28 Oct Afirman que el consumo habitual de alimentos picantes prolonga la vida
Por Esteban Schoj y Sergio Di Nucci
Pican, arden, queman, pero al parecer hacen bien. Es más: permiten vivir más. Según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Beijing publicado por el British Medical Journal, quienes consumen habitualmente alimentos picantes tienen una mayor probabilidad de prolongar su expectativa de vida.
El exhaustivo informe analizó la dieta de casi medio millón de ciudadanos chinos entre 2004 y 2013, y comprobó que aquellos que consumían alimentos picantes de seis a siete veces por semana, es decir, casi a diario, vieron reducido en un 14% el riesgo de morir prematuramente, en comparación con aquellas personas que solamente lo hacían una vez por semana, para quienes el porcentaje de riesgo descendía a diez puntos.
La investigación se desarrolló en diez diferentes puntos geográficos de China, incluyó a 199.293 hombres y a 288.082 mujeres de entre 30 a 79 años y arrojó que el consumo de comida picante puede tener un impacto positivo en el organismo. En rigor, redunda en un menor riesgo de morir por causas relacionadas a enfermedades infecciosas (en el caso de las mujeres), además de disminuir la mortalidad por cáncer y enfermedades respiratorias o cardíacas (tanto en mujeres como en varones). Estos efectos positivos se potencian en las personas abstemias, que no consumen bebidas alcohólicas.
Los investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la universidad pekinesa puntualizaron que las propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antiobesidad de la capsaicina ya han sido ampliamente documentadas con anterioridad. Se trata del componente lipofílico, inodoro, incoloro, activo en los pimientos picantes, irritante para los mamíferos, que produce una fuerte sensación de ardor en la boca y que se genera como un metabolito secundario en diversas especies de plantas.
Los especialistas afirmaron que los datos obtenidos en el estudio son “meramente observacionales”, y que “se necesitan más investigaciones para determinar si el consumo de la comida picante tiene el potencial de mejorar la salud y reducir la mortalidad directamente, o si es simplemente un marcador de otros factores dietéticos y de estilo de vida”.
Estudios previos han demostrado buenos resultados de la capsaicina en el tratamiento de varios síndromes que se cursan con dolor crónico, de la psoriasis (a través de cremas para frotar los músculos) y algunos cuadros alérgicos.
Pero es su utilización terapéutica para tratar el cáncer, sobre todo el de próstata, el de pulmón y las leucemias, lo que ha puesto el foco en la capsaicina.
En 2007, un estudio de la Universidad de Nottinghan (Reino Unido) demostró que la capsaicina puede matar células cancerígenas sin producir daños colaterales. Aquel descubrimiento dio pie a una incipiente investigación en fármacos que, a partir de la capsaicina, curen una variedad de cánceres, apuntando a suplantar medicinas convencionales por otras en base a un alimento que consumen a diario millones de personas.Los investigadores partieron de señalar la baja incidencia de casos de cáncer en países como México y la India, con dietas altamente picantes.
TIEMPO ARGENTINO