11 Oct Millenium 4: quién es el heredero de la pluma de Stieg Larsson
Por Dolores Graña
¿Debe un personaje sobrevivir a su creador? En la mayoría de las disciplinas artísticas, especialmente aquellas de creación colectiva, como el cine y el teatro, la respuesta suele ser un sí rotundo. Pero, en la literatura, los ejercicios de ventriloquismo suelen ser mirados con sospecha.
Por eso, cuando Lisbeth Salander regrese este jueves a las librerías tras su exilio forzado de una década -Stieg Larsson, su creador, murió en 2004- con la publicación de Lo que no te mata te hace más fuerte (Planeta), novela escrita por el también sueco David Lagercrantz (ver aparte), tendrá por delante un complejo ajuste de cuentas.
En primer lugar, la publicación del cuarto volumen de la saga Millenium representa un paso importante, pero no el último, de una prolongada y áspera batalla legal por el futuro de la intrépida hacker y su socio, el probo periodista Mikael Blomkvist. La pareja de Larsson durante 30 años, Eva Gabrielsson, y los herederos del escritor, Joakim y Erland Larsson, su padre y su hermano menor, se disputan desde la muerte de éste y de forma muy pública el destino de una serie de libros que han vendido 80 millones de ejemplares en todo el mundo (5 millones de ellos, en castellano).
Gabrielsson afirma que el autor había dejado a su muerte 200 páginas escritas de un cuarto volumen (los tres primeros se publicaron póstumamente) y planificadas el resto de las entregas, que totalizarían una decena. Los Larsson bloquearon la posibilidad de que fueran publicados y apostaron por la resurrección de Millenium -la serie de libros y la revista ficticia que es su centro moral- en manos de un nuevo autor, para -explican- “mantener con vida aquellos personajes y aquel mundo creado por Stieg Larsson. David es un escritor de gran experiencia y habilidad quien ha retratado a personalidades únicas y genios de gran complejidad. Y Lagercrantz, sin duda, va a hacerlo a su manera”. En estas últimas dos semanas, la prensa sueca no dudó en titular “¿Qué pensaría Stieg Larsson de todo esto?”
Aunque ésa es una de las preguntas para las que no tendremos respuesta, sí las habrá para otras cuestiones, como si el escritor que lo reemplaza es capaz de recuperar esa mezcla improbable de heroísmo silencioso y cinismo institucionalizado que distinguía el mundo de Millenium de los creados por otras estrellas del nordic noir. O si el regreso de dos personajes tan memorables como Salander y Blomkvist estará a la altura de las expectativas de sus seguidores (entre los que se cuentan también los estudios de cine que hicieron estrellas de Noomi Rapace y Rooney Mara, las dos encarnaciones cinematográficas de Salander).
El veredicto literario probablemente demorará un tiempo más, ya que se enfrenta a una encrucijada adicional: zanjar qué constituye una continuación exitosa del mundo de Larsson. ¿Una que remede el estilo narrativo y las señas estilísticas de su autor u otra que los trascienda para iluminarlos?
Por lo que puede atisbarse en el único capítulo de esta cuarta novela disponible para la prensa, Salander aún tipea furiosamente en su Mac último modelo -obsesión que ahora comparte con el resto del planeta- en su enorme departamento vacío de la capital sueca, mientras su insomnio persigue los fantasmas de su pasado. “A Lisbeth le gustaban los agujeros negros -describe Lagercrantz-. Sentía cierta afinidad con ellos.” Uno de esos agujeros negros es su relación con su padre, el sádico agente Alexander Zalachenko, estrella excluyente de sus pesadillas.
El otro es el vínculo que mantiene con Blomkvist, su socio en las investigaciones y ocasionalmente en la vida. Salander retiene en estas nuevas páginas su halo de misterio, a costa de aquel que rodeaba la exacta naturaleza de sus habilidades criptográficas. Y se entiende: en 2015 damos por descontado lo que en 2004 sólo imaginábamos: que estamos a merced de seres igual de talentosos que ella, pero con muchos menos escrúpulos (“¿Qué pasaría, Blomkvist, si creáramos una máquina que fuera más inteligente que nosotros mismos?”, le escribe Salander en esta nueva novela).
De hecho, la víctima que solicita la protección del periodista en Lo que no te mata te hace más fuerte es un científico dedicado a investigar la inteligencia artificial, que parece haber brindado su conocimiento a la organización incorrecta. Y la reputación periodística del veterano Blomkvist -que se desploma y resurge una media docena de veces a lo largo de las tres novelas “canónicas”- perdura aquí también, a pesar de referencias a un aburguesamiento de su prosa y la ruina económica de su publicación: “Si Mikael Blomkvist te espera en la puerta de tu casa, date por jodido, como dicen por aquí”, le dice una especialista en seguridad al aterrorizado Frans Balser. Y, gracias a Larsson, todos sabemos que eso es un elogio.
LA NACION