24 Oct Habia una vez una empresa
Por Estefanía Giganti
Contar un buen cuento no sólo surte efecto en los chicos, a la hora de dormir. Estas narraciones orales son también un recurso de lo más efectivo para generar cambios organizacionales, tal como refleja la tendencia del liderazgo narrativo que se vive hoy en Europa. Consultores y coaches de distintas organizaciones, como la británica Narrative Leadership Associates, aprovechan el poder significante de las historias y relatan cuentos a medida para transformar situaciones corporativas de lo más variadas.
Desde la comunicación de la visión y propósito de la empresa, pasando por la construcción de equipos de trabajo efectivos y la resolución de conflictos, son muchas los escenarios en los que los consultores pueden echar manos del antiguo arte de relatar cuentos. Los cuentos son cruciales, tal vez hasta el medio primario por el que damos sentido a nuestra experiencia vivida, dicen los expertos de la firma británica. Y redoblan la apuesta: Las cifras informan y los argumentos persuaden, pero una historia bien contada puede inspirar.
Historias en acción
Y para probarlo tienen experiencia de sobra. Un caso ilustrativo es el uso de un cuento tradicional africano para ayudar al directorio de una compañía energética mundial a considerar el impacto a largo plazo de un potencial proyecto de exploración de gas y petróleo. Después de varios días de discusión, disparada por el cuento, decidieron que los riegos sociales y ambientales eran muy altos y el proyecto no prosperó.
Pero no sólo se trata de cuentos clásicos los que los expertos en narrative leadership utilizan. Contar historias personales auténticas, que nos ponen en contacto con lo que realmente nos importa, también ayuda a significar el mundo corporativo, dicen los expertos. De hecho, este recurso ayudó a un antiguo líder corporativo a ser recibido sin reparos por sus nuevos colegas en el gobierno británico.
El ejecutivo recurrió a un coach de Narrative Leadership Associates, ya que no lograba integrarse. Sus compañeros no entendían qué lo había motivado a pasar del mundo corporativo al sector público después de una larga carrera y desconfiaban de sus motivaciones. Resultó que la raíz de su decisión se remitía a las memorias de su infancia y al recuerdo de los días de privación, luego de la segunda guerra en Londres. El día después de contar esta sencilla y auténtica historia en una cena, gente de todo el departamento comenzó a repetirla, con un flamante entendimiento de sus motivos para unirse al gobierno y de sus aspiraciones futuras.
Claro que el arte del storytelling se hace entre todos. No es sólo el consultor contando una historia. Esta construcción colectiva se dio por ejemplo, en un banco, asesorado también por la consultora británica. Luego de la fusión de dos grandes entidades financieras, el nuevo directorio tenía la tarea de revisar los valores corporativos para la nueva organización. Estos valores se resumían en las palabras confianza, verdad y trabajo en equipo.
De los carteles al día a día
Después de encarar la tradicional campaña de difusión interna, los problemas de comunicación entre los dos grupos de empleados eran enormes y los valores se habían convertido en el foco de las bromas. En este punto, la consultora británica fue convocada para resolver este problema de la mano del arte de contar historias.
Fue así como se armaron grupos con personal de todos los niveles. Cada uno fue contando historias recientes que hubieran vivido en las que estos valores estuvieran presentes o ausentes. Luego fueron compiladas, de manera anónima, y fueron relatadas en primera persona al top management. Más tarde se convirtieron en parte del programa de inducción de nuevos empleados para demostrar los valores en acción. Y fueron utilizados en distintas acciones de team work. Pero lo más importante es que eran repetidas en el bar de la empresa, en el baño y hasta en el cuarto de fotocopias, bajando los valores de la cartelería corporativa al día a día de la empresa.
Y aunque nuevo en el mundo corporativo, contar historias es un arte de lo más antiguo. Se trata de la forma más natural de comunicación humana, según sostienen desde Narrativa Leadership. Todos podemos hacerlo. De hecho, pasamos horas contando anécdotas e historias unos a otros, aunque no estemos concientes de eso, reconoce Geoff Mead, director de la consultora en la página web de la compañía. Y explica el por qué de esta conducta básica: Tal vez, porque en cierto punto sabemos que intercambiar información y argumentos sólo compromete nuestras facultades críticas. Mientras que una buena historia tiene también la capacidad de estimular nuestra imaginación y conmueve nuestro corazón. Y colorín colorado, esta historia se ha acabado.
EL CRONISTA