22 Sep El espíritu de un héroe de guerra que sobrevuela un estadio italiano
Por Julián Iglesias
El Monumental lleva por denominación oficial Antonio Vespucio Liberti, como tributo al presidente de River que decidió su edificación. El Cilindro de Avellaneda se llama Presidente Perón por las facilidades que le entregó el gobierno del General a Racing para la construcción. La cancha de Independiente es Libertadores de América por voluntad y elección de los hinchas del Rojo, que seleccionaron el nombre en una encuesta por Internet. A la casa de Argentinos Juniors se la designó Diego Armando Maradona en honor al más grande futbolista de todos los tiempos, que sugió de las inferiores del Bicho. En Europa, numerosos escenarios, como el del Arsenal inglés o el de la ciudad de Munich -que comparten Bayern y 1860-, vendieron sus marquesinas a distintas empresas. Las razones a la hora de elegir el nombre para un estadio, está claro, son de lo más variadas.
Románticas, sencillas, emotivas o con la frialdad del dinero, detrás de la denominación de las canchas muchas veces hay una historia para contar. Y muy pocas tienen los detalles que se esconden alrededor del Luigi Ferraris, el estadio comunal de la ciudad de Génova que fue inaugurado en 1911 en el barrio de Marassi (por lo que, informalmente, se lo conoce con ese nombre) y posee el honor de ser el más antiguo de Italia.
El escenario fue remodelado en 1933 y fue entonces cuando recibió su actual nombre, que conmemora a un ex futbolista de Genoa que actuó en el club entre 1907 y 1911. Hasta aquí, todo normal. Pero al hacer un pequeño repaso por la historia del Grifone en esas épocas, un detalle llama la atención: entre 1898, cuando se disputó la primera temporada de la liga italiana, y 1915, el conjunto azulgrana ganó siete de los nueve títulos de su historia (incluido el del certamen inaugural), pero ninguno de ellos los consiguió durante los años en los que Ferraris jugó en el club. ¿Por qué, entonces, al mediocampista le brindaron tan alto homenaje?
Ferraris, nacido el 18 de noviembre de 1887, jugó en tiempos de un deporte incipiente, en los que los futbolistas no vivían de la pelota. Ingeniero de profesión, el volante alternó los pases cortos en los campos de juego con sus tareas en la Oficina Eléctrica Genovesa y la fábrica de Pirelli en Milán. Se retiró de las canchas en 1911, a los 34 años, y unos años después, cuando estalló la Gran Guerra, fue llamado a combatir en el frente.
El 25 de agosto de 1915, un año después del inicio del conflicto armado (que había comenzado formalmente el 28 de julio de 1914), Ferraris fue herido por un proyectil de artillería Shrapnel mientras peleaba en el Monte Maggio, cercano a la frontera entre lo que era el Reino de Italia y el Imperio Austro-Húngaro. Murió al instante. Unos pocos meses después, el 10 de noviembre, el inglés James Richardson Spensley, fundador de Genoa (en el que introdujo el fútbol, jugó como arquero durante nueve años y fue entrenador) y considerado uno de los padres del fútbol en Italia, también perdería la vida en combate mientras prestaba tareas como médico de la Armada Real Británica en el campo de batalla.
Cuando fue momento de elegir el nombre para el renovado estadio de la ciudad, las autoridades de Genoa eligieron honrar al primer futbolista del club que murió en la Primera Guerra Mundial. Durante la ceremonia de inauguración, debajo del césped de una de las áreas fue enterrada la Medalla de Plata al Valor Militar que Ferraris había recibido post mortem. Pero esa no es la única condecoración que fue depositada bajo el suelo de la cancha más antigua de Italia: en 1979, la Comuna de Génova organizó una ceremonia para soterrar la presea de oro que la revista Guerín Sportivo le había entregado al arquero Giovanni de Prá, hombre del Grifone, por su “heroica actuación” en el partido de cuartos de final del Mundial de 1934 entre Italia y España, disputado en Marassi.
Sin embargo, nadie es capaz de asegurar que actualmente ambos galardones continúen en el lugar: en 1989, el Luigi Ferraris fue nuevamente remodelado con miras al Mundial de 1990 (fue sede de tres partidos del Grupo C y uno de octavos de final) y el terreno de juego fue removido en su totalidad, por lo que las medallas están extraviadas.
Aunque Genoa dominó el fútbol italiano en sus primeras décadas, no gana un título desde la Copa Italia 1936/37. Por eso, las únicas vueltas olímpicas que albergó el estadio de Marassi fueron de Sampdoria, principal rival del conjunto azulgrana, que hace de local en el lugar desde 1946: los pocos campeonatos que ganó el Grifone en esos años fueron de visitante, mientras que la Samp consiguió como local un Scudetto, dos Copas Italias (de las cuatro que tiene) y una Supercopa Italiana.
Sin embargo, para siempre, el nombre de Luigi Ferraris estará siempre relacionado con Genoa.
EL GRAFICO