. Lo del Estadio Único es un primer paso. También es muy interesante tocar en otros países. Trato de aprender de todo eso y seguir avanzando.
TIEMPO ARGENTINO