22 Jun Reflexiones para la meditación
El camino a casa y nuestro auténtico despertar comienza con la aceptación de que donde quiera que estemos es donde tenemos que estar en ese momento específico, y lo que experimentamos es lo que tenemos que experimentar. En vez de tratar de escapar de una situación difícil, tenemos que comprender que nos encontramos inmersos en el proceso de aprender más acerca de nosotros. En vez de atribuirle a alguien o a alguna circunstancia nuestro malestar mental o emocional, que en realidad no es sino una forma de pérdida de poder, sacaremos un mayor provecho si reconocemos que somos absolutamente responsables de cualquier pensamiento, sentimiento o emoción que experimentemos en este momento. Esta aceptación de la responsabilidad personal es el comienzo del fortalecimiento de nosotros mismos. Si nuestra experiencia es de dolor o malestar, es una señal de que no estamos creando la calidad de pensamientos y sentimientos más alta o de que no estamos haciendo lo correcto al nivel de la acción. Si somos capaces de tomar conciencia de la señal que el sufrimiento nos envía y valoramos su mensaje, admitiremos que hay cosas que tenemos que pensar, sentir o hacer de diferente manera para liberarnos de la cárcel que nosotros mismos nos imponemos. Mientras que la libertad de un pájaro enjaulado se encuentra fuera de la jaula, la nuestra nos aguarda en nuestro interior. Tenemos que emprender un viaje interior que vaya desde la conciencia-cuerpo a la conciencia-alma, de la dependencia a la independencia, del temor al amor, de ser esclavos de nuestros sentidos a ser sus amos. Con la meditación nos sentamos en el asiento del conductor de nuestra toma de conciencia. El combustible para nuestro viaje proviene de la comprensión y de ¡a experiencia de la verdad de quiénes somos, y el rumbo se establece a cada momento, en la medida en que decidimos conscientemente hacia dónde va nuestra atención y nuestra conciencia. Esta es la auténtica obra de autodeterminación y el comienzo del viaje a casa.
Mike George vive en Londres. Durante más de 20 años viajó y enseñó meditación en la Universidad Espiritual Brahma Kumaris. Aquí, un fragmento de su libro A la luz de la meditaáón.
LA NACION