El regreso a la paranoia y a las teorías conspirativas

El regreso a la paranoia y a las teorías conspirativas

Por Rafael Mathus Ruiz
Mulder ( David Duchovny ) dejó el FBI, el traje y la corbata. Viste una barba de un par de días, remera y una parka verde. Dana Scully ( Gillian Anderson ) tiene el pelo más claro, más lacio, la cara más delgada y volvió a la medicina. Ya no están juntos, pero están de vuelta.
Antes de Breaking Bad, Lost y House of Cards; antes de que Netflix y Amazon se metieran de lleno en el negocio de la televisión y de que la pantalla chica viviera una era dorada y comenzara a arrebatarle dinero, directores, guionistas y estrellas al cine; antes de los atentados del 11-S, e incluso antes de Twitter, Facebook e Instagram, existieron Los expedientes secretos X. Ahora, más de una década después de que se emitiera el último capítulo, la cadena Fox decidió sacar la serie del archivo y estrenar una nueva temporada, la décima, en enero del año que viene.
“Estamos en un gran momento en la historia para hacer Los expedientes secretos X”, afirma su creador, Chris Carter, en una mesa redonda con la prensa internacional de la que participó LA NACION. “Es un período de paranoia y de teorías conspirativas”, completa.

El complot que se teje
La tesis de la nueva temporada va mucho más allá de los extraterrestres: el primer capítulo, que LA NACION vio junto a miles de fanáticos en el festival Comic Con de Nueva York, sugiere una conspiración detrás de la cual hay un grupo privado (¿una empresa?, ¿varias?, ¿un complejo corporativo?) que se hizo de tecnología alienígena para “tomar control de los Estados Unidos”. Todos los males modernos parecen estar vinculados: el cambio climático, las guerras e incluso la obesidad. Y Mulder, cuándo no, está convencido y más que dispuesto a desenterrar la verdad. Pero ¿qué verdad?
“Uno no está viendo la verdad, sino que está viendo la versión de alguien de la verdad. Cuando ves a un extraterrestre, no ves un extraterrestre, ves lo que alguien dijo que vio, lo que alguien se acordó”, define Duchovny, representante de la pareja protagónica ante la ausencia de Anderson, que se quedó trabajando en Londres.

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El actor creía que la serie había llegado a su fin luego de que Fox decidiera terminar con la franquicia en el cine. Él quería seguir haciendo películas, pero, dijo, el apetito del estudio por la franquicia se terminó. Sin embargo, la televisión, bien es sabido, siempre da una nueva oportunidad. Más en esta época. La nueva temporada actualiza la serie -y sus personajes- a los tiempos que corren. Hay más tecnología, más dinero, mejores efectos y, por ende, mejores imágenes. Todo lo que la nueva era dorada de la televisión tiene para ofrecer puesto al servicio de uno de sus productos más exitosos.
“La televisión se ha convertido en el lugar para contar historias”, sentencia Carter. Y contó que sólo el primero y el último capítulo de la nueva temporada serán referidos a la “mitología” propia de la serie, es decir, tocarán una historia más amplia que la de cada episodio. Los capítulos dos a cinco ofrecerán historias independientes. Carter señaló que la nueva temporada se hizo pensando en los fanáticos de la serie, no en atraer a un público nuevo.
Habrá, claro está, novedades. Pero el primer capítulo, titulado “Mi lucha”, sugiere que se trata sólo de retoques que ayudan a mejorar el producto original, sin alterar demasiado su esencia. Mulder y Scully ya no están juntos, pero su química está intacta. Él, creyente, quiere ir a fondo, y trata de convencerla de que lo siga. Ella, escéptica, como buena científica, se deshace en advertencias y duda hasta que la evidencia la convence. Ya no trabajan para el FBI, pero el primer capítulo sugiere que eso no durará demasiado. Mulder vuelve a su vieja oficina, donde cuelgan los lápices del techo, y tiene su primer encuentro en años con Skinner, quien advierte, en medio de ese primer cruce: “El 11-S cambió todo”. La conspiración, ahora, es mucho más grande.
Un nuevo personaje, Tad O’Malley, interpretado por Joel McHale, hará de puente entre los dos personajes centrales, que han sufrido el desgaste que los años imponen en las parejas. O’Malley, conductor de un programa en Internet dedicado a las conspiraciones, aparece como el hombre que descubre el nuevo complot, y va en busca de Mulder y Scully para terminar de desenmascarar a los personajes detrás de ella.
¿Qué sucederá con ese romance? “No sé. No soy escritor”, responde Duchovny. Carter tampoco da muchos indicios de qué les deparará el futuro y, por el contrario, prefiere explicar su presente: “No están viviendo bajo el mismo techo. Quisimos ser fieles al paso del tiempo y Mulder y Scully han atravesado tiempos difíciles y ahí es donde están ahora”.
Y para los fanáticos, un consuelo: aunque no aparecen en el primer episodio, Carter reveló que el trío de nerds paranoicos favoritos del público, Los Llaneros Solitarios, aparecerán en este relanzamiento tan esperado.
Ni Duchovny ni Carter se mostraron demasiado temerosos respecto de la enorme expectativa que generó el retorno de uno de los productos más populares que ha dado la pantalla chica. Duchovny dijo que le llevó apenas medio día al grupo volver a retomar el ritmo de antaño. “Es como estar en una banda, tocando música con alguien que conocés”, describió el actor con conocimiento de causa, ya que en los ratos libres que le dejan su actividad en pantalla y la escritura -publicó una novela este año- se dedica a componer y cantar en una banda que lidera. Un hombre del renacimiento que de todos modos siempre será Fox Mulder. Al menos eso es lo que piensa el factótum de todo el asunto, Carter. Confiado, el autor y productor dijo que no hay mucho espacio para las dudas. “Si vas a volver, tenés que darlo todo. No podés tener miedo”, enfatizó. Además, durante el encuentro con los fans que hicieron días de cola para poder tener el privilegio de ser los primeros en ver el regreso de la serie aseguró que esta vuelta comenzó cuando los ejecutivos de Fox lo llamaron para contarle que Duchovny tenía ganas de retomar el programa que lo hizo famoso y al que en su momento había decidido dejar de lado, después de la séptima temporada, para intentar una carrera en el cine.
El regreso de Los expedientes… es un testimonio del suculento negocio que encierra la fascinación, de muchos, por las teorías conspirativas: demasiado descabelladas para ser ciertas, pero, a la vez, lo suficientemente plausibles como para aspirar a ser creíbles. Y, sobre todo, perfectas para los finales abiertos.
“El final siempre está abierto”, reconoció Duchovny. Y agregó: “Incluso si Mulder muere en una explosión, siempre podemos volver. Para mí, siempre está abierto”.
LA NACION